Enfermedad renal e hipertensión arterial
"Controlar la presión arterial es la mejor forma de proteger sus riñones y su corazón".
DR. DANIEL VILLA HURTADO
ESPECIALISTA. SERVICIO DE NEFROLOGÍA

Cómo se relacionan la enfermedad renal y la hipertensión arterial
La hipertensión arterial es una de las principales y consecuencias de la enfermedad renal. Una presión alta mantenida con el tiempo daña los vasos del riñón, dificulta su función de filtrado y puede acelerar la aparición de insuficiencia renal. A la vez, ciertas patologías renales —como la estenosis de la arteria renal o algunas glomerulonefritis— pueden elevar la presión arterial (hipertensión secundaria).
El diagnóstico y seguimiento combinan medición repetida de la presión (idealmente automedida en casa o con monitorización ambulatoria), análisis de sangre y orina para valorar función y daño renal, y pruebas de imagen como la ecografía Doppler para estudiar el flujo sanguíneo renal.
En consulta, la hipertensión suele diagnosticarse a partir de 140/90 mmHg. Aun así, los objetivos de control pueden ser más estrictos en personas con enfermedad renal (con metas habitualmente <130/80 mmHg, si es posible y seguro), porque un buen control tensional protege el riñón y reduce el riesgo cardiovascular.

¿Cuáles son los síntomas de hipertensión arterial?
La presión arterial elevada puede no dar síntomas y detectarse por casualidad en una revisión.
Cuando aparecen manifestaciones, las más habituales son:
- Dolores de cabeza repetidos o intensos.
- Sangrados nasales espontáneos.
- Inquietud, nerviosismo o dificultad para concentrarse.
- Palpitaciones, temblores, sensación de frialdad o angustia
Si estos síntomas se acompañan de cifras muy altas de presión arterial, puede tratarse de una crisis hipertensiva, que requiere atención médica inmediata.
Ante dolor torácico, falta de aire, alteraciones visuales, debilidad en un lado del cuerpo o confusión, acuda urgentemente.
¿Cuáles son las causas de hipertensión arterial?
Existen dos tipos principales de hipertensión arterial, según su origen:
- Hipertensión arterial esencial o primaria: representa entre el 90% y el 95% de los casos. Su causa exacta es desconocida, aunque suele aparecer a partir de los 50 años y está relacionada con factores genéticos y familiares. También influyen el sobrepeso, la ingesta excesiva de sal, el estrés y el sedentarismo.
- Hipertensión arterial secundaria: se debe a una causa identificable, y puede mejorar o resolverse si se trata el problema de base. Algunas de las causas más frecuentes son:
- Enfermedad vasculorrenal: una reducción del flujo sanguíneo al riñón que provoca un aumento reflejo de la presión arterial.
- Coartación de aorta: malformación congénita que estrecha la arteria principal del cuerpo (aorta), dificultando el paso de la sangre.
- Enfermedades renales o endocrinas: como el síndrome de Cushing, el hiperaldosteronismo o las alteraciones tiroideas.
¿Cuál es el pronóstico y complicaciones?
La hipertensión arterial puede causar daño a corto y largo plazo.
Complicaciones agudas (de aparición brusca):
- Elevación súbita de la presión arterial con síntomas como alteraciones de la visión, dolor torácico, falta de aire, dolor de cabeza intenso o signos neurológicos (debilidad en un lado del cuerpo, confusión, dificultad para hablar).
- Se considera crisis hipertensiva cuando las cifras altas se acompañan de síntomas o de daño agudo de órganos; requiere atención médica inmediata.
- Si las cifras están muy elevadas pero sin síntomas, no suele tratarse de una crisis; conviene ajustar el tratamiento con su médico.
Complicaciones crónicas (progresivas con el tiempo):
- Cardíacas: engrosamiento del ventrículo izquierdo y rigidez del corazón, que favorecen la insuficiencia cardiaca y la cardiopatía isquémica.
- Renales: deterioro de las arterias renales con pérdida progresiva de función y proteinuria, datos de daño renal.
- Neurológicas: mayor riesgo de ictus isquémico y hemorragia cerebral; a largo plazo puede contribuir a demencia vascular.
- Vasculares y oculares: problemas de circulación (p. ej., en intestino y extremidades) y retinopatía hipertensiva que afecta a la visión.
¿Suele tener la tensión arterial alta?
El control adecuado de la presión arterial es clave para prevenir estas complicaciones
¿Dónde lo tratamos?
EN NAVARRA Y MADRID
El Servicio de Nefrología
de la Clínica Universidad de Navarra
El Servicio de Nefrología de la Clínica Universidad de Navarra cuenta con una experiencia de más de cinco décadas, tanto en el diagnóstico y tratamiento de todas las patologías del riñón como en el trasplante de este órgano.
Nuestros especialistas han completado su formación en centros de referencia nacional e internacional.
Contamos con las mejores instalaciones en la Unidad de Diálisis para ofrecer una atención de máxima calidad a nuestros pacientes.

¿Por qué en la Clínica?
- Referencia a nivel nacional en el trasplante renal, pioneros en el trasplante renal de donante vivo.
- Enfermería especializada para el cuidado y seguimiento de nuestros pacientes.
- Programa de prevención del daño cardiovascular y renal.