Pericarditis

"Si se detecta precozmente y con el tratamiento adecuado, los pacientes consiguen la recuperación completa en menos de un mes".

DR. MANUEL GARCÍA DE YÉBENES CASTRO
RESPONSABLE. DEPARTAMENTO DE CARDIOLOGÍA

La pericarditis es la inflamación de una doble membrana que rodea al corazón, llamada pericardio.

Puede dar lugar a derrame pericardico (formación de líquido entre la membrana que está pegada al corazón y la que está en contacto con los pulmones) y también puede dar lugar a engrosamiento, retracción y calcificación del pericardio.

El derrame pericardico presiona sobre el corazón y restringe la acción de bombeo.

El pronóstico es bueno en la mayoría de los casos y lo habitual se que desaparezcan los síntomas en unos días con el tratamiento adecuado.

Este tratamiento debe seguirse durante 2-3 semanas, aunque el paciente se encuentre ya bien.

Aunque puede volver a aparecer en el 15-30% de los casos, lo habitual es que las recurrencias sean benignas y no dejen secuelas.

¿Cuáles son los síntomas de la pericarditis?

La pericarditis aguda se caracteriza por síntomas debidos a la inflamación del pericardio: dolor centro-torácico que suele ser agudo y puede irradiar a espalda, cuello, brazos y hombro izquierdo (a veces irradia al brazo derecho o a los dos).

El dolor se acentúa cuando el paciente está acostado boca arriba y disminuye al sentarse e inclinarse hacia delante. También se acentúa al respirar profundo, lo cual dificulta la respiración.

Algunos pacientes tienen una molestia fija a nivel del esternón que se parece al dolor del infarto agudo de miocardio. El dolor puede acompañarse de fiebre, taquicardia, tos y dolor al tragar y suele durar varios días.

Aparecen otros síntomas cuando hay derrame pericárdico, sobre todo si es abundante y se produce en poco tiempo (puede haber dificultad para respirar, mareo, etc).

A diferencia del dolor de la angina de pecho, el de la pericarditis no guarda relación con el ejercicio físico.

Síntomas más habituales:

  • Dolor centro-torácico.
  • Fiebre.
  • Taquicardia.
  • Tos.
  • Dolor al tragar.

¿Tiene alguno de estos síntomas?

Puede que padezca una pericarditis

Pericarditis constrictiva

Consiste en un aumento del grosor y rigidez del pericardio, que deja de ser una membrana elástica para convertirse en rígida. Se trata de un proceso típicamente crónico con algunas variantes.

Se calcula que cerca de un 2% de pacientes que han sufrico pericarditis aguda, con el tiempo, presentan una pericarditis constrictiva.

La causa menos frecuente es la idiopática o vírica y las causas más frecuentes son la tuberculosa y la purulenta. Los síntomas más frecuentes son: retención del líquido (que comienza a manifestarse por hinchazión de tobillos) y excesivo cansancio al hacer ejercicio físico.

Los síntomas de pericarditis constrictiva suelen ser permanentes y progresivos mientras no se trate al paciente quirúrgicamente con extracción del pericardio o pericardiectomía.

Sólo una minoría de pacientes, la constricción puede ser transitoria y reversible, por eso se puede esperar 2-3 meses con tratamiento conservador antes de practicar la cirugía.

Pericarditis recurrente

Aproximadamente un 15-30% de los pacientes con pericarditis aguda tienen recurrencias (otro episodio igual al cabo de un tiempo) o persistencia del episodio inicial, con frecuencia acompañado de efusión o derrame pericárdido. Este riesgo es menor en la pericarditis idiopática y cuando se administra colchicina desde el inicio.

La pericarditis recurrente se manifiesta como recurrencia de los síntomas de la pericarditis aguda. Sin embargo, el síntoma predominante suele ser el dolor torácico, sin otras manifestaciones clínicas. El término pericarditis recurrente se refiere al síndrome en el cual la pericarditis aguda recurre después de que el agente que causó el episodio inicial ya ha desaparecido o ha dejado de estar activo.

La recurrencia de los síntomas puede ocurrir en cualquier etapa después de haber desaparecido los síntomas de la pericarditis inicial pero, generalmente, ocurre después de seis semanas desde el episodio inicial.

Cuando los síntomas del primer episodio son persistentes o incesantes dentro de las primeras seis semanas de evolución, se le llama "pericarditis incesante", más que recurrente.

¿Cómo se diagnostica la pericarditis?

<p>Ecocardiograma&nbsp;</p>

El médico dispone de tres criterios de diagnóstico en la pericarditis aguda, que no necesariamente están presentes al mismo tiempo: la historia clínica de dolor típico (con frecuencia acompañado de fiebre), la auscultación cardíaca y las alteraciones del electrocardiograma.

Existe un cuarto criterio que se presenta con menos recuencia y es el aumento del líquido que hay entre las dos capas del pericardio. A esto se le llama derrame pericárdico y se puede ver realizando un ecocardiograma.

Generalmente basta para hacer el diagnóstico que dos de estos tres criterios estén presentes en algún momento de la evolución de la enfermedad.

Puede extraerse una muestra del líquido del pericardio empleando una aguja. Este procedimiento se denomina pericardiocentesis.

La muestra de líquido extraída se analiza a fin de detectar la presencia de una infección u otras enfermedades, pero en la mayoría de los casos de pericarditis aguda no es necesario realizar pericardiocentersis para su diagnóstico, ya que se trata de un proceso benigno que tiende a remitir en poco tiempo.

¿Cómo se trata la pericarditis?

Lo más frecuente es que la pericarditis aguda sea idiopática (de causa desconocida). No se considera necesario hacer estudios para conocer la causa, ya que la mayoría de las veces el curso clínico es benigno y los pacientes mejoran con medidas inespecíficas: reposo mientras dure el dolor, además de antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno o aspirina), en dosis altas durante 2-3 semans. También se puede administrar colchicina ya que disminuye el riesgo de recidivas.

Otras causas posibles son las siguientes: infección (la mayoría de los casos por virus), radiación, traumatismos torácicos, fármacos, toxinas, alteraciones metabólicas (la más frecuente es la insuficiencia renal), tumores, enfermedades reumáticas, enfermedades gastrointestinales inflamatorias.

El objetivo del tratamiento es doble: calmar el dolor y reducir la inflamación del pericardio. Si la pericarditis es secundaria a otra enfermedad se debe tratar al mismo tiempo la enfermedad causante.

En las que producen derrame pericárdico importante, puede ser necesaria la punción pericárdica para extraer el derrame.

¿Dónde la tratamos?

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