DICCIONARIO MÉDICO

Abasia

¿Qué es la abasia?

La abasia es una condición médica que se caracteriza por la incapacidad de caminar debido a una falta de coordinación motora o control muscular, sin que exista una debilidad muscular aparente. Esta condición puede ser consecuencia de una variedad de factores neurológicos, psicológicos y ortopédicos, y su diagnóstico y tratamiento requieren un enfoque multidisciplinario.

La abasia puede clasificarse en varios tipos, dependiendo de la causa subyacente. Uno de los tipos más comunes es la abasia histérica, también conocida como abasia psicógena o conversiva. En esta forma de abasia, la incapacidad para caminar se debe a factores psicológicos y no a una patología neurológica o muscular identificable. Los pacientes con abasia histérica pueden presentar un patrón de marcha inusual, caracterizado por movimientos erráticos y descoordinados que no se corresponden con una lesión neurológica específica. Este tipo de abasia suele estar asociado con trastornos de conversión, donde los síntomas físicos se manifiestan en respuesta a conflictos emocionales o estrés psicológico.

Otra forma de abasia es la abasia atáxica, que resulta de daños en el cerebelo o sus conexiones. El cerebelo es una estructura del cerebro responsable de la coordinación y el equilibrio. Las lesiones en esta área, como las causadas por accidentes cerebrovasculares, tumores, enfermedades degenerativas (como la ataxia de Friedreich), o la esclerosis múltiple, pueden llevar a una abasia atáxica. Los pacientes con esta condición presentan una marcha inestable, con movimientos descoordinados y dificultad para mantener el equilibrio, lo que les impide caminar con normalidad.

La abasia también puede ser consecuencia de trastornos del movimiento, como la enfermedad de Parkinson. En este caso, se puede observar una abasia relacionada con la rigidez muscular y la bradicinesia (lentitud de movimiento) características de la enfermedad. Los pacientes pueden experimentar episodios de "congelamiento" (freezing), donde son incapaces de iniciar la marcha o se quedan inmóviles en medio de un paso. Esta forma de abasia puede fluctuar y estar influenciada por factores como el estado emocional, la medicación y el entorno.

El diagnóstico de la abasia requiere una evaluación exhaustiva para determinar la causa subyacente. El proceso diagnóstico incluye una historia clínica detallada, un examen físico y neurológico, y una serie de pruebas complementarias. La historia clínica debe investigar la aparición y progresión de los síntomas, los antecedentes médicos del paciente, y cualquier factor desencadenante, como el estrés o trauma emocional en casos de abasia histérica.

El examen físico y neurológico ayuda a identificar signos de disfunción neurológica o muscular. Esto puede incluir pruebas de coordinación, equilibrio y fuerza muscular, así como la observación de la marcha del paciente. Las pruebas de imagen, como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC), pueden ser necesarias para visualizar lesiones estructurales en el cerebro o la médula espinal que puedan estar contribuyendo a la abasia.

Las pruebas de laboratorio, como los análisis de sangre, pueden ayudar a descartar causas metabólicas o infecciosas de la abasia. En algunos casos, se puede realizar una electromiografía (EMG) y estudios de conducción nerviosa para evaluar la función de los nervios y músculos.

El tratamiento de la abasia depende de la causa subyacente. En el caso de la abasia histérica, el enfoque principal es el tratamiento psicológico. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una intervención eficaz que puede ayudar a los pacientes a abordar los conflictos emocionales y reducir los síntomas conversivos. Además, la psicoeducación y el apoyo emocional pueden ser beneficiosos para los pacientes y sus familias.

Para la abasia atáxica y otras formas de abasia neurológica, el tratamiento se centra en la rehabilitación y el manejo de la enfermedad subyacente. La fisioterapia juega un papel crucial en la mejora de la coordinación y el equilibrio, y en la enseñanza de estrategias para compensar la pérdida de función. Los dispositivos de asistencia, como los bastones, andadores o sillas de ruedas, pueden ser necesarios para mejorar la movilidad y la seguridad del paciente.

En los casos de abasia relacionada con la enfermedad de Parkinson, el tratamiento incluye el uso de medicamentos dopaminérgicos para controlar los síntomas motores. La fisioterapia y la terapia ocupacional también son componentes importantes del manejo de la enfermedad, ayudando a los pacientes a mantener la movilidad y la independencia.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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