DICCIONARIO MÉDICO
Amiloide
El término amiloide designa un conjunto de proteínas mal plegadas que, tras sufrir un proceso de agregación, adoptan una conformación fibrilar insoluble y se depositan en el espacio extracelular de tejidos y órganos. Estos depósitos alteran la arquitectura tisular y comprometen la función orgánica, desencadenando cuadros clínicos de gravedad variable que van desde manifestaciones asintomáticas hasta fallo multiorgánico. La denominación fue acuñada por Rudolf Virchow en 1854 al observar que el material teñía de manera similar al almidón con yodo; sin embargo, se ha demostrado que su naturaleza es esencialmente proteica. Las fibras amiloides comparten una organización en láminas β en sentido cruzado que confiere resistencia a la proteólisis y afinidad por colorantes como el Rojo Congo y la Tioflavina T, hallazgos que todavía hoy se emplean en el diagnóstico histológico. Aunque desde el punto de vista químico todas las fibrillas amiloides presentan rasgos estructurales comunes, el precursor proteico varía según la enfermedad. Más de 40 proteínas distintas han demostrado capacidad amiloidogénica, lo que explica la heterogeneidad clínica. La clasificación moderna distingue entre amiloidosis sistémicas —en las que el depósito compromete múltiples órganos— y amiloidosis órgano-específicas, limitadas a un tejido concreto como el cerebro, el páncreas o el cristalino. Las fibras amiloides tienen un diámetro de 7-13 nm y muestran birrefringencia verde manzana bajo luz polarizada tras la tinción con Rojo Congo. Su núcleo está formado por láminas β antiparalelas apiladas perpendicularmente al eje de la fibrilla, patrón «β-pleated sheet cross-β» que constituye la firma estructural del amiloide. Esta rigidez molecular dificulta la degradación por proteasas y favorece la acumulación progresiva. Las formas sistémicas de amiloidosis resultan especialmente lesivas por su capacidad de afectar simultáneamente corazón, riñón, hígado, tubo digestivo, sistema nervioso periférico y aparato locomotor. En la amiloidosis AL el compromiso cardíaco produce miocardiopatía restrictiva con insuficiencia cardíaca derecha y arritmias malignas; el riñón desarrolla proteinuria nefrótica y deterioro progresivo del filtrado glomerular. La amiloidosis AA suele manifestarse como síndrome nefrótico e insuficiencia renal crónica; cuando existe sobrecarga hepática puede aparecer colestasis y esplenomegalia masiva. En la ATTR son características la polineuropatía sensitivo-motora de inicio distal, la disautonomía y la cardiopatía infiltrativa de progresión lenta. Entre las formas localizadas destacan la deposición de beta-amiloide en la corteza cerebral que caracteriza la enfermedad de Alzheimer; los islotes pancreáticos en la diabetes tipo 2 donde se acumula IAPP (polipéptido amiloide de los islotes); la amiloidosis cutánea primaria; y la degeneración vítrea por gelsonlina. En la angiopatía amiloide cerebral el depósito vascular incrementa el riesgo de hemorragia lobar espontánea, mientras que en la amiloidosis ocular puede ocasionar glaucoma secundario y pérdida de agudeza visual. El cribado inicial comprende electroforesis de proteínas séricas y urinarias con inmunofijación para detectar inmunoglobulinas monoclonales, y medición de cadenas ligeras libres en suero. Las determinaciones de NT-proBNP, troponina T ultrasensible y creatinina estiman la afectación cardíaca y renal. En la sospecha de amiloidosis AA se cuantifica proteína amiloide A sérica. La confirmación diagnóstica exige demostrar depósito amiloide mediante biopsia. El tejido subcutáneo abdominal, la grasa periumbilical y la médula ósea proporcionan alto rendimiento con mínima invasividad. La tinción con Rojo Congo y la observación de birrefringencia verde manzana son diagnósticas; la microscopia electrónica revela fibrillas lineales no ramificadas. La espectrometría de masas o la inmunohistoquímica específica identifican la proteína precursora y guían el tratamiento. El objetivo es reducir la producción de proteína precursora, estabilizar la que ya existe y prevenir el daño orgánico. Las medidas específicas dependen del tipo de amiloide, pero todo paciente se beneficia de control de la presión arterial, restricción de sal, diuréticos para el edema, anticoagulación selectiva y fisioterapia para la neuropatía. En cardiopatía avanzada puede requerirse trasplante de corazón o dispositivos de asistencia ventricular, mientras que la insuficiencia renal terminal se maneja con diálisis o trasplante renal. En ATTR mutada, el trasplante hepático previene la síntesis de transtirretina mutada. El pronóstico depende de tipo de amiloide, fase de diagnóstico y extensión del daño cardíaco. La supervivencia media sin tratamiento en AL con afectación miocárdica avanzada es inferior a 12 meses, mientras que las variantes ATTR wild-type pueden mantenerse estables durante años. Los avances terapéuticos han logrado duplicar la supervivencia en amiloidosis AL y mejorar la calidad de vida en ATTR gracias a los estabilizadores y la supresión génica. No existe una prevención primaria universal, pero la detección precoz de gammapatías monoclonales en AL, el cribado genético familiar en ATTR hereditaria y el control estricto de la inflamación crónica para prevenir AA son fundamentales. El seguimiento incluye evaluación cada 3-6 meses con marcadores de órgano (NT-proBNP, troponina, FGe, microalbuminuria), resonancia magnética cardiaca anual y neuropatía cuantificada con escalas clínicas. No, las proteínas amiloides no se transmiten de persona a persona; su aparición obedece a alteraciones genéticas, inmunológicas o metabólicas propias del individuo. Con los tratamientos actuales se pretende frenar la formación de nuevo amiloide y permitir que el organismo elimine parte del ya depositado; la reversión completa es infrecuente pero la mejoría funcional es posible. Solo quienes se encuentran en fases leves y cumplen criterios radiológicos y de biomarcadores; además, deben someterse a monitorización estrecha por riesgo de edema vasogénico cerebral. Ningún suplemento ha demostrado reducir la carga amiloide. Se recomienda dieta equilibrada hiposódica en casos de insuficiencia cardiaca o renal y vigilancia del consumo proteico según función renal. Hematología, Cardiología, Nefrología, Neurología, Medicina Interna, Gastroenterología y Rehabilitación suelen trabajar de forma coordinada en unidades multidisciplinares dedicadas a la amiloidosis. © Clínica Universidad de Navarra 2025Qué es amiloide
Estructura y clasificación
Propiedades fisicoquímicas
Clasificación etiológica principal
Enfermedades asociadas
Amiloidosis sistémicas
Amiloidosis órgano-específicas
Manifestaciones clínicas
Diagnóstico
Pruebas de laboratorio
Biopsia y técnicas histológicas
Imagen y otros estudios
Tratamiento y manejo
Estrategias generales
Terapia dirigida por tipo de amiloide
Cirugía y procedimientos
Pronóstico
Prevención y seguimiento
Cuándo acudir al médico
Preguntas frecuentes
¿La amiloidosis es contagiosa?
¿Puede revertirse el depósito?
¿Todos los pacientes con Alzheimer reciben terapias anti-amiloide?
¿Existen dietas o suplementos eficaces?
¿Qué especialidades médicas participan en el manejo?