Cómo reparar el estrechamiento de las arterias carótidas

El accidente cerebrovascular o ictus es uno de los motivos más frecuentes de asistencia neurológica urgente, provocado por un trastorno de la circulación cerebral.

De hecho, a día de hoy, suponen un grave problema en el mundo occidental al ser una de las causas más importantes de incapacidad permanente del adulto y la segunda causa de muerte (la primera en mujeres).

Dentro de los factores de riesgo que puede provocar un ictus, destaca la estenosis carotídea.  ¿ Por qué? Porque se trata de un estrechamiento de la arteria carótida por la acumulación de placa en las arterias (placa aterosclerótica). Su gravedad reside en que la arteria carótida es uno de los principales vasos que riega el cerebro, por lo que este problema cardíaco puede provocar un ictus si dicha placa se desprende y viaja por la corriente sanguínea hasta el cerebro, causando la disfunción o muerte de las neuronas.

Por ello, para proteger el cerebro, se han llevado investigaciones para buscar nuevas técnicas que permitan abordar la estenosis carotídea. La búsqueda de una alternativa más segura ha desencadenado una nueva técnica: la Revascularización Transcarotídea. El Dr. Ignacio Leal, cirujano vascular de la Clínica Universidad de Navarra y uno de los desarrolladores de esta técnica, explica este procedimiento quirúrgico que solo se realiza en otros cinco hospitales europeos: “A diferencia de los métodos convencionales en la que es necesario una incisión más grande y anestesia general, este nuevo tratamiento, la Revascularización Transcarotídea, se realiza con anestesia local a través de una pequeña incisión en la base del cuello, donde se controla la arteria carótida común”.

¿Cuáles son las ventajas de esta nueva técnica?

  • Mayor seguridad gracias a la inversión del flujo sanguíneo: Durante cualquier intervención, al manipular la placa es posible que se desprenda algún fragmento. Sin embargo, esta nueva técnica utiliza un dispositivo que invierte el flujo de sangre en la arteria carótida, aspirando los posibles fragmentos desprendidos y reteniéndolos en un filtro, evitando así la posibilidad de sufrir infartos cerebrales perioperatorios (después de la intervención).
  • Es una técnica mínimamente invasiva: la intervención se hace desde una pequeña incisión en la base del cuello, sin necesidad de tener que cruzar el arco aórtico ( a diferencia de los métodos convencionales) y con una anestesia local, por lo que se reduce así también el riesgo de complicaciones.

¿Por qué nace esta nueva técnica?

Esta nueva técnica surge como una alternativa a dos métodos que llevan tiempo realizándose: la endarterectomía carotídea (1) y el stent con acceso femoral (2). A pesar de ello, no los sustituye, ya que en cada caso concreto puede necesitarse una de las tres cirugías.

La cirugía convencional, la endarterectomía carotídea (1), es empleada en el 90% de los casos, pero se trata de una cirugía en abierto que incluye riesgos asociados. “Es una cirugía madura, lleva casi cien años realizándose y todos los cirujanos vasculares sabemos utilizarla. Pero hay que hacer una incisión mayor en el cuello, una zona con nervios importantes que pueden lesionarse hasta en el 3% de los casos, según estudios. Además, necesita anestesia general”, admite el especialista.

Aunque con el stent con acceso femoral (2) no presenta estas limitaciones, esta técnica se asocia a un mayor riesgo de sufrir ictus postoperatorios. El acceso a la arteria carótida situada en el cuello se hace desde la femoral, con una punción en la ingle. De esta forma, se debe atravesar el arco aórtico ampliando las posibilidades de complicaciones. Además, al no tener el flujo revertido cualquier desprendimiento que se produzca llega al cerebro.