DICCIONARIO MÉDICO

Asimetría

Qué es la asimetría

En el contexto médico, la asimetría hace referencia a la desigualdad o falta de correspondencia entre dos partes simétricas del cuerpo. Esta diferencia puede manifestarse a nivel estructural, funcional, anatómico o fisiológico, y puede ser tanto visible como perceptible mediante estudios clínicos o pruebas complementarias. La asimetría no siempre implica una patología, pero en muchos casos puede ser el reflejo de un trastorno congénito, adquirido o evolutivo.

Las asimetrías pueden presentarse en diversas regiones del cuerpo humano, incluyendo rostro, extremidades, tórax, pelvis, órganos internos o funciones neurológicas. Algunas son leves y benignas, mientras que otras requieren un diagnóstico diferencial exhaustivo para descartar condiciones graves como tumores, trastornos neuromusculares o alteraciones del desarrollo.

Causas de la asimetría

Las causas de asimetría pueden clasificarse en varios grupos dependiendo del origen, momento de aparición y tipo de tejido afectado:

  • Congénitas: presentes desde el nacimiento, como las displasias craneofaciales o asimetrías musculares.
  • Adquiridas: debidas a traumatismos, infecciones, intervenciones quirúrgicas o enfermedades degenerativas.
  • Funcionales: causadas por adaptaciones posturales, hábitos o alteraciones biomecánicas.
  • Neurológicas: resultado de lesiones en el sistema nervioso central o periférico, como ocurre en accidentes cerebrovasculares o parálisis facial.
  • Oncológicas: tumores que generan crecimiento anormal y desplazamiento de estructuras vecinas.

Tipos de asimetría según su localización

Asimetría craneofacial

Es una de las más comunes y puede observarse en recién nacidos, niños o adultos. Abarca desde diferencias en el tamaño de los huesos del cráneo hasta desviaciones del tabique nasal o alteraciones en la musculatura facial. Puede deberse a posiciones intrauterinas, plagiocefalia, tortícolis congénita o síndromes genéticos.

Asimetría torácica

Incluye diferencias en la forma o el volumen de los hemitórax. Puede estar relacionada con escoliosis, malformaciones costales, hipoplasia pulmonar, intervenciones quirúrgicas torácicas o masas tumorales.

Asimetría mamaria

Es frecuente y, en muchos casos, fisiológica. Sin embargo, una asimetría mamaria progresiva o acompañada de dolor o cambios en la piel puede requerir estudios para descartar procesos neoplásicos.

Asimetría en extremidades

Puede afectar el largo o el grosor de brazos o piernas. Las causas incluyen hemihipertrofia, hemiparesias, fracturas mal consolidadas, infecciones óseas o síndromes congénitos.

Asimetría neurológica

Se manifiesta como diferencia de fuerza, tono muscular, sensibilidad o reflejos entre los dos lados del cuerpo. Es típica en enfermedades como esclerosis múltiple, accidentes cerebrovasculares o neuropatías periféricas.

Diagnóstico de la asimetría

El diagnóstico de una asimetría requiere una valoración clínica detallada, que incluya:

  • Exploración física comparativa de ambos lados del cuerpo.
  • Fotografías clínicas o escaneos 3D para valoración morfológica precisa.
  • Pruebas de imagen: radiografías, resonancia magnética, tomografía computarizada.
  • Estudios funcionales: electromiografía, pruebas de marcha o análisis postural.
  • Análisis genético si se sospecha un síndrome congénito.

Tratamiento de la asimetría

El abordaje terapéutico dependerá de la causa, el impacto funcional o estético y las preferencias del paciente:

  • Fisioterapia y rehabilitación en casos funcionales o neurológicos.
  • Cirugía reconstructiva o plástica en deformidades estructurales.
  • Tratamientos ortopédicos como ortesis o correcciones posturales.
  • Intervenciones médicas en casos tumorales, infecciosos o inflamatorios.

Impacto psicológico y emocional

En muchos casos, la asimetría afecta la autoimagen y la autoestima del paciente, especialmente cuando es visible. Es común que las personas con asimetría facial, mamaria o corporal desarrollen trastornos de ansiedad, depresión o dismorfofobia. Por ello, es fundamental una valoración psicológica cuando el impacto emocional es significativo.

Cuándo acudir al médico

Se recomienda consultar con un profesional sanitario si se presenta:

  • Una asimetría de aparición reciente o progresiva.
  • Cambios estructurales asociados a dolor, inflamación o pérdida de función.
  • Dudas estéticas que generan malestar emocional o social.
  • Antecedentes familiares de enfermedades congénitas o neuromusculares.

Precauciones y observación médica

En pacientes pediátricos, es fundamental hacer un seguimiento del desarrollo corporal y neurológico, ya que algunas asimetrías pueden corregirse espontáneamente con el crecimiento. En adultos, debe vigilarse toda asimetría de causa desconocida, especialmente si se asocia a signos neurológicos, pérdida de peso inexplicada o masas palpables.

Preguntas frecuentes sobre la asimetría

¿Es normal tener cierta asimetría en el cuerpo?

Sí. La mayoría de las personas presentan pequeñas diferencias naturales entre ambos lados del cuerpo, que no implican enfermedad. Solo se consideran patológicas aquellas asimetrías que afectan la función o generan preocupación clínica.

¿La asimetría facial puede corregirse sin cirugía?

Depende del origen. En casos leves o funcionales, puede mejorarse con fisioterapia, ejercicios de reeducación postural o intervenciones odontológicas. Sin embargo, en asimetrías óseas importantes, la cirugía es la opción más eficaz.

¿La asimetría puede ser síntoma de una enfermedad grave?

Sí, especialmente si aparece de forma repentina o se acompaña de otros síntomas como debilidad, pérdida de equilibrio, dolor o alteraciones sensoriales. En estos casos, se requiere valoración médica urgente.

¿Los bebés pueden desarrollar asimetría al dormir siempre del mismo lado?

Sí. La plagiocefalia posicional es común en lactantes y se debe a la presión constante sobre una zona del cráneo. Puede prevenirse alternando las posturas y mediante ejercicios supervisados por pediatras o fisioterapeutas.

¿Se puede vivir con una asimetría sin tratamiento?

En muchos casos, sí. Si la asimetría no compromete la función ni genera malestar emocional, puede no requerir tratamiento. Sin embargo, es aconsejable evaluarla para descartar causas patológicas subyacentes.

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