DICCIONARIO MÉDICO

Cataplejía

Qué es la cataplejía

La cataplejía es un trastorno neurológico caracterizado por la pérdida repentina y transitoria del tono muscular, habitualmente desencadenada por emociones intensas como la risa, el miedo, la sorpresa o la ira. A pesar de esta pérdida muscular, la conciencia se mantiene intacta durante el episodio, lo que distingue a la cataplejía de otras condiciones neurológicas como los síncopes o las convulsiones.

Este fenómeno está íntimamente relacionado con la narcolepsia, un trastorno del sueño de origen neurológico. De hecho, la cataplejía se considera uno de sus principales síntomas cardinales y afecta a una parte significativa de quienes padecen narcolepsia tipo 1.

Causas de la cataplejía

La causa principal de la cataplejía está asociada a la narcolepsia tipo 1, un trastorno que se produce por la falta de hipocretina (también llamada orexina), una neurohormona que regula el ciclo sueño-vigilia. Esta deficiencia puede estar relacionada con un proceso autoinmunitario en el que el sistema inmunológico destruye neuronas productoras de hipocretina localizadas en el hipotálamo.

Además, se han identificado factores genéticos implicados, como el alelo HLA-DQB1*06:02, presente en la mayoría de los pacientes con narcolepsia-cataplejía. No obstante, no todos los portadores desarrollan el trastorno, lo que sugiere la participación de factores ambientales desencadenantes.

Síntomas y manifestaciones clínicas

La cataplejía se manifiesta con episodios breves de debilidad muscular que pueden variar desde leves a graves. Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Flojera en los músculos faciales, con caída de los párpados o mandíbula.
  • Incapacidad para hablar o emitir sonidos durante el episodio.
  • Colapso completo del cuerpo, sin pérdida de conciencia.
  • Duración de segundos a minutos, con recuperación espontánea total.

Las emociones positivas (risa, alegría) son las que más comúnmente desencadenan un episodio, aunque también pueden estar implicadas emociones negativas intensas. La frecuencia y gravedad de los ataques varían entre pacientes: algunas personas pueden tener varios al día, mientras que otras presentan solo algunos episodios aislados al año.

Diferencias con otros trastornos neurológicos

Es importante diferenciar la cataplejía de otros trastornos que cursan con pérdida de control muscular. Algunas distinciones clave incluyen:

  • Síncope: hay pérdida de conciencia breve y suele haber una recuperación más lenta.
  • Convulsiones: incluyen movimientos anormales, pérdida de conciencia y recuperación confusa.
  • Parálisis del sueño: la persona no puede moverse al despertar o quedarse dormida, pero no está provocada por emociones.

Diagnóstico médico

El diagnóstico de cataplejía se basa en la historia clínica detallada, en especial si el paciente refiere episodios de debilidad muscular vinculados a emociones intensas sin pérdida de conciencia. Para confirmar la sospecha clínica se pueden realizar:

  1. Polisomnografía nocturna: estudio del sueño para descartar otros trastornos.
  2. Test de latencias múltiples del sueño (MSLT): evalúa la tendencia al sueño diurno y la aparición precoz de sueño REM.
  3. Determinación de hipocretina en líquido cefalorraquídeo: marcadamente disminuida en narcolepsia con cataplejía.

Tratamiento de la cataplejía

Actualmente no existe una cura para la cataplejía, pero sí tratamientos eficaces que permiten controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. El abordaje suele incluir:

  • Medicamentos anticatapléjicos, como el oxibato sódico, considerado de primera línea en muchos países.
  • Antidepresivos tricíclicos o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRS/IRSN) como la venlafaxina o fluoxetina.
  • Tratamiento de la narcolepsia en paralelo, con estimulantes como el modafinilo.
  • Educación del paciente sobre cómo reconocer los desencadenantes emocionales y estrategias para prevenir caídas.

Consecuencias y complicaciones

Aunque la cataplejía no es una enfermedad peligrosa por sí misma, puede conllevar importantes repercusiones sociales, laborales y psicológicas. Las personas afectadas pueden desarrollar ansiedad anticipatoria por miedo a un episodio en público, lo que limita su actividad social.

Además, durante los episodios puede haber riesgo de caídas, lesiones o accidentes, especialmente si se producen mientras la persona está de pie, caminando o realizando tareas que requieren control postural.

Cuándo acudir al médico

Es recomendable consultar con un especialista si se presentan los siguientes signos:

  • Debilidad muscular súbita e inexplicable, especialmente vinculada a emociones.
  • Episodios repetidos de caída sin pérdida de conciencia.
  • Sueño excesivo durante el día asociado a episodios de debilidad.
  • Antecedentes familiares de narcolepsia o trastornos neurológicos del sueño.

Precauciones en la vida diaria

Algunas medidas prácticas pueden minimizar los riesgos asociados a la cataplejía y mejorar la autonomía del paciente:

  • Evitar situaciones de riesgo como conducir sin tratamiento eficaz o nadar sin supervisión.
  • Planificar entornos seguros ante posibles caídas (alfombras antideslizantes, sillas con apoyabrazos).
  • Informar a personas cercanas para que comprendan la naturaleza del trastorno y sepan cómo actuar.
  • Adherirse al tratamiento y mantener un ritmo regular de sueño.

Preguntas frecuentes

¿La cataplejía puede desaparecer con el tiempo?

En algunos casos, los episodios se reducen con la edad o con tratamiento adecuado, pero en la mayoría de los pacientes se mantiene como un trastorno crónico.

¿Es peligrosa para la salud?

No es peligrosa en sí misma, pero sí puede producir caídas o accidentes si no se toman precauciones. Su impacto principal es en la calidad de vida.

¿Tiene relación con otros trastornos psiquiátricos?

No es un trastorno psiquiátrico, aunque puede coexistir con ansiedad o depresión como consecuencia del impacto funcional y social.

¿Puede confundirse con un ataque epiléptico?

Sí, especialmente si hay colapso completo, pero la preservación de la conciencia y la duración breve ayudan a diferenciarla.

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