Acantosis nigricans

"La acantosis nigricans es un signo cutáneo que puede señalar la presencia de una serie de enfermedades subyacentes. Es crucial buscar atención médica para identificar y tratar adecuadamente estos problemas".

DRA. PILAR GIL SÁNCHEZ
ESPECIALISTA. DEPARTAMENTO DE DERMATOLOGÍA

¿Qué es la acantosis nigricans?

La acantosis nigricans o acantosis pigmentaria es una afección dermatológica caracterizada por la hiperpigmentación y engrosamiento de la piel, que aparece principalmente en las áreas del cuerpo con pliegues y arrugas, como los codos, las axilas o el cuello. Este problema afecta a personas de todas las edades, aunque es más común en la edad adulta y en individuos con sobrepeso u obesidad.

La acantosis nigricans no es una enfermedad en si misma, sino más bien un indicador de una posible alteración en el organismo. Una de las causas más frecuentes es la resistencia a la insulina, una condición pre-diabética que lleva al organismo a producir más insulina de lo normal para compensar la incapacidad de las células para utilizarla correctamente. El exceso de insulina estimula el crecimiento de las células de la piel, provocando la aparición de los síntomas característicos de la acantosis nigricans.

Aunque la resistencia a la insulina es una de las causas más comunes, existen otras enfermedades que pueden desencadenar la acantosis pigmentaria. Estas incluyen alteraciones hormonales, como el síndrome de ovario poliquístico; enfermedades endocrinas, como el hipotiroidismo o el acromegalia; e incluso algunos medicamentos, como los glucocorticoides y los anticonceptivos hormonales.

¿Cuáles son los síntomas de la acantosis nigricans?

La acantosis nigricans o pigmentaria se caracteriza por la aparición de áreas de piel engrosada y oscurecida, que a menudo se describen como aterciopeladas al tacto.

Estas áreas hiperpigmentadas generalmente se desarrollan en los pliegues de la piel, particularmente en la región del cuello, las axilas, los pliegues de los codos, las rodillas, las ingles y, en algunos casos, las manos, los pies y los labios.

La pigmentación puede variar en color desde marrón claro hasta negro y, en raras ocasiones, puede acompañarse de picazón o tener un olor desagradable. El engrosamiento de la piel puede ser leve a moderado, pero generalmente es suficiente para dar a las áreas afectadas una apariencia rugosa. El patrón de distribución suele ser simétrico, afectando ambos lados del cuerpo de manera igual.

Además de los cambios en la piel, la acantosis nigricans puede estar asociada con otros signos y síntomas, dependiendo de la causa subyacente de la afección. Por ejemplo, si está relacionada con la resistencia a la insulina, la persona puede tener signos de diabetes tipo 2, como sed intensa, micción frecuente, fatiga y visión borrosa. Si la acantosis pigmentaria es causada por un trastorno hormonal, los síntomas de ese trastorno también estarán presentes.

La acantosis nigricans es un síntoma en sí mismo de una alteración subyacente, más que una enfermedad. Por lo tanto, es esencial buscar atención médica si se observan signos de acantosis pigmentaria para identificar y tratar la causa subyacente, lo que puede prevenir la progresión de la afección y sus posibles complicaciones.

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¿Cuáles son las causas de la acantosis nigricans?

La acantosis nigricans puede ser una señal de una serie de trastornos subyacentes, entre los que destacan la resistencia a la insulina, trastornos endocrinos y ciertos tipos de cáncer.

La resistencia a la insulina es una de las causas más común de acantosis nigricans. El cuerpo produce insulina, pero las células no responden eficazmente a ella. En consecuencia, el organismo produce más insulina para compensar, y niveles elevados de insulina pueden promover el crecimiento excesivo de células de la piel, dando lugar a la apariencia característica de la acantosis nigricans.

Los trastornos endocrinos también pueden estar vinculados con la acantosis nigricans. Enfermedades como el síndrome de Cushing, el hipotiroidismo, el síndrome de ovario poliquístico o la acromegalia pueden causar la aparición de esta afección cutánea debido a la producción anormal de diversas hormonas que pueden afectar a la piel.

Además, aunque es menos común, la acantosis nigricans puede ser un signo de ciertos tipos de cáncer, especialmente los linfomas, tumores del tracto gastrointestinal o del hígado. En estos casos, la aparición de acantosis nigricans tiende a ser rápida y más extensa.

Finalmente, ciertos medicamentos, como los glucocorticoides, los anticonceptivos hormonales y algunos medicamentos de quimioterapia, pueden desencadenar la acantosis nigricans al interferir con las vías metabólicas normales del cuerpo y alterar el crecimiento y la pigmentación de la piel.

Relación entre la acantosis nigricans y la resistencia a la insulina

La insulina es una hormona producida por el páncreas que desempeña un papel crucial en la regulación del metabolismo de los carbohidratos y las grasas. En condiciones normales, la insulina facilita la entrada de glucosa a las células para ser utilizada como energía. En la resistencia a la insulina, este mecanismo se ve comprometido: las células del cuerpo se vuelven menos sensibles a los efectos de la insulina, lo que lleva al páncreas a producir y liberar cantidades cada vez mayores de esta hormona en un intento de mantener el equilibrio metabólico.

La relación entre la acantosis pigmentaria y la resistencia a la insulina reside en los efectos que tiene este exceso de insulina en el organismo. Los niveles elevados de insulina en la sangre pueden estimular la proliferación de queratinocitos y fibroblastos en la piel, células que en crecimiento excesivo conducen a la hiperpigmentación y al engrosamiento característicos de la Acantosis Pigmentaria.

Además, la insulina tiene un efecto de promoción del crecimiento en diversos tejidos del cuerpo, incluyendo la piel. Cuando hay una resistencia a la insulina, los niveles de esta hormona en el torrente sanguíneo son elevados, y este exceso de insulina puede actuar sobre los receptores de insulina en la piel, resultando en un engrosamiento y oscurecimiento de la misma.

Es importante destacar que la Acantosis Pigmentaria, en este contexto, puede ser un marcador cutáneo temprano de resistencia a la insulina, incluso antes de que se manifiesten otros signos clínicos de trastornos metabólicos, como la diabetes tipo 2.

¿Cómo se diagnostica la acantosis nigricans?

La evaluación clínica debe incluir una revisión detallada de la historia médica del paciente, que puede proporcionar pistas sobre la causa subyacente de la Acantosis Nigricans. Debe prestarse atención a los antecedentes familiares de diabetes y obesidad, los medicamentos que se estén tomando y cualquier síntoma que pueda indicar un trastorno endocrino o metabólico.

Además del examen físico y la historia clínica, es posible que se requieran exámenes complementarios para confirmar el diagnóstico y determinar la causa subyacente. Estos pueden incluir pruebas de laboratorio para evaluar los niveles de insulina y glucosa en sangre, y buscar signos de resistencia a la insulina. En algunos casos, también puede ser útil una biopsia de piel para confirmar el diagnóstico.

¿Cómo se trata la acantosis nigricans?

El tratamiento de la acantosis nigricans se enfoca principalmente en abordar la causa subyacente de esta afección dermatológica, además de mejorar la apariencia de la piel afectada. Dado que la acantosis nigricans suele estar asociada con condiciones como la resistencia a la insulina, la obesidad y ciertos trastornos endocrinos, los esfuerzos terapéuticos están dirigidos a tratar estos trastornos concomitantes.

En el caso de la resistencia a la insulina, el tratamiento puede implicar cambios en el estilo de vida, como la adopción de una dieta saludable y la realización de actividad física regular para mejorar la sensibilidad del cuerpo a la insulina. Si la acantosis nigricans está asociada con la obesidad, la pérdida de peso puede reducir las manifestaciones cutáneas. Los medicamentos antidiabéticos, como la metformina, también pueden ser efectivos en el manejo de la resistencia a la insulina y, por lo tanto, pueden mejorar la acantosis nigricans.

Si la acantosis es causada por un trastorno endocrino, es esencial tratar la enfermedad subyacente. Esto puede implicar el ajuste de la medicación existente o la introducción de nuevos fármacos para corregir el desequilibrio hormonal.

En cuanto al tratamiento de las manifestaciones cutáneas de la acantosis nigricans, existen varias opciones disponibles. Los retinoides tópicos, como la tretinoína, pueden ser útiles para disminuir el engrosamiento de la piel. Las cremas de ácido salicílico y ácido láctico también pueden ser efectivas. Además, la dermoabrasión y el tratamiento con láser pueden utilizarse para mejorar la apariencia de la piel.

¿Dónde la tratamos?

EN NAVARRA Y MADRID

El Departamento de Dermatología
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Preguntas frecuentes sobre la acantosis nigricans

No necesariamente. La acantosis nigricans a menudo mejora al tratar la causa subyacente. Por ejemplo, la pérdida de peso y el control del azúcar en la sangre pueden reducir la aparición de esta afección en personas con resistencia a la insulina o diabetes.

No, la acantosis nigricans no es una afección contagiosa. Se desarrolla debido a factores internos del cuerpo, como resistencia a la insulina, trastornos endocrinos o ciertos medicamentos, y no se puede transmitir de una persona a otra.

Sí, la acantosis nigricans puede ser un signo de enfermedades subyacentes, incluyendo diabetes tipo 2, trastornos endocrinos, obesidad y, en casos raros, ciertos tipos de cáncer.

La prevención de la acantosis nigricans implica controlar los factores de riesgo asociados, tales como mantener un peso saludable, seguir una dieta equilibrada y realizar ejercicio regularmente para prevenir la resistencia a la insulina. La detección y el tratamiento tempranos de los trastornos subyacentes también pueden ayudar a prevenir la aparición de esta afección.

Si sospecha que tiene acantosis nigricans, debe consultar a un dermatólogo.

Dependiendo de la causa subyacente, también puede ser necesario consultar a otros especialistas, como un endocrinólogo o un internista.