DICCIONARIO MÉDICO

Catatonía

Qué es la catatonía

La catatonía es un síndrome neuropsiquiátrico caracterizado por alteraciones motoras, conductuales y afectivas, que pueden incluir desde inmovilidad extrema hasta agitación intensa. Aunque históricamente se asociaba de forma exclusiva a la esquizofrenia, hoy se reconoce que puede presentarse en un amplio espectro de trastornos mentales y médicos, incluyendo trastornos del estado de ánimo, epilepsia, encefalitis, intoxicaciones y otras enfermedades neurológicas.

La catatonía puede manifestarse de forma aguda o crónica y representa una emergencia médica cuando se acompaña de rigidez extrema, inmovilidad prolongada o síntomas vegetativos que comprometen la vida del paciente, como la fiebre o la deshidratación. Su diagnóstico requiere observación clínica y un abordaje cuidadoso, ya que es potencialmente reversible si se trata adecuadamente.

Tipos de catatonía

Existen diferentes formas clínicas de catatonía, cada una con características propias:

  • Catatonía inhibida o estuporosa: marcada por inmovilidad, mutismo, negativismo y postura rígida mantenida.
  • Catatonía excitada: caracterizada por agitación motora, ecolalia, ecopraxia y comportamiento desorganizado sin propósito.
  • Catatonía periódica: episodios recurrentes que alternan entre excitación e inhibición.
  • Catatonía maligna: forma grave con síntomas autonómicos como hipertermia, taquicardia, hipertensión, riesgo vital alto y evolución rápida.

Causas y condiciones asociadas

La catatonía puede aparecer en diversos contextos clínicos. Entre las causas más frecuentes destacan:

  • Trastornos psiquiátricos: como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la depresión mayor.
  • Trastornos neurológicos: epilepsia, encefalitis, esclerosis múltiple o lesiones cerebrales estructurales.
  • Enfermedades sistémicas: lupus eritematoso sistémico, infecciones, sepsis.
  • Intoxicaciones o efectos adversos a fármacos, como neurolépticos, benzodiacepinas o antiepilépticos.

En muchos pacientes, la catatonía es un síndrome reactivo que responde a una disfunción subyacente, lo que implica que su detección precoz puede llevar al tratamiento efectivo de la causa de base y revertir el cuadro clínico.

Síntomas de la catatonía

La catatonía puede manifestarse con una combinación de síntomas motores, conductuales y afectivos. Los signos clínicos más característicos son:

  • Estupor: ausencia de actividad psicomotriz, sin respuesta al entorno.
  • Mutismo: ausencia total o parcial del habla sin causa física aparente.
  • Negativismo: resistencia activa o pasiva a órdenes o movimientos externos.
  • Catalepsia: mantenimiento prolongado de posturas impuestas.
  • Flexibilidad cérea: resistencia leve al movimiento, como si el cuerpo fuera de cera.
  • Manierismos y estereotipias: movimientos repetitivos o gestos extravagantes sin finalidad.
  • Ecolalia: repetición automática de palabras.
  • Ecopraxia: imitación automática de movimientos de otra persona.

Diagnóstico clínico

El diagnóstico de catatonía es clínico y se basa en la observación de al menos tres síntomas catatónicos definidos en criterios como el DSM-5 o el Bush-Francis Catatonia Rating Scale. Las herramientas diagnósticas incluyen:

  • Exploración física y neurológica completa.
  • Valoración psiquiátrica detallada.
  • Exámenes analíticos para descartar causas médicas o tóxicas.
  • Pruebas de imagen cerebral en sospecha de causas neurológicas estructurales.
  • Prueba terapéutica con benzodiacepinas: respuesta positiva rápida apoya el diagnóstico.

Tratamiento de la catatonía

El tratamiento de la catatonía debe iniciarse cuanto antes para evitar complicaciones como trombosis, infecciones o fallo multiorgánico. Las estrategias terapéuticas principales incluyen:

  • Benzodiacepinas, especialmente lorazepam, que puede revertir los síntomas en horas o días.
  • Terapia electroconvulsiva (TEC): opción eficaz en catatonía refractaria, catatonía maligna o en casos graves.
  • Retirada de medicamentos potencialmente causales, como antipsicóticos en casos de síndrome neuroléptico maligno.
  • Tratamiento etiológico de la causa subyacente, cuando se identifica (por ejemplo, infecciones, trastornos del ánimo, encefalitis, etc.).

Pronóstico y evolución

La mayoría de los pacientes con catatonía presentan una respuesta favorable al tratamiento si este se instaura a tiempo. El pronóstico depende de:

  • Duración del cuadro sin tratamiento.
  • Gravedad de los síntomas (catatonía maligna tiene peor pronóstico).
  • Enfermedad de base: los trastornos del estado de ánimo responden mejor que los trastornos psicóticos crónicos.

Cuándo acudir al médico

Es importante acudir a un especialista en salud mental o neurología si se presentan:

  • Cambios bruscos en el comportamiento como inmovilidad, mutismo o reacciones inapropiadas al entorno.
  • Falta de respuesta al entorno o postura mantenida por horas.
  • Movimientos repetitivos extraños sin motivo aparente.
  • Fiebre persistente sin causa clara acompañada de rigidez muscular o agitación.

Precauciones y manejo en el entorno

Las personas con catatonía deben ser vigiladas cuidadosamente para evitar complicaciones. Se recomienda:

  • Evitar forzar movimientos o cambios de postura.
  • Controlar signos vitales y signos de deterioro orgánico (fiebre, taquicardia, presión arterial elevada).
  • Asegurar hidratación y nutrición, incluso por vía intravenosa si fuera necesario.
  • Prevenir úlceras por presión en pacientes inmovilizados.

Preguntas frecuentes

¿La catatonía es una enfermedad psiquiátrica?

No en sí misma. Es un síndrome que puede aparecer en diversas enfermedades mentales, neurológicas o médicas. No está limitada a la esquizofrenia.

¿Se puede curar completamente?

Sí, en muchos casos es reversible con tratamiento adecuado, especialmente si se identifica y trata la causa subyacente a tiempo.

¿Es peligrosa la catatonía?

Puede llegar a serlo si no se trata. La catatonía maligna puede poner en riesgo la vida y requiere atención médica urgente.

¿Puede confundirse con otras enfermedades?

Sí, especialmente con trastornos neurológicos, depresión grave, trastornos del espectro autista o demencias. Por eso es esencial una evaluación clínica completa.

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