DICCIONARIO MÉDICO
Tortícolis congénita
La tortícolis congénita es una afección pediátrica que se presenta en el nacimiento o poco después, donde hay una inclinación notable de la cabeza del niño hacia un lado debido a la contracción unilateral del músculo esternocleidomastoideo, uno de los músculos principales del cuello. Esta condición se observa aproximadamente en 0.3 a 2 por cada 1000 nacimientos y es más común en los niños que en las niñas. El origen exacto de la tortícolis congénita aún se desconoce, pero se han propuesto varias teorías. Una de ellas sugiere que puede ser el resultado de una posición anormal del feto en el útero que causa la compresión de los músculos del cuello, lo que lleva a la fibrosis y acortamiento del músculo esternocleidomastoideo. Otra teoría propone que una lesión o trauma durante el parto puede causar sangrado en el músculo, lo que a su vez provoca la formación de un hematoma y luego fibrosis. Independientemente de la causa, el resultado es un acortamiento de uno de los músculos esternocleidomastoideo, lo que lleva a la cabeza a inclinarse hacia el lado afectado y a girar hacia el lado opuesto. Los síntomas de la tortícolis congénita pueden ser sutiles al principio, pero se vuelven más evidentes en las primeras semanas de vida. Los bebés con tortícolis congénita a menudo presentan una masa o tumor en el cuello, conocido como tumor del nacimiento, que es una inflamación del músculo esternocleidomastoideo. Este tumor generalmente desaparece por sí solo en los primeros meses de vida. Con el tiempo, si la afección no se trata, puede llevar a la asimetría facial y a la deformación del cráneo, un fenómeno conocido como plagiocefalia. El diagnóstico de la tortícolis congénita se basa en la historia clínica y en el examen físico del recién nacido. Durante el examen, el médico puede observar una masa o tumoración en el músculo esternocleidomastoideo, conocida como tumoración del nacimiento. Esta tumoración suele desaparecer por sí sola en los primeros meses de vida, pero puede contribuir a la rigidez y la contractura del músculo. En algunos casos, se pueden necesitar pruebas de imagen, como radiografías o ultrasonido, para descartar otras causas de la postura anormal de la cabeza. El tratamiento de la tortícolis congénita generalmente implica una combinación de fisioterapia y, en casos más severos, cirugía. La fisioterapia, que incluye estiramientos y ejercicios para mejorar la flexibilidad y la fuerza del cuello, es el pilar del tratamiento. Los padres pueden ser instruidos por un fisioterapeuta para realizar estos ejercicios en casa con el bebé, lo que puede mejorar significativamente los resultados. Los estiramientos suelen realizarse varias veces al día y deben continuar hasta que se corrija la postura de la cabeza y el rango de movimiento del cuello sea normal. En casos de tortícolis congénita que no mejoran con la fisioterapia o que presentan complicaciones como la plagiocefalia, puede ser necesaria la cirugía. La cirugía, llamada liberación del músculo esternocleidomastoideo, implica alargar o cortar el músculo afectado para permitir una mayor movilidad y corrección de la postura de la cabeza. Después de la cirugía, es probable que se requiera fisioterapia adicional para ayudar a mejorar la fuerza y la flexibilidad del cuello. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la tortícolis congénita?