Unidad de Radiología Intervencionista

"La Radiología Intervencionista ofrece tratamientos eficaces como alternativa a las cirugías abiertas, con menos molestias y una recuperación mas rápida".

DR. ANTONIO MARTÍNEZ DE LA CUESTA
ESPECIALISTA. UNIDAD DE RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA

La Radiología Intervencionista es una subespecialidad médica que utiliza técnicas avanzadas de imagen —como la fluoroscopia, la tomografía computarizada y la ecografía— para realizar procedimientos diagnósticos y terapéuticos de forma mínimamente invasiva.

Con la ayuda de imágenes en tiempo real, los especialistas introducen instrumentos muy finos y precisos en el organismo para tratar distintas enfermedades sin necesidad de cirugía abierta. Gracias a esta precisión, se pueden realizar procedimientos como biopsias dirigidas, drenajes, embolizaciones, tratamientos para enfermedades vasculares o tumores, entre otros.

La Unidad de Radiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra dispone de la tecnología más avanzada y un equipo médico con amplia experiencia. Además, trabaja de forma estrecha con otros departamentos como Oncología, Cirugía, Urología, Ginecología, Digestivo, Neumología, Anestesia y Urgencias, lo que garantiza un abordaje integral y coordinado para cada paciente, adaptado a sus necesidades específicas.

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Una alternativa menos invasiva, más beneficiosa para el paciente

Imagen de un icono azul de unos guantes y el cirujano dentro de un círculo.

Menor
invasividad

Evita cirugías abiertas al emplear punciones pequeñas y guiadas por imagen

Imagen de un icono azul de un equipo médico dentro de un círculo.

Mayor
seguridad

Reduce riesgos de complicaciones frente a la cirugía tradicional

Imagen de un icono azul de unas manos rodeando un corazón dentro de un círculo.

Recuperación
más rápida

Disminuye el dolor y que el paciente recupere antes su vida diaria

Imagen de un icono pequeño azul de un edificio del hospital dentro de un círculo.

Menor estancia
hospitalaria

En muchos casos permite el alta en menos tiempo o incluso en el mismo día

Alta especialización en los procedimientos

EN NAVARRA Y EN MADRID

Se basa en técnicas mínimamente invasivas guiadas por imagen para diagnosticar y tratar el cáncer. Estas alternativas resultan menos agresivas que la cirugía convencional, conllevan un menor riesgo de complicaciones y permiten una recuperación más rápida de los pacientes.

Ablación tumoral percutánea

La ablación tumoral consiste en destruir de manera precisa el tejido canceroso mediante la aplicación de energía dirigida. Con ayuda de imágenes como la ecografía o la Tomografía Computarizada (TC), se introducen agujas o sondas en el tumor para aplicar calor (radiofrecuencia, microondas), frío extremo (crioablación) o corrientes eléctricas de alta intensidad (electroporación).

Estas técnicas permiten tratar lesiones en órganos como hígado, riñón, pulmón o hueso, y su elección depende del tamaño, número y localización de los tumores.

Terapias intraarteriales hepáticas

Las terapias intraarteriales administran el tratamiento directamente en las arterias que nutren los tumores hepáticos, logrando una alta concentración del agente terapéutico en la lesión y reduciendo la toxicidad en el resto del organismo.

  • La quimioembolización (TACE) combina fármacos de quimioterapia con agentes que bloquean el flujo sanguíneo al tumor.
  • La radioembolización introduce microesferas radiactivas que destruyen las células cancerosas desde dentro.
  • La embolización arterial limita el aporte sanguíneo al tumor, privándolo de nutrientes y oxígeno.

La selección de la técnica se personaliza en función del tipo de tumor, la extensión de la enfermedad y las características del paciente.

Embolización paliativa de tumores hipervasculares y hemorragias tumorales

La embolización paliativa consiste en interrumpir el flujo sanguíneo de forma controlada hacia un tumor muy vascularizado mediante la inyección de materiales específicos. Esta técnica tiene un papel fundamental en el control de síntomas:

Disminuye el tamaño de tumores que producen dolor o molestias.

Controla hemorragias agudas derivadas del cáncer, que pueden poner en riesgo la vida del paciente.

De esta manera, contribuye a mejorar la calidad de vida y reducir complicaciones graves en fases avanzadas de la enfermedad.

Biopsias y marcaje prequirúrgico

  • La biopsia guiada por imagen es un procedimiento esencial en el diagnóstico del cáncer. Con ayuda de ecografía o TC, se obtiene una muestra de tejido sospechoso de forma segura y poco invasiva, lo que permite un análisis histológico preciso.
  • El marcaje prequirúrgico consiste en colocar pequeñas referencias visibles en las pruebas de imagen antes de la cirugía. Estas marcas permiten al cirujano localizar con exactitud la lesión y asegurar una extirpación completa y precisa del tumor.

El intervencionismo hepatobiliar se centra en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades que afectan al hígado, las vías biliares y el sistema venoso portal. Mediante técnicas mínimamente invasivas guiadas por imagen, se abordan complicaciones complejas como la hipertensión portal (presión elevada en las venas del hígado), la obstrucción de los conductos biliares o la presencia de abscesos y colecciones abdominales.

TIPS, embolización de varices gastroesofágicas y recanalización portal

La hipertensión portal puede provocar graves complicaciones como hemorragias digestivas por varices gastroesofágicas o acumulación excesiva de líquido en el abdomen (ascitis).

  • El procedimiento TIPS (derivación portosistémica intrahepática transyugular) crea un canal artificial dentro del hígado que comunica la vena porta con las venas hepáticas, reduciendo la presión venosa portal y previniendo sangrados.
  • La embolización de varices gastroesofágicas consiste en ocluir de manera controlada vasos dilatados para detener una hemorragia activa o reducir el riesgo de nuevos sangrados.
  • La recanalización portal permite restablecer el flujo sanguíneo en casos de trombosis de la vena porta, evitando complicaciones derivadas de la falta de circulación.

Colangiografía transhepática, drenaje biliar y stents biliares

Cuando los conductos biliares están obstruidos por cálculos, tumores o estenosis, la bilis no fluye correctamente, lo que provoca ictericia e incrementa el riesgo de infecciones graves (colangitis).

  • La colangiografía transhepática permite visualizar la vía biliar mediante contraste para identificar la causa de la obstrucción.
  • Los drenajes biliares percutáneos consisten en introducir un catéter a través de la piel para desviar la bilis al exterior o al intestino, aliviando los síntomas y evitando complicaciones.
  • Los stents biliares (prótesis metálicas o plásticas) se colocan dentro de los conductos para mantenerlos abiertos y asegurar un drenaje continuo y duradero.

Drenajes de colecciones hepáticas o abdominales y colocación de catéteres

Las complicaciones postquirúrgicas, infecciones o pancreatitis pueden dar lugar a colecciones de líquido infectado (abscesos) o acumulaciones inflamatorias dentro del abdomen.

Bajo control ecográfico o de TC, se introducen catéteres de drenaje en la zona afectada para vaciar el contenido de forma segura y precisa.

Estos procedimientos evitan la necesidad de cirugías abiertas, reducen el riesgo de complicaciones y aceleran la recuperación del paciente.

Además, el equipo intervencionista realiza el mantenimiento, recambio y retirada de los catéteres, asegurando su correcto funcionamiento y seguimiento clínico.

Embolización portal preoperatoria

En pacientes candidatos a cirugías hepáticas complejas —como la resección de grandes tumores primarios o metástasis— es fundamental garantizar que el hígado restante pueda mantener una función adecuada tras la operación.

La embolización portal preoperatoria consiste en ocluir selectivamente las ramas de la vena porta que nutren la parte del hígado que se extirpará.

Este procedimiento induce el crecimiento compensatorio (hipertrofia) del hígado sano que permanecerá, aumentando la seguridad de la cirugía y reduciendo el riesgo de insuficiencia hepática postoperatoria.

Mediante el uso de catéteres, guías, balones y stents, es posible acceder prácticamente a cualquier territorio vascular del cuerpo a través de pequeñas punciones en la piel, generalmente en la ingle o el brazo.

Esta aproximación mínimamente invasiva resulta esencial para tratar obstrucciones arteriales, detener hemorragias graves, reparar aneurismas o restaurar el flujo sanguíneo bloqueado por trombos. Todo ello se logra con una alternativa segura y eficaz frente a la cirugía abierta tradicional, con menos complicaciones y una recuperación más rápida para los pacientes.

Arteriografía, angioplastia y stents en territorios viscerales

La arteriografía es un procedimiento diagnóstico que permite visualizar el interior de las arterias mediante la inyección de contraste. Cuando se detectan estenosis u obstrucciones que comprometen la irrigación de órganos como los riñones (causa de hipertensión arterial) o el intestino (causa de dolor al ingerir alimento), se puede realizar una angioplastia, que consiste en dilatar la arteria afectada mediante un balón. En muchos casos, se implanta además un stent, una pequeña malla metálica que mantiene el vaso abierto y asegura un flujo sanguíneo adecuado a largo plazo.

Hemorragias agudas

La embolización arterial es una técnica de urgencia fundamental para controlar sangrados activos en distintas localizaciones del cuerpo: digestivas, pulmonares, traumáticas o postquirúrgicas. Consiste en navegar con un catéter hasta el punto exacto de la hemorragia y ocluir el vaso afectado mediante la inyección de materiales específicos. Este procedimiento, rápido y mínimamente invasivo, permite estabilizar a pacientes en situaciones críticas, especialmente cuando la cirugía no es posible o implica un alto riesgo vital.

Aneurismas y pseudoaneurismas viscerales

Los aneurismas son dilataciones anormales de las arterias con riesgo de rotura y hemorragia grave. Gracias a técnicas endovasculares, se pueden reparar desde el interior del vaso:

  • Rellenando el saco aneurismático con materiales embólicos, como coils, que lo aíslan de la circulación.
  • Colocando stents recubiertos que refuerzan la pared arterial y sellan la zona debilitada.

De este modo, se evita la cirugía abierta, reduciendo riesgos y favoreciendo una recuperación más rápida y segura.

Trombólisis dirigida por catéter, trombectomía mecánica y stents

Estas técnicas se aplican cuando un coágulo (trombo) bloquea una arteria o vena, produciendo una isquemia aguda.

La trombólisis dirigida por catéter consiste en administrar medicamentos fibrinolíticos directamente sobre el coágulo para disolverlo.

La trombectomía mecánica utiliza dispositivos específicos que extraen físicamente el trombo del vaso.

En muchos casos, se combina con angioplastia y colocación de stents para tratar la lesión vascular de base y garantizar que el vaso permanezca permeable a largo plazo.

Filtros de vena cava inferior

Este procedimiento consiste en la colocación de un filtro en la vena cava inferior, la principal vena que lleva la sangre desde la parte inferior del cuerpo hasta el corazón. El filtro actúa atrapando coágulos que puedan desprenderse de las piernas (trombosis venosa profunda) antes de que lleguen a los pulmones y provoquen una embolia pulmonar. Se utiliza en pacientes con alto riesgo de embolia en quienes la anticoagulación está contraindicada o no es eficaz. Existen filtros tanto temporales como permanentes, según las necesidades clínicas de cada paciente.

Accesos de diálisis

El adecuado funcionamiento de los accesos vasculares para hemodiálisis (fístulas arteriovenosas e injertos) es vital para los pacientes con insuficiencia renal avanzada. Cuando estos accesos se obstruyen o trombosan, se realizan procedimientos de angioplastia, colocación de stents o trombectomía para restaurar el flujo sanguíneo. El objetivo es prolongar la vida útil de la fístula o injerto, asegurando que el paciente pueda continuar su tratamiento de diálisis en condiciones óptimas y sin interrupciones.

La Radiología Intervencionista ofrece soluciones mínimamente invasivas para patologías benignas específicas de la mujer y del varón que, tradicionalmente, requerían cirugía. Mediante el uso de catéteres y guiados por técnicas de imagen, es posible tratar de manera segura y eficaz afecciones como los miomas uterinos, la hiperplasia benigna de próstata (HBP), las varices pélvicas o el varicocele, entre otras.

Estos procedimientos, realizados a través de pequeñas punciones en la piel, evitan cicatrices visibles, reducen el dolor postoperatorio, acortan la estancia hospitalaria y permiten una recuperación más rápida en comparación con la cirugía convencional.

Embolización de miomas uterinos y adenomiosis

La embolización de miomas uterinos es un tratamiento no quirúrgico dirigido a mujeres con miomas sintomáticos que provocan sangrado abundante, dolor pélvico o compresión de órganos vecinos. También puede aplicarse en casos de adenomiosis, una enfermedad benigna del útero.

Mediante un catéter introducido por la arteria femoral o radial, se navega hasta las arterias uterinas y se bloquea el flujo sanguíneo hacia los miomas mediante pequeñas partículas embólicas. Al interrumpir su riego, los miomas se reducen de tamaño y los síntomas mejoran o desaparecen, preservando el útero y la capacidad reproductiva, evitando la histerectomía.

Embolización de varices pélvicas

El síndrome de congestión pélvica es una causa frecuente de sensación de pesadez o incluso dolor pélvico crónico en mujeres y se debe a la dilatación de las venas pélvicas u ováricas. Con frecuencia el diagnóstico se realiza tardíamente al confundirse con otras afecciones ginecológicas o abdominales.

El procedimiento consiste en introducir un catéter por una vena de la ingle o el brazo, llegar hasta las venas dilatadas y sellarlas desde el interior con materiales embólicos. De esta forma, se corrige la insuficiencia venosa, mejoran los síntomas y la paciente experimenta una recuperación muy rápida, sin necesidad de cirugía abierta.

Embolización de arterias prostáticas para HBP

La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una de las patologías más comunes en hombres mayores y puede causar síntomas urinarios como dificultad para orinar, urgencia o aumento de la frecuencia miccional.

La embolización de las arterias prostáticas es una alternativa mínimamente invasiva a la cirugía. A través de un microcatéter se accede a las arterias que nutren la próstata y se ocluyen de manera selectiva. Al reducir el flujo sanguíneo, la glándula disminuye de tamaño, lo que alivia la obstrucción y mejora de forma significativa los síntomas urinarios, preservando la función sexual y evitando complicaciones quirúrgicas.

Embolización del varicocele

El varicocele es la dilatación de las venas del escroto, frecuente en hombres jóvenes, y constituye una causa habitual de dolor testicular e infertilidad masculina.

La embolización percutánea permite tratar esta patología sin necesidad de cirugía abierta. Mediante un catéter se accede a la vena espermática dilatada y se ocluye con agentes embólicos (como coils o sustancias esclerosantes). Este procedimiento elimina el reflujo venoso patológico, mejora los síntomas y puede aumentar la fertilidad, con mínimas molestias y una recuperación rápida.

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Cómo es el proceso del paciente en Radiología Intervencionista

El paciente es el centro de nuestro cuidado, garantizando la máxima seguridad, comodidad y bienestar en cada etapa

Imagen de un procedimiento de Radiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.

Antes del procedimiento

Evaluación y Consulta Informada

Su médico revisará su historial y le explicará el procedimiento en detalle. Pregunte con confianza todas las dudas que tenga y firme el consentimiento informado cuando se sienta preparado.

Preparación: Ayuno y Medicamentos

Para su seguridad, es necesario no comer ni beber nada durante las horas previas. Se recomienda de 4 a 6 horas de ayuno general.

Según el tipo de procedimiento y su estado de salud, es posible que le administremos algún medicamento antes de empezar. Siga siempre las indicaciones que le dé el equipo médico y de enfermería.

Si toma medicamentos que afectan a la coagulación de la sangre, como Sintrom®, o antiagregantes como Adiro® o Plavix®, es fundamental que nos lo comunique para suspenderlos o ajustar la dosis días antes del procedimiento para reducir el riesgo de sangrado durante y después de la intervención.

Imagen de un procedimiento de Radiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra

Durante el procedimiento

Nuestro objetivo es que su experiencia sea lo más cómoda y segura posible. Para ello, todo el equipo de radiología intervencionista —formado por médicos especialistas, personal de enfermería y técnicos— trabajará de manera coordinada, prestando atención a cada detalle y cuidándole en todo momento.

Sedación y analgesia

Para garantizar su confort y evitar molestias, la mayoría de los procedimientos se realizan bajo sedación consciente y anestesia local en la zona de punción. Con este tipo de sedación, el paciente se mantiene relajado pero despierto, lo que permite que pueda comunicarse con el equipo en todo momento.

Durante la intervención, se monitorizan de forma continua sus constantes vitales (pulso, tensión arterial, saturación de oxígeno) para asegurar la máxima seguridad.

Duración media

Aunque cada caso es diferente, la gran mayoría de los procedimientos de radiología intervencionista tienen una duración que oscila entre 30 minutos y 2 horas. El equipo médico le informará siempre del tiempo estimado para su procedimiento específico, adaptándose a las características de su situación clínica.

Alta el mismo día o ingreso corto

Una de las principales ventajas de estas técnicas mínimamente invasivas es la rápida recuperación que ofrecen en comparación con la cirugía abierta.

En la mayoría de los casos, el paciente puede recibir el alta el mismo día, tras un breve periodo de observación en la sala de recuperación, donde se controla que no haya complicaciones y se revisa el punto de punción.

En procedimientos más complejos, puede ser necesario un ingreso hospitalario de corta duración, generalmente de unas 24 horas, para asegurar una vigilancia más estrecha antes del alta definitiva.

Imagen de una enfermera de Radiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra atendiendo a un paciente.

Después del procedimiento

El cuidado no termina cuando acaba la intervención. El seguimiento es clave para asegurar una recuperación completa y detectar a tiempo cualquier incidencia.

Cuidados tras el alta

Al regresar a casa, recibirá instrucciones claras y por escrito. Generalmente, se recomienda reposo relativo durante las primeras 24-48 horas, vigilar el punto de punción para identificar posibles hematomas o sangrado, y mantener una hidratación adecuada. Es fundamental seguir todas las indicaciones para evitar complicaciones.

Señales de alarma

Contacte con nuestro equipo o acuda a Urgencias si presenta:

  • Dolor intenso que no cede con la analgesia indicada.
  • Sangrado o hinchazón significativa en la zona de punción.
  • Fiebre o cualquier otro síntoma que le preocupe.

Atención del equipo

Nuestro compromiso con usted continúa tras el alta. Programaremos un seguimiento, que podrá ser telefónico o en consulta presencial, para evaluar su recuperación, comprobar el resultado del procedimiento y resolver cualquier duda que pueda surgir.

Para nosotros, es fundamental asegurarnos de que la atención recibida ha sido óptima y ha cumplido con sus expectativas.

TECNOLOGÍA

Quirófanos híbridos

Contamos con la mejor tecnología de diagnóstico por imagen y cirugía guiada por imagen de última generación, especialmente indicada en angiografías e intervenciones mínimamente invasivas vasculares.

Ecografía con fusión de imágenes

El ecógrafo con fusión de imágenes permite combinar en tiempo real las imágenes de ultrasonido con otras modalidades de imagen (TAC, RM, PET) facilitando los procedimientos de biopsia y ablación.