Frutos secos, fuente de alergias alimentarias

Crudos, de aperitivo, incorporados a una ensalada, troceados en un bizcocho, componiendo una salsa… Las variantes para comer frutos secos son innumerables.

Forman parte de la base de la pirámide nutricional de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), por lo que se recomienda su consumo, unos 30 gramos, de forma diaria. Fuente de nutrientes esenciales, antioxidantes, beneficiosos para el colesterol son algunos de los beneficios que tienen estos alimentos.

La alergia al cacahuete se sitúa en la cuarta posición en las alergias alimentarias. “Según el estudio epidemiológico nacional Alergológica 2015, los alimentos que más frecuentemente provocan alergia en los niños son la leche seguido de las frutas, el huevo y en cuarto lugar los frutos secos”, reconoce la Dra. María José Goikoetxea. De ellos, la nuez es el fruto seco que más alergias provoca en España, respecto a otros países donde despunta el cacahuete o la avellana.

Su mayor consumo, el momento de su incorporación a la dieta o sus propiedades particulares son algunas de las razones por las que muchas personas experimentan reacciones alérgicas, especialmente los más pequeños. Pero, ¿es posible llegar a tolerar los frutos secos y superar la alergia a ellos?

“Hay alergias alimentarias en la edad pediátrica que se superan habitualmente con el crecimiento como la alergia a huevo y leche. Sin embargo, la alergia a frutos secos no se suele superar con la edad.  El patrón de sensibilización en niños es diferente que en el de adultos pero no se ha podido comprobar este hecho en una población a medida que va creciendo”, explica la especialista. Por ello, no existen diferencias claras entre la población pediátrica y adulta respecto a la alergia a los frutos secos.

Al igual que el resto de alergias alimentarias, la reacción a los frutos secos aparece cuando se tiene un contacto directo y comienza a incorporarse en la dieta. Puede manifestarse únicamente como picor de boca o de forma más evidente con la aparición de ronchas o vómitos de forma inmediata a su consumo. Una reacción que puede darse ante diferentes frutos secos.

¿Cómo tratar estas alergias? “Hoy por hoy el tratamiento habitual ante las alergias alimentarias es la evitación del mismo, aunque se están desarrollando vacunas muy prometedoras, especialmente en el caso del cacahuete”, reconoce la Dra. Goikoetxea y añade que “ante la ingesta accidental el procedimiento puede variar desde un antihistamínico, en caso de reacciones leves, hasta la adrenalina, si son más graves”. Una recomendación para los pacientes alérgicos es portar un autoinyector de adrenalina y conocer sus métodos de uso para poder reaccionar rápido y de forma adecuada.

Alergias alimentarias

Los frutos secos son uno de los alimentos que, junto al huevo, leche y frutas, causan las reacciones más graves.

Los síntomas van desde un ligero malestar hasta reacciones graves, potencialmente mortales, que necesitan intervención médica inmediata.

En la Clínica Universidad de Navarra se lleva a cabo un procedimiento de desensibilización alimentaria o inducción de tolerancia oral al huevo y a la leche que permite poder consumir esos alimentos sin reacciones alérgicas en dos y cuatro meses (respectivamente)

¿Sabe que se puede superar la alergia alimentaria?

Mediante el tratamiento de desensibilización alimentaria o inducción a la tolerancia oral de alimentos como la leche, huevo, pescado, frutos secos, etc. se consigue solucionar el problema de la alergia y volver a consumir con normalidad este tipo de alimentos.

Las propiedades de los frutos secos

Los frutos secos están constituidos por una gran variedad de productos vegetales, desde las nueces hasta los anacardos. Algunos de esos productos son propios estas latitudes, como las avellanas, semillas de girasol o almendras, mientras que otros son más bien considerados exóticos, como los pistachos.

La mayor parte de los frutos secos tienen un contenido rico en minerales. Entre esos minerales destaca el potasio, magnesio, calcio y fósforo. Además, contienen abundantes oligoelementos, como el selenio o el zinc.

Por otro lado, también aportan muchas calorías, debido a que contienen grasas en abundancia, aunque en cierta forma, además, contienen proteínas. Esas grasas no son del todo perjudiciales, ya que predominan las insaturadas, muy presentes en aquellas de origen vegetal, entre las que se incluyen ácidos grasos beneficiosos.

En relación con ese contenido de grasas “sanas” que influyen de forma positiva sobre el perfil lipídico además de otros ácidos grasos también adecuados, se ha llegado a defender su consumo razonable para ayudar a controlar los niveles de colesterol.

Se recomienda la ingesta de frutos secos en personas con problemas nutricionales o que presentan intolerancia a determinados alimentos, con riesgo de presentar déficit en algún mineral esencial (calcio, fósforo). Por último, debido a su alto contenido en fibra, se recomienda su consumo en personas con tendencia al estreñimiento.

Únicamente, hay que tener cierta precaución a la hora de elegir el fruto seco y de tener cuidado con la sal que muchas veces se les añade y que exagera excesivamente el aporte de sodio, lo cual puede producir problemas de salud (tensión arterial, etc...).

Además, habitualmente son de difícil digestión, con lo cual un abuso puede originar trastornos digestivos, como sensación de pesadez, mala digestión o incluso meteorismo y flatulencia.