DICCIONARIO MÉDICO

Hipoestrogenismo

¿Qué es el hipoestrogenismo?

El hipoestrogenismo se refiere a una disminución de los niveles de estrógeno en el cuerpo. El estrógeno es una hormona sexual femenina producida principalmente en los ovarios y, en menor medida, en las glándulas suprarrenales y las células grasas. Desempeña un papel crucial en el desarrollo sexual y la reproducción en las mujeres, desde la aparición de los caracteres sexuales secundarios en la pubertad hasta la regulación del ciclo menstrual y la preparación del útero para el embarazo.

El hipoestrogenismo puede resultar de una serie de condiciones y circunstancias. Por ejemplo, puede ser un síntoma natural de la menopausia, una etapa de la vida en la que los ovarios de la mujer dejan de producir óvulos y disminuyen la producción de estrógeno. La menopausia suele ocurrir entre los 45 y 55 años, y sus efectos pueden ser mitigados mediante terapia de reemplazo hormonal (TRH), que proporciona estrógenos exógenos para aliviar los síntomas del hipoestrogenismo.

El hipoestrogenismo también puede ser el resultado de condiciones médicas subyacentes. El síndrome de ovario poliquístico (SOP), una enfermedad en la que los ovarios producen demasiado andrógeno, una hormona masculina, puede resultar en niveles bajos de estrógeno. Algunas enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide, también pueden afectar la producción de estrógeno. Además, ciertos trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa, pueden llevar a un hipoestrogenismo debido a la desnutrición y la pérdida extrema de peso. En casos de amenorrea hipotalámica funcional, una afección en la que la menstruación se detiene, a menudo debido a estrés, exceso de ejercicio o pérdida de peso, también puede presentarse hipoestrogenismo.

El tratamiento del hipoestrogenismo depende de la causa subyacente. En los casos de menopausia, la TRH puede ser útil para aliviar los síntomas, aunque debe usarse con precaución debido al posible aumento del riesgo de ciertos cánceres. Para el SOP, las píldoras anticonceptivas que contienen estrógeno y progestina pueden ayudar a regular los niveles hormonales. Si el hipoestrogenismo es causado por una enfermedad autoinmune, el tratamiento puede implicar medicamentos que suprimen la respuesta inmunológica. En los casos de anorexia nerviosa o amenorrea hipotalámica funcional, el tratamiento se centrará en corregir el comportamiento o el estilo de vida que llevó a la afección, y puede incluir terapia nutricional y psicológica.

Los síntomas del hipoestrogenismo pueden variar dependiendo de la edad y la salud general de la mujer, pero pueden incluir irregularidades menstruales, infertilidad, sequedad vaginal, pérdida de masa ósea (osteoporosis), cambios de humor y sofocos. Es importante recordar que estos síntomas pueden ser signos de otras condiciones médicas, por lo que es crucial buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adec

uados.

El hipoestrogenismo también tiene implicaciones en la salud ósea. El estrógeno juega un papel esencial en la salud de los huesos al ayudar a regular el equilibrio entre la formación de hueso nuevo por parte de las células llamadas osteoblastos y la descomposición del hueso viejo por las células llamadas osteoclastos. Con niveles bajos de estrógeno, este equilibrio puede volverse disfuncional, lo que lleva a la pérdida de masa ósea y, en última instancia, a la osteoporosis. Esta es una condición que aumenta el riesgo de fracturas y puede ser debilitante para las mujeres mayores.

Además, los niveles bajos de estrógeno también pueden tener un impacto en la salud cardiovascular. El estrógeno tiene un efecto protector sobre el corazón, ya que ayuda a mantener la elasticidad de las arterias, mejora el colesterol "bueno" o HDL, y tiene un efecto antiinflamatorio. Por lo tanto, las mujeres con hipoestrogenismo pueden tener un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

La evaluación del hipoestrogenismo generalmente implica una historia clínica completa, un examen físico y análisis de sangre para medir los niveles de estrógeno y otras hormonas. En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas de imagen como una ecografía pélvica, una tomografía computarizada o una resonancia magnética para evaluar los ovarios y otras estructuras reproductivas.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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