DICCIONARIO MÉDICO

Hipertensión arterial secundaria

La hipertensión arterial secundaria es un tipo de hipertensión que tiene una causa identificable y específica, a diferencia de la hipertensión primaria o esencial, cuya etiología es multifactorial y no siempre clara. Este tipo de hipertensión representa aproximadamente el 5-10% de los casos de presión arterial alta y suele estar asociada con condiciones médicas subyacentes, como enfermedades renales, trastornos hormonales o el uso de ciertos medicamentos.

¿Qué es la hipertensión arterial secundaria?

La hipertensión arterial secundaria es una condición en la que los valores elevados de presión arterial se deben a una causa subyacente específica y tratable. Identificar y tratar esta causa puede, en muchos casos, normalizar la presión arterial o al menos mejorar su control. Este tipo de hipertensión se diferencia de la hipertensión primaria, que no tiene una causa evidente y suele gestionarse mediante cambios en el estilo de vida y medicamentos antihipertensivos.

Características principales

  • Inicio repentino: Generalmente aparece de forma abrupta en personas que previamente tenían valores normales de presión arterial.
  • Dificultad para el control: Responde de manera limitada al tratamiento estándar para la hipertensión.
  • Presión arterial muy elevada: Los valores suelen ser significativamente más altos que en la hipertensión primaria.

Causas de la hipertensión arterial secundaria

La hipertensión arterial secundaria puede deberse a una amplia variedad de causas, que incluyen:

1. Enfermedades renales

  • Enfermedad renal crónica.
  • Estenosis de la arteria renal.
  • Glomerulonefritis.

2. Trastornos endocrinos

  • Hiperaldosteronismo primario.
  • Feocromocitoma.
  • Síndrome de Cushing.
  • Hipotiroidismo o hipertiroidismo.

3. Medicamentos y sustancias

  • Anticonceptivos orales.
  • Antiinflamatorios no esteroides (AINEs).
  • Drogas recreativas como cocaína.

4. Otras causas

  • Apnea obstructiva del sueño.
  • Coartación de la aorta.

Síntomas de la hipertensión arterial secundaria

Aunque la hipertensión arterial secundaria puede ser asintomática, algunos signos pueden sugerir una causa subyacente:

  • Dolor de cabeza severo.
  • Fatiga o debilidad muscular.
  • Visión borrosa o pérdida visual.
  • Dificultad para respirar.
  • Palpitaciones o sudoración excesiva.

Diagnóstico de la hipertensión arterial secundaria

El diagnóstico implica identificar la causa subyacente a través de:

  • Historia clínica detallada: Incluyendo antecedentes familiares y uso de medicamentos.
  • Pruebas de laboratorio: Análisis de sangre y orina para evaluar función renal y niveles hormonales.
  • Imágenes diagnósticas: Ecografía renal, resonancia magnética o tomografía computarizada.

Tratamiento de la hipertensión arterial secundaria

El tratamiento se centra en abordar la causa subyacente:

  • Enfermedades renales: Manejo médico o intervenciones quirúrgicas, como la angioplastia para la estenosis de la arteria renal.
  • Trastornos hormonales: Medicamentos específicos o cirugía para tumores endocrinos.
  • Apnea del sueño: Uso de CPAP (presión positiva continua en la vía aérea).
  • Revisión de medicamentos: Ajustar o suspender fármacos que contribuyan a la hipertensión.

Cuándo acudir al médico

Es esencial consultar al médico si:

  • La presión arterial no responde al tratamiento estándar.
  • Existen síntomas que sugieran una causa secundaria, como dolores de cabeza intensos o cambios en la visión.
  • Se experimenta hipertensión de inicio súbito.

Preguntas frecuentes

¿La hipertensión arterial secundaria tiene cura?

En muchos casos, tratar la causa subyacente puede curar o mejorar significativamente la hipertensión arterial secundaria. Por ejemplo, corregir una estenosis renal o extirpar un tumor productor de hormonas puede normalizar la presión arterial.

¿Qué tan común es la hipertensión arterial secundaria?

Se estima que representa entre el 5 y el 10% de todos los casos de hipertensión arterial. Es más común en personas jóvenes con hipertensión grave o de inicio reciente.

¿Cuáles son las complicaciones de no tratar esta condición?

La falta de tratamiento puede llevar a complicaciones graves, como insuficiencia renal, enfermedades cardiovasculares, daño ocular o accidentes cerebrovasculares.

¿Qué pruebas son clave para diagnosticarla?

Las pruebas incluyen análisis de sangre y orina, monitorización ambulatoria de la presión arterial y estudios de imagen para identificar anomalías renales, vasculares o endocrinas.

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