Brucelosis

30%
de pacientes presentan síntomas respiratorios
Diagnóstico y tratamiento de la bruceosis en la Clínica
El diagnóstico de la brucelosis se lleva a cabo mediante técnicas de aislamiento del microorganismo o por métodos indirectos de carácter inmunológico.
El aislamiento de la brucella, principalmente en sangre, establece el diagnóstico definitivo. El crecimiento es lento y, aunque ya puede detectarse entre la segunda y la tercera semanas, la incubación debe de mantenerse hasta 45 días.
Los estudios serológicos, entre los que destacan el rosa de Bengala y el test de Coombs, tienen gran especificidad para demostrar que ha existido contacto con el microorganismo (presencia de anticuerpos) pero no para determinar cuando se ha producido el mismo (si es actual o no).
Sin embargo, la negatividad de ambos test permite prácticamente descartar la enfermedad.
El tratamiento son los antibióticos.
El tratamiento debe ser combinado, ya que ningún antibiótico por si solo consigue la erradicación bacteriana, y debe, asimismo, prolongarse en el tiempo para disminuir el riesgo de cronicidad y de recidivas, que es máximo en la B. Mellitensis (la más frecuente en nuestro medio).
Las tetraciclinas (principalmente la doxiciclina) constituyen la base antimicrobiana para cualquier combinación con rifampicinao estreptomicina.
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El Área de Enfermedades Infecciosas es un área multidisciplinar, dependiente del Departamento de Medicina Interna y en la que concurren Medicina Interna, Microbiología Clínica y Farmacología Clínica.
Dr. José Ramón Yuste Ara
Es una enfermedad propia de los animales, pero que se puede contagiar al hombre por la vía digestiva. Se trata con antibióticos y el riesgo de mortalidad es bajo".
Saber más sobre la brucelosis
La brucelosis es el nombre con el que se conoce la enfermedad infecciosa producida por las bacterias del género brucella.
La brucelosis es una zoonosis, es decir, que el reservorio de esta bacteria son los animales y, principalmente, aunque no los únicos, los domésticos como vacas, ovejas, cabras y cerdos. La infección entre ellos es muy contagiosa, principalmente a través de la ingesta de tejidos o leche o mediante transmisión venérea.
¿Cuáles son los síntomas más habituales?
- Fiebre
- Tos
- Estreñimiento
- Hepatomegalia
- Esplenomegalia
Lo más frecuente es la aparición de síntomas generales, entre los que predomina la fiebre.
Alrededor del 30% de los pacientes presentan síntomas respiratorios dominados por la tos y hasta un 20% tienen síntomas digestivos.
A la exploración física, más de la mitad de los pacientes presentan un aumento del tamaño del hígado (hepatomegalia), muchas veces acompañado de un aumento del bazo (esplenomegalia) y hasta una cuarta parte de los pacientes presentan adenopatías palpables. Las lesiones cutáneas son raras.
Las manifestaciones localizadas aparecen por afectación específica de un determinado órgano o tejido. La localización osteoarticular es la más frecuente. Aparece en aproximadamente un tercio de los pacientes y se manifiesta principalmente con sacroiletis y/o espondilitis de predominio lumbar.
La localización neurológica (principalmente meningitis con mayor o menor grado de encefalitis), cardiovascular (endocarditis y pericarditis) representan las formas más graves de la enfermedad.
Cuando el tratamiento ha sido correcto, el pronóstico es bueno, con una mortalidad inferior al 1%, especialmente relacionado con la presencia de endocarditis y con posibilidad de secuelas en casos de formas localizadas como neurobrucelosis, espondilitis y endocarditis.
El hombre puede adquirir la enfermedad principalmente por vía digestiva, sobre todo a través de la ingesta de leche o derivados lácteos que no han pasado los pertinentes controles sanitarios y, por tanto, no precisando contacto directo con la fuente infecciosa.
Otras vías de infección son la respiratoria por inhalación, la cutánea o la conjuntival por inoculación, lo cual necesariamente implica un contacto directo con los animales infectados.
La infección de persona a persona es excepcional. Aunque puede afectar a cualquiera y a cualquier edad, es más frecuente en los varones entre la cuarta y quinta década de la vida.
Su distribución es mundial, aunque con distinta incidencia, según zonas geográficas. En este sentido, y a pesar de haber disminuido notablemente su frecuencia, España sigue ocupando un lugar destacado entre los países europeos y es la especie B. mellitensis la responsable de prácticamente la totalidad de los casos registrados en nuestro país.
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