DICCIONARIO MÉDICO

Tortícolis dermatógena

¿Qué es la tortícolis dermatógena?

La tortícolis dermatógena es una variante de tortícolis adquirida que resulta de condiciones cutáneas en el área del cuello. Es una entidad menos común pero que requiere consideración en el diagnóstico diferencial cuando se evalúa a un paciente con tortícolis.

Las afecciones de la piel que pueden llevar a la tortícolis dermatógena incluyen infecciones, quemaduras, cicatrices quirúrgicas y otras lesiones que resultan en la contractura de la piel del cuello. Estas alteraciones en la piel pueden causar una limitación del movimiento del cuello, lo que a su vez conduce a la postura característica de la tortícolis, es decir, una inclinación y rotación de la cabeza debido a la contracción de los músculos del cuello.

Las infecciones cutáneas que pueden conducir a la tortícolis dermatógena incluyen celulitis y abscesos. Estas infecciones pueden causar hinchazón y dolor, limitando el movimiento del cuello. Si no se tratan adecuadamente, pueden conducir a la formación de cicatrices que pueden limitar permanentemente la movilidad del cuello.

Las quemaduras y las cicatrices quirúrgicas son otras causas comunes de tortícolis dermatógena. Las quemaduras, especialmente las quemaduras graves que resultan en la formación de tejido cicatricial, pueden causar contracturas cutáneas que limitan el movimiento del cuello. De manera similar, las cicatrices quirúrgicas, especialmente después de cirugías extensas en la región del cuello o la cabeza, pueden causar contracturas que resultan en tortícolis.

El diagnóstico de la tortícolis dermatógena se basa en la historia clínica y en el examen físico. Durante el examen, el médico buscará signos de afecciones cutáneas, como enrojecimiento, hinchazón, cicatrices o contracturas. En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas de imagen, como radiografías o resonancia magnética, para descartar otras causas de tortícolis.

El tratamiento de la tortícolis dermatógena se dirige a la causa subyacente. Si la causa es una infección cutánea, el tratamiento puede incluir antibióticos y drenaje del absceso si está presente. Si la tortícolis dermatógena es el resultado de quemaduras o cicatrices quirúrgicas, el tratamiento puede incluir fisioterapia para mejorar la movilidad del cuello, así como procedimientos quirúrgicos, como la liberación de cicatrices o la cirugía de injerto de piel para corregir contracturas cutáneas.

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