DICCIONARIO MÉDICO

Termorreceptor

¿Qué es un termorreceptor?

Los termorreceptores son células especializadas del sistema nervioso periférico que detectan y responden a cambios en la temperatura del ambiente o del cuerpo. Estos receptores sensoriales son fundamentales para la percepción y regulación de la temperatura, así como para la activación de respuestas adaptativas al frío o al calor. La información recabada por los termorreceptores se transmite al sistema nervioso central (SNC) a través de fibras nerviosas aferentes, lo que permite a los organismos interpretar y adaptarse a las condiciones térmicas de su entorno.

Existen dos tipos principales de termorreceptores: los termorreceptores fríos y los termorreceptores cálidos. Los termorreceptores fríos son sensibles a las disminuciones de temperatura y se activan generalmente en un rango de 20 a 35 grados Celsius, mientras que los termorreceptores cálidos responden a aumentos de temperatura en un rango de aproximadamente 30 a 45 grados Celsius. La activación de estos receptores produce una señal nerviosa que se propaga a lo largo de las fibras aferentes hacia el SNC, donde se procesa e integra la información térmica.

Los termorreceptores se encuentran en diversas partes del cuerpo, como la piel, las mucosas y los órganos internos, aunque su distribución y densidad varían según la región y su función. En la piel, los termorreceptores se localizan en la epidermis y la dermis, donde desempeñan un papel crucial en la percepción de la temperatura superficial y en la activación de reflejos térmicos, como la vasoconstricción o vasodilatación cutánea. En los órganos internos, como el hipotálamo, los termorreceptores son responsables de la monitorización de la temperatura interna del cuerpo y de la activación de mecanismos de termorregulación, como la sudoración, la respiración o el aumento del metabolismo.

A nivel molecular, los termorreceptores presentan canales iónicos transmembrana sensibles a la temperatura, como los canales TRP (Transient Receptor Potential), que permiten el flujo de iones a través de la membrana celular en respuesta a cambios térmicos. Estos canales iónicos se activan o desactivan según la temperatura, lo que provoca un cambio en el potencial de membrana de la célula y, en consecuencia, la generación de señales nerviosas que se transmiten al SNC.

La función adecuada de los termorreceptores es fundamental para mantener la homeostasis térmica y garantizar la supervivencia y el bienestar de los organismos. Alteraciones en la función de los termorreceptores pueden dar lugar a trastornos de la percepción térmica, como la alodinia térmica, una afección en la que estímulos térmicos normalmente inocuos se perciben como dolorosos, o la hiperestesia térmica, una sensibilidad exagerada al frío o al calor.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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