Glomerulonefritis
“En la glomerulonefritis, el control médico continuado y una detección precoz son fundamentales para preservar la función renal y evitar complicaciones a largo plazo.”
DR. JOSÉ MARÍA MORA GUTIÉRREZ
ESPECIALISTA. SERVICIO DE NEFROLOGÍA

¿Qué es la glomerulonefritis?
La glomerulonefritis (o nefropatía glomerular) es una enfermedad renal en la que se altera la estructura y la función del glomérulo, la unidad de filtración del riñón encargada de eliminar desechos del organismo. Este daño puede avanzar y comprometer la función renal en el largo plazo.
Existen formas primarias (limitadas al riñón) y secundarias (asociadas a enfermedades sistémicas como el lupus eritematoso sistémico, vasculitis, infecciones o fármacos). Puede presentarse de forma aguda o crónica.
En el Servicio de Nefrología de la Clínica Universidad de Navarra, realizamos un diagnóstico precoz y preciso para indicar el tratamiento más adecuado y personalizado.
Aunque la glomerulonefritis puede evolucionar a insuficiencia renal crónica, el pronóstico suele ser favorable si se siguen las recomendaciones médicas, lo que mejora la evolución y su calidad de vida.

¿Cuáles son los síntomas de la glomerulonefritis?
La glomerulonefritis puede pasar inadvertida o debutar con signos evidentes. Estos son los síntomas clave que conviene reconocer de forma rápida.
- Alteraciones en la orina: disminución en la producción (oliguria) o ausencia total de orina (anuria), así como cambios en su coloración, que puede volverse rojiza o marrón oscuro debido a la presencia de sangre (hematuria).
- Retención de líquidos: provoca la aparición de edemas en piernas, tobillos y cara, además de favorecer el desarrollo de hipertensión arterial y, en casos severos, insuficiencia cardíaca.
- Síndrome nefrótico: ocurre cuando hay una pérdida excesiva de proteínas en la orina, lo que genera un descenso en los niveles de proteínas en sangre. Esto provoca edemas más generalizados y una respuesta del hígado que aumenta la producción de lípidos, elevando los niveles de colesterol.
- Síntomas generales: incluyen fatiga, palidez en piel y mucosas, cefaleas, cansancio y, en algunos casos, dificultad respiratoria debido a la sobrecarga de líquidos en el organismo.
¿Tiene alguno de estos síntomas?
Si sospecha que padece alguno de los síntomas mencionados,
debe acudir para su diagnóstico a un especialista médico.
¿Cuáles son las causas de la glomerulonefritis?
La mayoría de los casos de glomerulonefritis tienen un origen inmunológico. El sistema inmunitario, al reaccionar de forma anómala, ataca las estructuras del riñón y daña los glomérulos, los filtros encargados de depurar la sangre. Según el mecanismo del daño, se distinguen varios tipos principales:
- Por daño directo: los linfocitos T atacan la membrana basal del riñón, como sucede en la glomerulonefritis de cambios mínimos.
- Por formación de complejos inmunes: el organismo genera anticuerpos que se unen a proteínas del riñón, originando inflamación en los glomérulos. Es el mecanismo de las glomerulonefritis proliferativas, como la extracapilar.
- Por depósito de antígenos y anticuerpos: antígenos extraños —de origen infeccioso o tumoral— pueden depositarse en el glomérulo y desencadenar una respuesta inmunitaria que produce inflamación renal.
Tipos de glomerulonefritis
El tratamiento y pronóstico dependen del tipo específico. La biopsia renal es la prueba definitiva para el diagnóstico.
Primarias
- Nefropatía membranosa: engrosamiento de paredes capilares; causa más frecuente de síndrome nefrótico en adultos no diabéticos >40 años.
- Nefropatía por IgA: la más común a nivel mundial; evolución habitualmente lenta y causa relevante de ERC.
- Glomeruloesclerosis focal y segmentaria (GEFS/FSGS) y enfermedad de cambios mínimos (MCD): proteinuria marcada; curso y respuesta terapéutica variables.
Secundarias
- Nefritis lúpica: forma grave del LES; hasta el 50% de los adultos con lupus pueden desarrollarla.
- GN por inmunocomplejos y complemento: inflamación glomerular mediada por anticuerpos/complemento.
- GN relacionada con infecciones: bacterianas (p. ej., postinfecciosa, asociada a endocarditis o derivaciones) o virales (VIH, VHB, VHC).
- Glomerulonefritis rápidamente progresiva (GNRP): síndrome clínico con deterioro renal en días-semanas, que puede presentarse en varios contextos inmunológicos.
¿Cómo se diagnostican las glomerulonefritis?
El diagnóstico de la glomerulonefritis requiere una valoración clínica exhaustiva y un estudio analítico y de imagen detallado. Los primeros pasos incluyen un análisis de orina (para detectar proteínas y sangre), análisis de sangre (para evaluar la función renal y marcadores inmunológicos) y pruebas de imagen como la ecografía renal. Sin embargo, el diagnóstico definitivo solo se obtiene mediante una biopsia renal, que permite examinar directamente el tejido glomerular al microscopio.
En el Servicio de Nefrología de la Clínica Universidad de Navarra, este procedimiento se realiza con técnicas de alta precisión y bajo control ecográfico, garantizando la máxima seguridad del paciente y una interpretación histológica experta para establecer el tipo exacto de glomerulonefritis y orientar el tratamiento más adecuado.
Es fundamental realizar un diagnóstico precoz para poder instaurar un tratamiento de forma rápida y evitar la evolución de la glomerulonefritis a una enfermedad renal crónica.
¿Cómo se trata la glomerulonefritis?
El tratamiento de la glomerulonefritis es complejo y altamente individualizado, ya que debe adaptarse al tipo específico, al grado de daño renal y al riesgo de progresión que se presente
Medidas de soporte y renoprotección
Estas medidas son esenciales para preservar la función renal a largo plazo, independientemente del tipo de glomerulonefritis.
- Control de la presión arterial y la proteinuria: primera línea de tratamiento. Se recomiendan inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA-II) a la dosis máxima tolerada, con el objetivo de reducir la proteinuria por debajo de 0,7 g/24 h o lograr la remisión completa (<0,5 g/24 h).
- Dieta y estilo de vida: limitar el consumo de sodio (idealmente <2 g/día) para controlar la presión arterial y el edema. Promover el ejercicio regular y controlar la hiperlipidemia (colesterol) con fármacos como las estatinas, especialmente en pacientes con nefritis lúpica por su alto riesgo cardiovascular.
- Anticoagulación profiláctica: valorar el uso de aspirina o warfarina en casos de nefropatía membranosa con hipoalbuminemia (niveles bajos de albúmina), para prevenir trombosis venosa o arterial.
- Hidroxicloroquina (HCQ): indicada en todos los pacientes con nefritis lúpica, salvo contraindicación. Reduce los brotes del lupus y mejora la supervivencia renal y global.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico de la glomerulonefritis tiene como objetivo modular o suprimir la respuesta autoinmune que provoca el daño en los glomérulos. La elección del fármaco o combinación depende del tipo histológico (determinado mediante biopsia renal) y de la gravedad clínica.
- Glucocorticoides: constituyen la base del tratamiento activo en la mayoría de los casos de glomerulonefritis por sus efectos antiinflamatorios e inmunosupresores. En cuadros graves se administran pulsos intravenosos de metilprednisolona, seguidos de dosis orales que se reducen progresivamente para evitar efectos adversos por uso prolongado.
- Agentes citotóxicos y ahorradores de corticoides: la ciclofosfamida se reserva para formas agresivas como la nefritis lúpica proliferativa o la GN rápidamente progresiva. El micofenolato mofetil (MMF) y sus análogos se usan ampliamente por su eficacia y mejor tolerancia, especialmente en el mantenimiento de la remisión. La azatioprina es una alternativa segura durante el embarazo o cuando MMF no es bien tolerado.
- Inhibidores de la calcineurina: incluyen ciclosporina, tacrolimus y voclosporina. Se emplean en diversas formas de GN, como la glomerulonefritis membranosa o la glomeruloesclerosis focal y segmentaria resistente a corticoides. Además de su acción inmunosupresora, reducen la proteinuria, aunque requieren control estrecho por su posible toxicidad renal.
- Terapias biológicas: fármacos como el rituximab (anticuerpo anti-CD20) eliminan selectivamente los linfocitos B y han demostrado eficacia en la glomerulonefritis membranosa y la nefritis lúpica refractaria. El belimumab, aprobado para la nefritis lúpica activa, se añade al tratamiento estándar para mejorar la respuesta y reducir recaídas.
- Bloqueadores del complemento: representan terapias emergentes, como el avacopan (inhibidor del C5a), útiles en formas graves como la GN rápidamente progresiva o la glomerulopatía C3, donde actúan sobre vías inmunológicas específicas.
En el Servicio de Nefrología de la Clínica Universidad de Navarra, el abordaje terapéutico se adapta a cada paciente, combinando eficacia y seguridad para lograr la remisión clínica y preservar la función renal a largo plazo.
¿Qué ensayos clínicos tenemos sobre glomerulonefritis?
¿Dónde la tratamos?
EN NAVARRA Y MADRID
El Servicio de Nefrología
de la Clínica Universidad de Navarra
El Servicio de Nefrología de la Clínica Universidad de Navarra cuenta con una experiencia de más de cinco décadas, tanto en el diagnóstico y tratamiento de todas las patologías del riñón como en el trasplante de este órgano.
Nuestros especialistas han completado su formación en centros de referencia nacional e internacional.
Contamos con las mejores instalaciones en la Unidad de Diálisis para ofrecer una atención de máxima calidad a nuestros pacientes.
Enfermedades que tratamos
- Edemas y medio interno
- Enfermedad renal crónica
- Estudios de la función renal
- Glomerulonefritis
- Hipertensión arterial
- Insuficiencia renal aguda
- Uso de diuréticos

¿Por qué en la Clínica?
- Referencia a nivel nacional en el trasplante renal, pioneros en el trasplante renal de donante vivo.
- Enfermería especializada para el cuidado y seguimiento de nuestros pacientes.
- Programa de prevención del daño cardiovascular y renal.