DICCIONARIO MÉDICO

Atrofia óptica

Qué es la atrofia óptica

La atrofia óptica es una afección caracterizada por la degeneración o pérdida de fibras en el nervio óptico, que es responsable de transmitir información visual desde la retina al cerebro. Esta condición puede tener diversas causas, desde problemas genéticos hasta lesiones traumáticas, y se presenta con síntomas como pérdida de la visión, reducción de la agudeza visual y alteraciones en el campo visual.

Causas de la atrofia óptica

Las causas de la atrofia óptica son variadas y pueden incluir:

  • Enfermedades vasculares: como la neuropatía óptica isquémica anterior o posterior.
  • Trastornos hereditarios: como la atrofia óptica dominante o la neuropatía óptica hereditaria de Leber.
  • Traumatismos craneales: que dañan la vía óptica.
  • Inflamaciones: como la neuritis óptica en la esclerosis múltiple.
  • Infecciones: como la toxoplasmosis o la sífilis.
  • Compresión del nervio óptico: causada por tumores o aneurismas.

Mecanismos de daño

El daño al nervio óptico puede ser consecuencia de múltiples mecanismos, incluyendo la interrupción del flujo sanguíneo, inflamación crónica, desmielinización o daño mecánico directo. Estos procesos conducen a la pérdida progresiva de los axones nerviosos y la degeneración de la papila óptica.

Síntomas de la atrofia óptica

Los síntomas pueden variar dependiendo de la causa y el grado de afectación del nervio óptico. Entre los más comunes se encuentran:

  • Pérdida de la agudeza visual: que puede ser parcial o total.
  • Reducción del campo visual: con presencia de escotomas (zonas ciegas).
  • Discromatopsia: dificultad para percibir colores correctamente.
  • Pérdida bilateral de visión: en casos avanzados, como la atrofia óptica bilateral.

Diagnóstico

El diagnóstico de la atrofia óptica se realiza mediante un enfoque multidisciplinario que incluye:

  1. Examen oftalmoscópico: para evaluar la palidez de la papila óptica y cambios en los vasos sanguíneos.
  2. Tomografía de coherencia óptica (OCT): que mide el grosor de las fibras nerviosas.
  3. Resonancia magnética: para descartar lesiones estructurales en el cerebro.
  4. Pruebas genéticas: especialmente en casos de sospecha de atrofia óptica dominante.
  5. Campimetría visual: para identificar alteraciones en el campo visual.

Tratamiento de la atrofia óptica

El tratamiento depende de la causa subyacente. Aunque no existe una cura para la mayoría de los casos, las intervenciones pueden ralentizar la progresión y mejorar la calidad de vida del paciente. Entre las opciones destacan:

  • Tratamiento de enfermedades subyacentes: como el control de la hipertensión o la esclerosis múltiple.
  • Terapia antioxidante: en casos como la neuropatía óptica hereditaria.
  • Cirugía: para aliviar la compresión del nervio óptico causada por tumores o aneurismas.
  • Rehabilitación visual: para maximizar el uso de la visión restante.

Innovaciones en el tratamiento

La investigación actual se centra en terapias génicas, medicamentos neuroprotectores y técnicas avanzadas de regeneración nerviosa. Estas innovaciones ofrecen esperanza para futuros tratamientos más efectivos en pacientes con atrofia del nervio óptico.

Pronóstico

El pronóstico de la atrofia óptica depende de la causa y la rapidez con la que se trate. En casos avanzados, la pérdida de visión puede ser irreversible, mientras que un diagnóstico temprano y un manejo adecuado pueden mejorar los resultados visuales y funcionales del paciente.

Prevención

Algunas formas de atrofia ocular pueden prevenirse mediante el control de factores de riesgo, como el manejo adecuado de enfermedades sistémicas, evitar el consumo de tabaco y alcohol, y realizar evaluaciones visuales periódicas en personas con antecedentes familiares de atrofia óptica dominante o neuropatías ópticas hereditarias.

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