DICCIONARIO MÉDICO

Causalgia

Qué es la causalgia

La causalgia es una forma severa de dolor neuropático que se presenta tras una lesión en un nervio periférico. En la actualidad, este cuadro se clasifica dentro del síndrome de dolor regional complejo tipo II (SDRC II). La característica principal es un dolor ardiente, intenso y persistente que afecta una extremidad, normalmente después de una fractura, cirugía, quemadura o herida penetrante que ha dañado el nervio.

Síntomas más frecuentes

El cuadro clínico de la causalgia puede incluir:

  • Dolor quemante o punzante, constante o intermitente, de intensidad elevada.
  • Hipersensibilidad al tacto: el roce con la ropa o un leve estímulo puede resultar insoportable.
  • Alodinia: percepción dolorosa de estímulos habitualmente no dolorosos, como la presión leve o el frío.
  • Inflamación localizada y cambios en el color de la piel, que puede volverse rojiza, azulada o pálida.
  • Alteraciones vasomotoras y sudoración excesiva en la zona afectada.
  • Disminución de la movilidad o rigidez articular.
  • Espasmos musculares y pérdida de fuerza.

Causas principales

La causalgia siempre se asocia a una lesión identificable en un nervio periférico. Las causas más comunes incluyen:

  • Fracturas óseas, especialmente en extremidades.
  • Intervenciones quirúrgicas en las que se seccionan o lesionan nervios.
  • Amputaciones, con o sin síndrome del miembro fantasma.
  • Traumatismos penetrantes con daño nervioso directo (heridas por arma blanca o proyectiles).

Diferencias entre causalgia y SDRC tipo I

Aunque comparten características clínicas, la causalgia (SDRC tipo II) se diferencia del SDRC tipo I en que existe una lesión nerviosa demostrable. En el tipo I no hay daño nervioso identificable, aunque el dolor y las manifestaciones clínicas sean similares.

Fisiopatología del dolor en la causalgia

La causalgia implica un mal funcionamiento del sistema nervioso periférico y central. La lesión nerviosa provoca una hiperexcitabilidad de las fibras nerviosas, generando impulsos dolorosos que se amplifican a nivel de la médula espinal y el cerebro.

Además, se producen fenómenos como:

  • Inflamación neurogénica, con liberación de sustancias proinflamatorias.
  • Disfunción del sistema simpático, que altera la regulación vascular y la sudoración.
  • Plasticidad neuronal, que perpetúa el dolor crónico incluso tras la resolución de la lesión inicial.

Diagnóstico

El diagnóstico de la causalgia se basa en la evaluación clínica y en la historia de lesión nerviosa previa. No existen pruebas específicas, pero algunas pueden ser útiles para confirmar el diagnóstico:

  • Electromiografía (EMG) y estudios de conducción nerviosa.
  • Termografía para detectar asimetrías térmicas.
  • Pruebas de sudoración.
  • Resonancia magnética si se sospechan otras lesiones asociadas.

Tratamiento

El manejo de la causalgia debe ser multidisciplinar y personalizado. Incluye tratamiento farmacológico, rehabilitación, intervenciones intervencionistas y apoyo psicológico.

Tratamiento farmacológico

  • Antidepresivos tricíclicos y inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina.
  • Antiepilépticos como la pregabalina o la gabapentina.
  • Analgésicos opioides en casos seleccionados y con control estricto.
  • Anestésicos tópicos o parches de lidocaína.

Terapias físicas y rehabilitación

  • Ejercicio físico progresivo para mantener la movilidad y prevenir la atrofia muscular.
  • Fisioterapia desensibilizante.
  • Estimulación transcutánea (TENS).

Técnicas intervencionistas

  • Bloqueos nerviosos simpáticos.
  • Estimulación de la médula espinal.
  • Infusiones intravenosas de ketamina en centros especializados.

Cuándo acudir al médico

Se debe consultar con un especialista en medicina del dolor, neurología o rehabilitación si:

  • Existe dolor persistente e incapacitante tras una lesión nerviosa.
  • Se presentan síntomas autonómicos como sudoración excesiva, cambio de coloración de la piel o hinchazón.
  • Hay limitación funcional progresiva en la extremidad afectada.

Precauciones y seguimiento

Un diagnóstico precoz y un tratamiento temprano mejoran notablemente el pronóstico. Para optimizar el control del dolor:

  • Evitar inmovilizaciones prolongadas.
  • Realizar fisioterapia continua incluso si persiste el dolor.
  • Controlar factores emocionales como el estrés o la ansiedad, que pueden exacerbar el dolor.
  • Seguir controles periódicos en unidades del dolor o clínicas especializadas.

Preguntas frecuentes

¿La causalgia es una enfermedad crónica?

Puede evolucionar hacia la cronicidad si no se trata adecuadamente en fases iniciales. Sin embargo, con diagnóstico precoz y enfoque integral, muchos pacientes logran mejorar su calidad de vida.

¿Es lo mismo que el síndrome de miembro fantasma?

No. Aunque ambos pueden aparecer tras una amputación, la causalgia se produce por lesión nerviosa específica, mientras que el síndrome de miembro fantasma incluye percepciones en una extremidad que ya no existe.

¿Puede curarse completamente?

El objetivo es reducir el dolor y restaurar la función. Algunos casos pueden alcanzar una remisión completa, pero en otros es necesario un tratamiento de mantenimiento a largo plazo.

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