Una nueva técnica de cateterismo puede evitar la medicación anticoagulante en pacientes con arritmias persistentes
Especialistas de la Clínica realizan el procedimiento de cerrar la cavidad auricular denominada orejuela, donde habitualmente se generan trombos, en la misma intervención que el tratamiento de la fibrilación auricular.
30 de abril de 2013
Especialistas de la Clínica realizan una nueva técnica de cateterismo, el cierre de la orejuela del corazón, en pacientes con fibrilación auricular (arritmias cardiacas persistentes) que permite cesar la administración de Sintrom o de otras medicaciones anticoagulantes en un número elevado de casos. La fibrilación auricular es actualmente la arritmia cardiaca más frecuente con una prevalencia situada entre el 1 y el 2% de la población general. Estudios recientes calculan que esta enfermedad multiplica por 5 el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular (ACV) o ictus cerebral.
El nuevo procedimiento consiste en introducir -a través de un catéter y sin necesidad de cirugía abierta- un dispositivo que consigue cerrar una cavidad próxima a la aurícula izquierda del corazón, denominada orejuela, en la que habitualmente se originan los trombos. Dicho espacio cardiaco tiene forma anatómica de pequeño saco (similar al apéndice) en el que remansa cierta cantidad de sangre a su paso por la aurícula izquierda, lo que favorece la formación de los coágulos sanguíneos.
Al cerrar la salida de la orejuela mediante la colocación del nuevo dispositivo, se impide la migración, por el sistema cardiovascular, de los trombos que puedan originarse en su interior. De este modo se evita el riesgo de que los coágulos lleguen desde la orejuela hasta el cerebro, causando un accidente cerebrovascular, entre otras posibles y graves complicaciones. De hecho, se sabe que el 90% de los trombos se originan en esta orejuela izquierda.
La nueva técnica está indicada “en todos aquellos pacientes, de cualquier edad, con fibrilación auricular y que tengan que tomar Sintrom. Especialmente en aquellos que presenten problemas en el control de la coagulación sanguínea”, advierte el director del Departamento de Cardiología y de la Unidad de Arritmias de la Clínica Universidad de Navarra, el doctor José Ignacio García Bolao, quien, junto a la doctora Naiara Calvo (especialista del mismo departamento), realiza los procedimientos.
Único equipo con los dos procedimientos en la misma intervención
La peculiaridad añadida de los especialistas de la Clínica es que constituyen el único equipo español que realiza el tratamiento de la fibrilación auricular y el cerramiento de la orejuela en el mismo procedimiento de cateterismo. La Unidad de Arritmias de la Clínica ha practicado hasta la fecha una decena de procedimientos con éxito. En todos los casos, tras la intervención y una vez transcurrido el período mínimo de 3 meses en el que es obligado mantener el Sintrom, se ha podido retirar la medicación anticoagulante.
La intervención comienza en primer lugar con el tratamiento de la fibrilación auricular mediante la ablación (lesión) del perímetro de las venas pulmonares. Para acceder hasta las venas pulmonares, los especialistas introducen un catéter -a través de una pequeña incisión a la altura de la ingle- por la vena femoral hasta llegar al corazón. Por el interior de ese catéter llevan el instrumental necesario hasta las venas pulmonares, en cuyo perímetro realizan la ablación con el objetivo de interrumpir el impulso errático causante de las arritmias cardiacas.
Finalizado el tratamiento de la fibrilación auricular, los especialistas introducen por el mismo catéter el nuevo dispositivo plegado. En el momento en el que alcanzan el orificio de la orejuela, situado en la aurícula izquierda, expanden el mecanismo de cierre con el que consiguen “taponar” la salida de posibles trombos. “De este modo, -advierte la doctora Calvo- evitamos que el paciente con fibrilación auricular deba seguir tomando Sintrom de por vida”. El dispositivo queda colocado de forma permanente.
Características del procedimiento
La intervención se realiza bajo anestesia general para evitar al paciente las molestias de la ecografía transesofágica, necesaria para guiar a los especialistas en la correcta implantación del dispositivo.
La suma de los dos procedimientos (tratamiento de la fibrilación auricular y cierre de la orejuela) tiene una duración aproximada de 3 ó 4 horas. En total, el paciente precisa un ingreso hospitalario de entre 24 y 48 horas. Posteriormente, durante los tres meses siguientes, deberá acudir a revisiones periódicas de control. Al cabo de ese período, en caso de que el procedimiento haya tenido éxito, se le podrán retirar los fármacos anticoagulantes.
Con esta intervención, subraya el doctor García Bolao, “la principal ventaja que obtiene el paciente es la retirada de la anticoagulación para evitar la formación de trombos, con todos los efectos secundarios que conllevan estos fármacos, como es el riesgo de hemorragias importantes como consecuencia de una herida, caída u otra circunstancia, además del riguroso control mensual que debe llevar de los niveles de coagulación sanguínea”.