Qué es arreflexia
La arreflexia es la ausencia completa de reflejos osteotendinosos al realizar la exploración neurológica. En personas sanas, al percutir determinados tendones con un martillo neumático o manual, se desencadena una contracción muscular automática llamada reflejo. Cuando estos reflejos desaparecen, hablamos de arreflexia, que indica una alteración en alguna etapa del arco reflejo—desde los receptores sensoriales hasta el órgano efector. La arreflexia puede ser generalizada o localizada y su aparición alerta sobre posibles daños en el sistema nervioso periférico o en la médula espinal. Para los pacientes, este término describe la pérdida de respuestas involuntarias que normalmente ayudan a mantener el tono muscular, la postura y la protección articular.
Anatomía y fisiología de los reflejos
Para entender la arreflexia, es fundamental conocer cómo funciona un arco reflejo. Este proceso involucra varias estructuras anatómicas y pasos funcionales:
- Receptor sensorial: Células especializadas ubicadas en el músculo (órganos tendinosos de Golgi) o en el tendón (huso muscular) que detectan el estiramiento y la tensión.
- Neurona aferente: Fibras nerviosas (generalmente mielinizadas) que conducen el impulso desde el receptor sensorial hasta la médula espinal o el tronco encefálico.
- Célula interneuronal: En algunos reflejos, existe una conexión sináptica en la sustancia gris medular a través de interneuronas que modulan la señal.
- Neurona eferente: Fibras motoras que transmiten la señal desde la médula espinal hacia el músculo efector.
- Músculo efector: Fibras musculares que se contraen en respuesta al estímulo, generando la respuesta refleja (p. ej., extensión de la rodilla al percutir el tendón rotuliano).
Los reflejos más estudiados en la exploración neurológica incluyen:
- Reflejo aquíleo o aquiliano: Evaluado percutiendo el tendón de Aquiles; la respuesta normal es la flexión plantar del pie.
- Reflejo rotuliano: Al golpear el tendón rotuliano, se observa la extensión del muslo contra la tibia.
- Reflejo bicipital: Percusión del tendón bicipital con respuesta de flexión del antebrazo y contracción del músculo bíceps.
- Reflejo tricipital: Golpe en el tendón tricipital que produce extensión del antebrazo y contracción del músculo triceps braquial.
- Reflejo cubital o de Hoffmann: Al flexionar el pulgar bruscamente, se observa la flexión e aducción del pulgar opuesto, más comúnmente evaluado en patología cervical.
Estos reflejos se clasifican como reflejos miotáticos o de estiramiento, pues dependen del estiramiento rápido de un músculo para desencadenar la contracción. La pérdida total de estos reflejos define la arreflexia.
Tipos de arreflexia
La arreflexia puede categorizarse según su extensión y localización:
- Arreflexia generalizada: Cuando todos los reflejos osteotendinosos se encuentran ausentes. Indica generalmente una polineuropatía grave, síndrome de Guillain-Barré o lesión medular extensa.
- Arreflexia localizada: Afecta a uno o varios reflejos de un territorio específico (p. ej., piernas), sugiriendo lesiones radiculares o neurópatas focales.
- Arreflexia asimétrica: Uno o varios reflejos están ausentes en unhemicuerpo o en determinados músculos, indicando lesión radicular o plexopatía de un lado.
- Arreflexia segmentaria: Pérdida de reflejos en un mismo nivel medular (p. ej., reflejo aquíleo y rotuliano en L4-L5), típicamente por compresión o lesión radicular a nivel de una raíz espinal.
Diferencia entre arreflexia e hiporreflexia
En la práctica clínica, es importante distinguir arreflexia (ausencia total del reflejo) de hiporreflexia (reflejo disminuido pero presente). Mientras la arreflexia indica un daño severo en el arco reflejo, la hiporreflexia sugiere una afectación parcial o temprana. Las características distintivas son:
- Hiporreflexia: Reflejo débil, con contracción muscular mínima o tardía. Puede observarse en neuropatías leves, compresión radicular incipiente o como hallazgo fisiológico en ancianos.
- Arreflexia: Ausencia completa de respuesta motora al estímulo tendinoso. Indica lesión grave de la neurona motora inferior, raíz espinal, nervio periférico o conexión neuromuscular.
La correcta exploración y comparación bilateral permiten diferenciar ambos hallazgos y orientar el diagnóstico.
Etiología de la arreflexia
La arreflexia puede deberse a diversas causas que comprometen alguno de los componentes del arco reflejo:
Lesión de la neurona motor inferior
- Polineuropatía periférica: Afectación simultánea de múltiples nervios periféricos por diabetes mellitus, alcoholismo crónico, deficiencias nutricionales (vitamina B12, tiamina) o infecciones (sífilis, lepra).
- Neuropatías inflamatorias: Síndrome de Guillain-Barré y sus variantes producen debilidad progresiva y arreflexia generalizada por desmielinización de nervios periféricos.
- Lesiones radiculares: Hernia discal lumbar o cervical, estenosis del canal vertebral, tumores espinales y fracturas vertebrales que comprimen raíces nerviosas específicas.
- Radiculopatía diabética: Afectación diabética focal de raíces lumbares o torácicas.
- Lesión medular aguda: Trauma, hemorragia, infección (mielitis), tumores intramedulares o extramedulares que destruyen la sustancia gris ventral o interrumpen la vía eferente.
Trastornos de la unión neuromuscular
- Miastenia gravis: Autoinmunidad contra receptores de acetilcolina que genera fatiga muscular, aunque habitualmente cursa con hiporreflexia más que arreflexia completa.
- Intoxicación por toxinas: Ciertas toxinas (toxina botulínica, toxinas del sudor, cobre) bloquean la liberación de acetilcolina, impidiendo la contracción muscular.
- Síndrome de Eaton-Lambert: Anticuerpos contra canales de calcio P/Q en la placa neuromuscular, producido por neoplasias (cáncer de pulmón microcítico), cursa con debilidad y disminución de reflejos.
Neuropatías tóxicas y metabólicas
- Diabetes mellitus: Neuropatía sensitivo-motora que progresa lentamente y puede ocasionar arreflexia en estadios avanzados.
- Alcoholismo crónico: Degeneración axonal y demielinización producida por deficiencias nutricionales y efecto directo tóxico del alcohol.
- Deficiencia de vitaminas: Vitamina B12 (neuropatía combinada subaguda), B1 (beri-beri), B6 (neuropatía inducida por exceso de piridoxina).
- Enfermedad renal crónica: Acumulación de toxinas urémicas produce neuropatía urémica con hiporreflexia que puede avanzar a arreflexia.
Lesiones centrales
- Lesión de la médula espinal: En fases agudas (shock medular), se observa arreflexia inicial seguido de hiperreflexia en fases crónicas.
- Infarto o hemorragia medular: Interrupción aguda de las vías eferentes que genera pérdida de reflejos en el nivel de la lesión.
- Esclerosis múltiple: Las placas desmielinizantes en la médula pueden ocasionar arreflexia segmentaria si comprometen las astas anteriores.
- Mielopatías compresivas: Espondilosis cervical, hernias discales o tumores extramedulares que eliminan respuestas reflejas en segmentos específicos.
Manifestaciones clínicas
La arreflexia se detecta durante la exploración neurológica, pero sus manifestaciones asociadas dependerán de la causa subyacente. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:
- Debilidad muscular: Al no existir reflejos de protección, los músculos pueden atrofiarse y perder fuerza progresivamente.
- Pérdida de tono muscular: A consecuencia de la falta de estimulación refleja, el músculo se vuelve flácido y disminuye su resistencia a la palpación.
- Atrofia muscular: Disminución del volumen muscular por desuso y denervación, evidenciable a simple vista y con medición de perímetros.
- Fasciculaciones: Pequeñas contracciones involuntarias de fibras musculares, indicativas de irritación de la neurona motora inferior.
- Alteraciones sensitivas: Hormigueo, adormecimiento o pérdida de sensibilidad en el territorio inervado por los nervios afectados.
- Dolor radicular: Dolor intenso que irradia a lo largo del trayecto de una raíz nerviosa lesionada (p. ej., ciática, cervicobraquialgia).
- Disfunción autonómica: En neuropatías extensas, puede aparecer hipotensión ortostática, alteraciones vesicales e intestinales.
La arreflexia por sí sola no genera síntomas secundarios, pero al asociarse a pérdida de funciones motoras y sensitivas, el paciente puede experimentar dificultades para caminar, manipular objetos y mantener el equilibrio, incrementando el riesgo de caídas y lesiones.
Evaluación y diagnóstico
Para identificar la causa de la arreflexia, el médico realiza un enfoque diagnóstico integral que incluye:
Historia clínica detallada
- Anamnesis de síntomas: Inicio, evolución y distribución de la debilidad, dolor, alteraciones sensoriales y cualquier antecedente de trauma o infección.
- Antecedentes médicos: Diabetes, enfermedades autoinmunes, consumo de toxinas (alcohol, quimioterápicos), historia familiar de neuropatías hereditarias.
- Exposición ocupacional: Sustancias neurotóxicas, metales pesados (plomo, mercurio) o agentes quimioterápicos (vincristina, cisplatino).
- Historia de infecciones recientes: Infecciones virales o bacterianas que puedan desencadenar síndromes inflamatorios (p. ej., Guillain-Barré tras infección respiratoria o gastrointestinal).
Exploración neurológica
- Evaluación de reflejos osteotendinosos: Se percuten los tendones principales (bicipital, tricipital, rotuliano, aquiliano) y se evalúa la respuesta bilateral y simétrica.
- Pruebas de fuerza muscular: Sevaloran los grupos musculares proximales y distales en una escala de 0 a 5 (según la escala Oxford).
- Evaluación sensitiva: Test de sensibilidad táctil, vibratoria (diapasón), dolorosa (pinchazo suave) y propioceptiva (posicionamiento articular).
- Pruebas de coordinación y marcha: Dedos-nariz, talón-rodilla, prueba de Romberg, marcha en tándem para detectar ataxia o desequilibrio asociado.
- Exploración de nervios craniales: Para descartar afecciones neurológicas centrales que pudieran involucrar también reflejos bulbares.
Pruebas complementarias
- Electromiografía (EMG) y estudios de conducción nerviosa: Evalúan la velocidad de conducción sensitiva y motora, evidenciando desmielinización o pérdida axonal en neuropatías.
- Resonancia magnética (RM) de columna vertebral: Para descartar hernias discales, estenosis, tumores epidurales o compresión medular en lesiones estructurales.
- Tomografía computarizada (TC) cerebral y de columna: Útil en pacientes con contraindicación para RM o en emergencias para descartar fracturas, hemorragias o malformaciones.
- Análisis de laboratorio: Hemograma, glucemia, perfil tiroideo, vitamina B12, electrolitos, función renal y hepática, serologías (VIH, hepatitis B y C, sífilis).
- Líquido cefalorraquídeo (LCR): En sospecha de síndrome de Guillain-Barré o meningitis aséptica, se analiza la pleocitosis, glucosa, proteína y posible presencia de anticuerpos antigangliósidos.
- Biopsia de nervio periférico o músculo: En casos de neuropatías heredofamiliares o sospecha de vasculitis, permite evaluar cambios histológicos característicos.
El diagnóstico diferencial incluye miopatías, miastenia gravis, afecciones neuromusculares metabólicas y trastornos psiquiátricos con somatizaciones neurológicas. La correlación clínica con los estudios complementarios garantiza un diagnóstico preciso y un plan terapéutico adecuado.
Tratamiento
La correcta estrategia terapéutica depende de la causa subyacente de la arreflexia. A continuación se detallan las opciones de tratamiento según los diferentes escenarios:
Polineuropatías inflamatorias y autoinmunes
- Síndrome de Guillain-Barré: Tratamiento de urgencia con inmunoglobulina intravenosa (IVIG) o plasmaféresis para reducir la respuesta autoinmune y acelerar la recuperación de los reflejos.
- Neuropatía inflamatoria desmielinizante crónica (CIDP): Uso de inmunosupresores (corticoides, azatioprina, ciclosporina), IVIG repetidas y plasmaféresis según la respuesta clínica.
- Nevrólisis autoinmune: Inmunomoduladores específicos o terapia biológica (rituximab) en casos refractarios.
Neuropatías tóxicas y metabólicas
- Control glucémico estricto: En neuropatía diabética, mantener niveles de glucosa en rango óptimo mediante insulina o antidiabéticos orales para detener la progresión y mejorar reflejos.
- Suspensión de agentes tóxicos: Abstinencia de alcohol, ajuste de dosis en quimioterapia (vincristina, cisplatino) y evaluación de exposición ocupacional a metales pesados.
- Suplencia vitamínica: Vitamina B12, B1, B6 en deficiencias confirmadas para revertir o detener la neuropatía.
- Diálisis en enfermedad renal crónica: Control de la uremia para disminuir la acumulación de toxinas y mejorar la función nerviosa.
Lesiones radiculares y medulares
- Manejo conservador: Reposo relativo, analgésicos (AINE, paracetamol), fisioterapia para fortalecimiento y movilización temprana en hernias discales leves.
- Intervención quirúrgica: En compresiones severas por hernias, tumores o estenosis, se realiza descompresión o laminectomía para preservar la función neurológica.
- Terapia rehabilitadora: Programas de fisioterapia para recuperar fuerza muscular y reflejos, estimulación transcutánea eléctrica y ejercicios de coordinación.
Enfermedades neuromusculares
- Miastenia gravis: Inhibidores de colinesterasa (piridostigmina), inmunosupresores (corticoides, azatioprina), timectomía en miastenia severa y plasmaféresis o IVIG en crisis miasténica.
- Síndrome de Eaton-Lambert: Tratar neoplasia subyacente, aminoglucósidos en dosis bajas, 3,4-diaminopiridina y terapia inmunosupresora según respuesta.
Tratamiento sintomático y de soporte
- Fisioterapia: Ejercicios de fortalecimiento, estiramientos, estimulación neuromuscular funcional y ejercicios de propiocepción para mejorar reflejos residuales.
- Rehabilitación ocupacional: Adaptación de actividades diarias, uso de ayudas técnicas (ortesis, andadores) para prevenir caídas y mantener autonomía funcional.
- Terapia del dolor: Analgésicos neuromoduladores (gabapentina, pregabalina), bloqueos de raíz nerviosa o decúbito sobre almohadones especiales para disminuir el dolor neuropático.
- Corrección de complicaciones secundarias: Prevención de úlceras por presión, trombosis venosa profunda (heparina de bajo peso molecular) y fisioterapia respiratoria en casos de compromiso bulbar.
Cuándo acudir al médico
La arreflexia suele ser un hallazgo clínico que requiere evaluación especializada. Se recomienda consultar al médico cuando:
- Se detecte pérdida de reflejos en uno o varios miembros durante una revisión de rutina o ante una consulta por debilidad.
- Aparezca debilidad muscular progresiva en brazos o piernas, especialmente si limita las actividades diarias.
- Exista dolor radicular intenso que irradie desde la columna hacia extremidades y se acompañe de pérdida de reflejos.
- Se presenten hormigueos, adormecimiento o pérdida de sensibilidad en manos, pies o tronco.
- Se observen signos de infección reciente (fiebre, malestar general) y debilidad súbita, pues podría tratarse de un síndrome de Guillain-Barré.
- Se evidencie inestabilidad al caminar o caídas frecuentes en ausencia de causa traumática.
- Se note atrofia muscular o fasciculaciones en brazos o piernas asociadas a pérdida de reflejos.
Ante cualquiera de estos signos o síntomas, es fundamental una evaluación neurológica completa para descartar causas tratables y evitar complicaciones graves.
Precauciones y recomendaciones
Para pacientes con arreflexia, se sugieren las siguientes medidas preventivas y de autocuidado:
- Evitar posturas prolongadas: Cambiar de posición cada hora para prevenir úlceras por presión y contracturas musculares.
- Utilizar ayudas técnicas: Bastones, andadores o muletas según el grado de debilidad y pérdida de reflejos para reducir el riesgo de caídas.
- Realizar fisioterapia regular: Ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y propiocepción supervisados por un profesional para mantener tono muscular y estimular reflejos residuales.
- Control metabólico: En casos de neuropatías metabólicas, mantener niveles de glucosa, electrolitos y vitaminas dentro de rangos adecuados.
- Evitar consumo de tóxicos: Abstinencia de alcohol, tabaco y fármacos neurotóxicos que puedan agravar la neuropatía.
- Seguir pautas nutricionales: Dieta equilibrada rica en proteínas, vitaminas B (B1, B6, B12) y minerales (magnesio, calcio) que favorecen la regeneración nerviosa.
- Mantener higiene postural: En caso de lesión medular o radicular, ajustar la posición de la cama, silla y escritorio para evitar compresiones adicionales y mejorar la alineación.
- Planificar revisiones periódicas: Consultas neurológicas cada 3–6 meses, según la severidad y evolución, para ajustar tratamiento y prevenir complicaciones secundarias.
Preguntas frecuentes para el paciente
¿La arreflexia tiene cura?
La curación depende de la causa subyacente. En neuropatías inflamatorias, el tratamiento oportuno con inmunoglobulinas o plasmaféresis puede restablecer reflejos gradualmente. En neuropatías metabólicas, mejorar el control glucémico o corregir deficiencias vitamínicas puede revertir parcialmente la arreflexia. En lesiones radiculares o medulares agudas, la recuperación varía según la extensión del daño; la fisioterapia y la rehabilitación pueden mejorar significativamente la función, aunque en algunos casos persiste arreflexia crónica.
¿La arreflexia causa dolor?
Por sí misma, la arreflexia no produce dolor, pero las causas (radiculopatías, neuropatías, lesiones medulares) suelen asociarse a dolor neuropático o dolor irradiado. El manejo del dolor se aborda con medicación analgésica, neuromoduladores (gabapentina, pregabalina) y terapias físicas específicas.
¿Se puede prevenir la arreflexia?
La prevención se basa en identificar y tratar precozmente las condiciones que afectan el arco reflejo. Mantener un buen control de enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia renal), proteger la columna vertebral (ergonomía, evitar trauma), y llevar un estilo de vida saludable (dieta balanceada, ejercicio regular) contribuyen a prevenir o retrasar la aparición de arreflexia.
¿Puedo realizar ejercicio si tengo arreflexia?
Sí, siempre bajo supervisión de un fisioterapeuta o rehabilitador. El ejercicio controlado ayuda a preservar la fuerza muscular, mejorar la movilidad y estimular reflejos residuales a través de ejercicios de propiocepción y estimulación neuromuscular funcional. Es importante adaptar las rutinas a la capacidad de cada paciente y evitar sobrecargas que puedan causar daño adicional.
¿Los niños pueden presentar arreflexia?
En pediatría, la arreflexia puede encontrarse en neuropatías hereditarias (enfermedad de Charcot-Marie-Tooth), mielopatías congénitas o infecciones como poliomielitis. La detección temprana mediante evaluación neurológica en consultas de crecimiento y desarrollo es esencial para iniciar tratamiento y terapia ocupacional precoz, favoreciendo el pronóstico.
¿La arreflexia afecta mi calidad de vida?
La ausencia de reflejos puede traducirse en pérdida de equilibrio, riesgo de caídas, debilidad y atrofia muscular. No obstante, con un manejo multidisciplinar—incluyendo neurología, fisioterapia, rehabilitación y cuidados de enfermería—muchos pacientes mantienen una buena calidad de vida. Las adaptaciones del entorno y el uso de ayudas técnicas contribuyen a la independencia funcional.
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