Cuidados para una adecuada salud visual  

El confinamiento de los últimos meses debido al COVID-19 ha podido tener serios efectos sobre nuestra salud visual. El teletrabajo, la asistencia a clases virtuales o la falta de actividad en el exterior es posible que hayan repercutido en nuestra visión. Además, el aplazamiento de cirugías no urgentes también ha llevado a retrasar intervenciones como las de cataratas. Por ello, una vez que ha mejorado la situación, es un buen momento para retomar las revisiones y tratamientos que nos permitan mantener una adecuada salud visual.

El Dr. Manuel Sáenz de Viteri, especialista del Departamento de Oftalmología, explica las principales dolencias que han podido afectarnos durante este tiempo y las recomendaciones a seguir para paliar su efecto.

Miopía, la epidemia oftalmológica del futuro
 

La principal enfermedad a la que nos vamos a enfrentar en los próximos años va a ser la miopía, donde se está viendo un aumento muy importante de los casos que, además, son miopías cada vez más altas. Un problema que va más allá de llevar gafas, ya que ser miope incrementa el riesgo de desprendimiento de retina, de cataratas o de glaucoma. Una serie de enfermedades que potencialmente pueden desencadenar una ceguera.

Uno de los principales objetivos es obtener un diagnóstico temprano para intentar tomar medidas que permitan frenar la progresión de la miopía y que no se alcancen dioptrías muy altas. Existen dos factores influyentes, que precisamente se han visto acentuados, uno por exceso y otro por su privación, debido al confinamiento.

Por un lado, un factor de riesgo muy importante se ha visto que es la realización de actividades de cerca como el uso de pantallas, dibujar, leer, etc. Mientras que uno de los factores de protección más importantes son las actividades al aire libre. No solo porque supone ver de lejos y descansar los mecanismos de enfoque del ojo, sino que también se ha visto que la propia luz del sol es un factor de protección frente al desarrollo y avance de esta patología.

¿Qué podemos hacer?

Ahora que se puede salir, intentar pasar el máximo de tiempo posible al aire libre. Y en aquellos niños que tengan padres con miopía alta, no hay que olvidar que existen factores de herencia genética, o ya eran miopes, es buen momento para volver al especialista y hacerse una nueva graduación para ver qué efecto ha podido tener en ellos esta situación.

Es fundamental detectar a tiempo la miopía, especialmente entre los más pequeños, para poder corregir el defecto con unas gafas y puedan tener un correcto desarrollo del ojo. Si no, se pueden volver vagos y, pese a que estructuralmente sean ojos normales, funcionalmente no van a tener la capacidad para ver bien


Ojo seco, el malestar por el uso de pantallas

El teletrabajo o las clases virtuales han llevado consigo un aumento del uso de pantallas que a muchas personas les ha producido incomodidad visual. No solo porque la luz de las pantallas sea mala, sino porque tanto tiempo mirando una pantalla disminuye la frecuencia del parpado y por lo tanto, nuestras lágrimas tienden a evaporarse. Esto genera picor, rojez, cansancio… síntomas de sequedad.

¿Qué podemos hacer?

En estas situaciones es muy bueno descansar la vista. Por ejemplo, por cada hora de trabajo en el ordenador, descansar 10 minutos y aprovechar para mirar algún punto más lejano como puede ser la ventana. Asimismo, el uso de lágrimas artificiales sin conservantes viene muy bien para aquellos que tengan que hacer uso rutinario de ordenadores. La clave es que sean sin conservantes para no agregar algo que pueda irritar la superficie del ojo.

Muchos casos de sequedad ocular son por evaporación de la lágrima. No se produce sequedad porque no se tenga lágrima suficiente, sino porque no es de calidad. Dentro de los parpados, tenemos unas glándulas que producen una grasa que se mezcla con las lágrimas y que es el componente que evita que se evapore. Cuando estas glándulas no trabajan bien, se produce una alteración de la película lagrimal. Para favorecer su correcto funcionamiento, se recomiendan medidas de higiene palpebral, como la limpieza diaria del borde del párpado y las pestañas con toallitas especiales o con champú de bebé (pH neutro).

Así, se eliminan todas las secreciones que estas glándulas producen y que al no mezclarse con las lágrimas, se quedan acumuladas en los párpados produciendo inflamación y sequedad. Incorporar las medidas de higiene palpebral a nuestra rutina diaria mejorará poco a poco el funcionamiento de estas glándulas y por lo tanto, la calidad de las lágrimas propias.