DICCIONARIO MÉDICO

Antihemorrágico

Qué es un antihemorrágico

Antihemorrágico es el término que se utiliza en medicina para referirse a cualquier sustancia, medicamento o intervención que tiene como finalidad detener una hemorragia o prevenir su aparición. Estas medidas están dirigidas a promover la hemostasia, es decir, el conjunto de procesos fisiológicos que permiten contener el sangrado tras una lesión vascular. Los agentes antihemorrágicos pueden actuar de forma local o sistémica y son esenciales en el manejo de hemorragias quirúrgicas, traumatológicas, obstétricas, gastrointestinales, así como en trastornos de la coagulación como la hemofilia.

La elección del tratamiento antihemorrágico depende del origen y magnitud de la hemorragia, del estado clínico del paciente y de factores específicos como comorbilidades, uso de anticoagulantes o defectos congénitos de la coagulación. Su empleo es habitual en contextos quirúrgicos, urgencias, cuidados intensivos, obstetricia, hematología y medicina transfusional.

Clasificación de los antihemorrágicos

Los agentes antihemorrágicos pueden clasificarse en función de su mecanismo de acción y vía de administración:

  • Agentes hemostáticos locales: se aplican directamente sobre la herida o superficie sangrante.
  • Fármacos procoagulantes sistémicos: se administran por vía oral o parenteral y actúan sobre la cascada de coagulación.
  • Antifibrinolíticos: inhiben la disolución del coágulo formado.
  • Agentes hormonales: en casos de sangrado ginecológico disfuncional.

Agentes hemostáticos locales

Se utilizan para controlar hemorragias superficiales o quirúrgicas. Actúan de forma mecánica, química o biológica para inducir la formación del coágulo:

  • Gasa hemostática (oxidada regenerada, colágeno): promueve la agregación plaquetaria.
  • Selladores de fibrina: combinan fibrinógeno y trombina para formar un coágulo estable.
  • Celulosa oxidada, gelatinas hemostáticas: absorben sangre y favorecen coagulación.

Su uso es frecuente en cirugía hepática, ortopédica, cardiovascular y ginecológica.

Fármacos procoagulantes sistémicos

Estos medicamentos refuerzan la coagulación o reemplazan factores deficitarios. Se utilizan en contextos como la hemofilia, cirugías mayores o trastornos hemorrágicos adquiridos:

  • Vitamina K: esencial para la síntesis hepática de factores II, VII, IX y X. Útil en sangrados por antagonistas de vitamina K (como warfarina).
  • Concentrados de factores de coagulación: como el factor VIII o IX en hemofilia A o B.
  • Plasma fresco congelado: contiene todos los factores de coagulación.
  • Protrombina recombinante activada (rFVIIa): utilizada en sangrados graves refractarios.

Antifibrinolíticos

Actúan bloqueando la activación de la plasmina, enzima encargada de disolver el coágulo. Se utilizan como coadyuvantes en múltiples contextos clínicos:

  • Ácido tranexámico: inhibidor de la fibrinólisis. Se usa en cirugía ortopédica, ginecológica, traumatología y en sangrado posparto.
  • Ácido aminocaproico: acción similar, con indicación en hemorragias de mucosas o cirugías cardíacas.

Agentes hormonales antihemorrágicos

Algunos trastornos hemorrágicos ginecológicos, como la menorragia o metrorragia disfuncional, pueden tratarse con fármacos hormonales:

  • Progestágenos: regulan el ciclo menstrual y disminuyen el sangrado endometrial.
  • Anticonceptivos hormonales combinados: empleados en sangrado uterino anómalo sin patología orgánica.

Se requiere una adecuada valoración ginecológica antes de su prescripción.

Indicaciones clínicas de los antihemorrágicos

Los antihemorrágicos se emplean en múltiples escenarios clínicos:

  • Control de sangrados quirúrgicos o traumáticos.
  • Trastornos congénitos de la coagulación (hemofilias, enfermedad de von Willebrand).
  • Complicaciones hemorrágicas de anticoagulación.
  • Hemorragia posparto o disfunciones ginecológicas.
  • Sangrado digestivo o cerebral cuando es susceptible de tratamiento hemostático.

Precauciones y contraindicaciones

El uso de antihemorrágicos requiere vigilancia médica estricta. Entre las principales precauciones se incluyen:

  • Riesgo de trombosis al inducir una coagulación excesiva.
  • Alergias o reacciones anafilácticas a derivados plasmáticos o recombinantes.
  • Interacciones con anticoagulantes u otros tratamientos hemostáticos.
  • Contraindicación relativa en pacientes con antecedentes tromboembólicos.

Cuándo acudir al médico

Debe consultarse con un médico de forma inmediata en los siguientes casos:

  • Hemorragia persistente o abundante tras cirugía o traumatismo.
  • Sangrados recurrentes sin causa aparente, como epistaxis, hematomas espontáneos o menorragia.
  • Antecedente personal o familiar de coagulopatía.
  • Uso de anticoagulantes con aparición de signos de sangrado.

Preguntas frecuentes sobre los antihemorrágicos

¿El ácido tranexámico sirve para cualquier tipo de sangrado?

No. Está indicado en sangrados por hiperfibrinólisis, como menorragia, cirugía ortopédica o sangrado posparto. No es útil en hemorragias por déficit de factores de coagulación.

¿Se puede usar vitamina K sin prescripción médica?

No se recomienda. Aunque es segura en dosis adecuadas, su uso debe basarse en indicaciones específicas como intoxicación por anticoagulantes o déficit documentado.

¿Los antihemorrágicos pueden producir coágulos o trombosis?

Sí, especialmente si se usan de forma indiscriminada o en personas con predisposición. El equilibrio entre hemostasia y trombosis debe ser cuidadosamente valorado.

¿Qué se hace en una hemorragia grave mientras llega ayuda médica?

Debe aplicarse presión directa, elevar la zona afectada si es posible y evitar retirar coágulos formados. En contextos clínicos, se utilizan hemostáticos locales y medidas de reanimación.

¿Existen productos hemostáticos de venta libre?

Sí, algunos apósitos o productos tópicos están disponibles en farmacias, pero no sustituyen una valoración médica en caso de hemorragia significativa o recurrente.

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