Nuevas terapias conectan el tratamiento integral de la obesidad con la educación nutricional y el bienestar psicológico
Con motivo del Día Mundial de la Nutrición, la Clínica Universidad de Navarra ha organizado una jornada informativa sobre el tratamiento global de esta enfermedad metabólica, con técnicas farmacológicas, quirúrgicas y endoscópicas y la colaboración de especialistas en salud mental

28 de mayo de 2025
La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial, asociada a más de 200 patologías, según la Sociedad Española de Obesidad. Dada su naturaleza compleja, requiere un enfoque multidisciplinar y personalizado para obtener resultados sostenibles. Este enfoque caracteriza el trabajo del Área de Obesidad de la Clínica Universidad de Navarra, que se ha compartido en una jornada entre profesionales sanitarios y pacientes desarrollada con motivo del Día Mundial de la Nutrición.
El abordaje actual de la obesidad se centra en la adiposidad, es decir, la cantidad y distribución de la grasa corporal, más allá del peso y el índice de masa corporal. Según la Dra. Sonsoles Gutiérrez, endocrinóloga de la Clínica Universidad de Navarra, “su diagnóstico ha evolucionado incorporando herramientas que permiten una caracterización más precisa de la enfermedad, sus riesgos y complicaciones asociadas. Entre ellas, destaca la valoración de la composición corporal, la morfofuncional, la ecografía nutricional o la elastografía hepática”.
Ante personas con obesidad, el primer paso es realizar una valoración nutricional completa que permita, como destaca Isabel Yagüe, nutricionista de la Clínica, “conocer y adaptar el plan de alimentación a las necesidades de cada paciente. Además, se analiza la composición corporal para evaluar su progreso. Todo ello, facilita la integración de las recomendaciones dietéticas durante las diferentes fases”.
Opciones terapéuticas: farmacología, digestivo y cirugía
Dada la variedad de factores implicados, el tratamiento de cada obesidad debe ser personalizado, según el perfil de comorbilidades y las preferencias del paciente. Entre las alternativas terapéuticas, se incluyen la intervención nutricional, la actividad física, el apoyo psicológico y el manejo farmacológico, endoscópico o quirúrgico.
La novedad más emergente tiene que ver con la innovación farmacéutica en este ámbito, como el desarrollo de agonistas de GLP-1, que logran pérdidas de peso entre el 10 y el 20%. La Dra. Magdalena De la Higuera, endocrinóloga de la Clínica, señala que “estos medicamentos permiten una mayor reducción de peso, mejoran la composición corporal y parámetros metabólicos como la glucemia, el perfil lipídico y comorbilidades como la hipertensión y la apnea del sueño. También reducen el riesgo cardiovascular”.
La cirugía bariátrica sigue siendo la opción de elección en pacientes con un IMC superior a 35 pero, como destaca el Dr. José María Lopesino, especialista en Cirugía General y Digestiva de la Clínica, “para su indicación es crucial cumplir con ciertos criterios, entre ellos, haber seguido previamente un tratamiento médico sin éxito”.
Sobre los distintos tipos de cirugía, el especialista acota que algunas reducen la capacidad de ingesta con efectos metabólicos asociados y otras disminuyen también la absorción de nutrientes. “Está demostrado que estos procedimientos permiten una pérdida de peso de, aproximadamente, un 30 %, con mejoras significativas en comorbilidades como la diabetes tipo 2, la hipertensión o la apnea del sueño”, según explica el Dr. Fernando Lapuente, responsable del Área de Obesidad de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.
En casos de obesidad de grado I y II, en función del IMC, se utilizan tratamientos endoscópicos, como el balón gástrico. “Además, a todos los pacientes candidatos a cirugía bariátrica se les realiza una gastroscopia inicial para valorar la anatomía del sistema digestivo y detectar posibles complicaciones, mientras que, tras la cirugía, la endoscopia permite tratar eficazmente las complicaciones postquirúrgicas”, apunta la Dra. Carmen García, especialista en Digestivo.
Independientemente del tratamiento final, el seguimiento médico, nutricional y de Enfermería es determinante para que los resultados sean duraderos. Como advierte Gloria Velasco, enfermera del Área de Obesidad, este control cercano “ofrece múltiples beneficios que impactan positivamente en la recuperación de cada paciente: refuerza la educación en autocuidado, mejora la adherencia a nuevos hábitos alimentarios y de estilo de vida, y brinda un apoyo emocional fundamental”.
Abordaje psicológico, clave para la adhesión a los nuevos hábitos
Los especialistas coinciden en que el componente psicológico es clave para la adherencia al tratamiento, ya que la obesidad está relacionada con comorbilidades como depresión, ansiedad e insatisfacción corporal y eso puede afectar la autoestima y aumentar el riesgo de trastornos de la conducta alimentaria. La terapia cognitivo-conductual se ha consolidado como tratamiento de primera línea. Como explica la Dra. Begoña Colmenarejo, especialista en Psiquiatría y Psicología de la Clínica, “estas terapias combinan psicoeducación en hábitos saludables, aumento de la actividad física y estrategias psicológicas para favorecer la adhesión al tratamiento”.
También se están explorando nuevas terapias, como la de aceptación y compromiso, que propone un cambio de paradigma: en lugar de modificar los eventos psicológicos, busca cambiar su función mediante técnicas como la aceptación, el distanciamiento y la atención plena (mindfulness), basadas en el modelo de flexibilidad psicológica. “El reto actual es aumentar la adhesión al tratamiento y mantener los resultados a largo plazo”, concluye la Dra. Colmenarejo.