DICCIONARIO MÉDICO

Apolipoproteína

Qué es la apolipoproteína

Las apolipoproteínas son proteínas estructurales y funcionales que se asocian a los lípidos para formar lipoproteínas, las partículas responsables del transporte de lípidos en la sangre. Estas moléculas desempeñan un papel clave en el metabolismo lipídico, actuando como ligandos para receptores celulares, activadores o inhibidores enzimáticos y estabilizadores de las partículas lipídicas.

Desde el punto de vista clínico, las apolipoproteínas se consideran biomarcadores fundamentales en la evaluación del riesgo cardiovascular, y su alteración se relaciona con diversas patologías como la hipercolesterolemia familiar, la aterosclerosis, síndromes metabólicos y enfermedades neurodegenerativas.

Clasificación de las apolipoproteínas

Las apolipoproteínas se clasifican según su estructura genética, afinidad con las lipoproteínas, funciones biológicas y papel en el metabolismo de lípidos. Las principales familias son:

  • Apolipoproteínas de clase A: apo A-I, A-II y A-IV. Predominan en HDL (lipoproteínas de alta densidad).
  • Apolipoproteínas de clase B: apo B-100 y B-48. Se encuentran en LDL, VLDL y quilomicrones.
  • Apolipoproteínas de clase C: apo C-I, C-II y C-III. Modulan la actividad de enzimas como la lipoproteína lipasa.
  • Apolipoproteínas de clase E: apo E. Participa en el aclaramiento hepático de lipoproteínas ricas en triglicéridos.
  • Otras apolipoproteínas: apo D, apo H (β2-glicoproteína I), apo(a) y otras de menor frecuencia.

Funciones biológicas de las apolipoproteínas

Las apolipoproteínas no solo estabilizan las lipoproteínas en el plasma, sino que desempeñan funciones activas esenciales para la homeostasis lipídica:

  • Ligandos de receptores celulares: como apo B-100 (receptor LDL) o apo E (receptor hepático de remanentes).
  • Activación/inhibición enzimática: apo C-II activa la lipoproteína lipasa; apo A-I activa la LCAT (lecitin colesterol acil transferasa).
  • Intercambio lipídico: facilitan el transporte reverso de colesterol desde los tejidos periféricos hacia el hígado.
  • Modulación de la respuesta inflamatoria: algunas apolipoproteínas tienen efectos inmunomoduladores.

Principales tipos de apolipoproteínas y su relevancia clínica

Apolipoproteína A-I

Principal proteína de la HDL. Estimula la actividad de la LCAT y facilita el transporte reverso de colesterol. Se considera un factor protector cardiovascular.

Apolipoproteína A-II

Componente secundario de HDL. Su papel es menos claro; algunos estudios la asocian con efectos proaterogénicos en ciertas condiciones.

Apolipoproteína B-100

Presente en VLDL, IDL y LDL. Es el ligando exclusivo del receptor LDL. Elevados niveles de apo B se correlacionan con riesgo de enfermedad cardiovascular.

Apolipoproteína B-48

Sintetizada en el intestino, forma parte de los quilomicrones y está implicada en la absorción de lípidos dietéticos.

Apolipoproteína C-II

Cofactor esencial para la activación de la lipoproteína lipasa, enzima encargada de hidrolizar triglicéridos plasmáticos.

Apolipoproteína C-III

Inhibe la lipoproteína lipasa. Su exceso favorece la hipertrigliceridemia y la acumulación de partículas remanentes aterogénicas.

Apolipoproteína E

Tiene un papel clave en el aclaramiento hepático de quilomicrones y VLDL. Existen tres isoformas principales (E2, E3, E4), con implicaciones en la enfermedad cardiovascular y el riesgo de Alzheimer.

Implicaciones clínicas de las apolipoproteínas

Las apolipoproteínas tienen aplicaciones relevantes en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de múltiples enfermedades:

1. Enfermedad cardiovascular aterosclerótica

El desequilibrio entre apo B (aterogénica) y apo A-I (antiaterogénica) es un marcador superior al colesterol LDL para estimar el riesgo cardiovascular. El cociente apo B/apo A-I se asocia a eventos coronarios mayores.

2. Dislipemias genéticas

  • Hiperlipoproteinemia tipo IIa: aumento de apo B-100 (hipercolesterolemia familiar).
  • Hiperlipoproteinemia tipo III: deficiencia de apo E2 homozygosis (hiperlipidemia remanente).
  • Deficiencia de apo A-I: muy rara, con niveles muy bajos de HDL y riesgo cardiovascular precoz.

3. Diabetes mellitus tipo 2

Frecuentemente se observa elevación de apo C-III, disminución de apo A-I y una mayor concentración de partículas remanentes. Estas alteraciones contribuyen al riesgo cardiovascular residual.

4. Enfermedad de Alzheimer

La isoforma apo E4 está asociada a un aumento significativo en la susceptibilidad a desarrollar Alzheimer de inicio tardío, probablemente por su impacto en la eliminación del β-amiloide.

Determinación analítica de apolipoproteínas

La cuantificación de apolipoproteínas se realiza mediante inmunoensayos automatizados (nefelometría o inmunoturbidimetría), y puede solicitarse como parte del estudio de perfil lipídico ampliado. Algunos parámetros de interés:

  • Apo A-I: valores bajos indican riesgo cardiovascular aumentado.
  • Apo B: se correlaciona con el número total de partículas aterogénicas.
  • Cociente apo B/A-I: marcador más preciso del riesgo aterogénico que el colesterol LDL solo.

Los valores de referencia pueden variar entre laboratorios, pero generalmente:

  • Apo A-I: 120–160 mg/dL (hombres), 140–180 mg/dL (mujeres).
  • Apo B: < 90 mg/dL (óptimo para prevención cardiovascular secundaria).

Terapias dirigidas a modificar apolipoproteínas

Algunos tratamientos farmacológicos tienen como objetivo modificar los niveles de apolipoproteínas:

  • Estatinas: reducen la producción hepática de apo B al inhibir la síntesis de colesterol.
  • Fibratos: aumentan la expresión de apo A-I y reducen la apo C-III.
  • Inhibidores de PCSK9: reducen significativamente apo B y LDL-p.
  • ARN interferente: terapias como mipomersen reducen la síntesis de apo B-100 en pacientes con hipercolesterolemia familiar.

Cuándo acudir al médico

La evaluación de las apolipoproteínas puede estar indicada en las siguientes situaciones clínicas:

  • Antecedentes familiares de hipercolesterolemia precoz o enfermedad cardiovascular prematura.
  • Pacientes con dislipemia combinada o triglicéridos elevados sin causa evidente.
  • Evaluación de riesgo residual cardiovascular en pacientes con LDL normal pero HDL bajo.
  • Valoración de respuesta a tratamiento hipolipemiante.

Precauciones clínicas y consideraciones genéticas

Dado que muchas apolipoproteínas tienen determinantes genéticos, es importante considerar:

  • Estudios de genotipado de apo E en casos de dislipemias mixtas o deterioro cognitivo temprano.
  • Asesoramiento genético en familias con hipercolesterolemia familiar (apo B defectuosa o ausente).
  • Variaciones interindividuales que afectan respuesta a fármacos hipolipemiantes.

Preguntas frecuentes

¿Es mejor medir el colesterol LDL o la apolipoproteína B?

La medición de apo B proporciona una estimación directa del número de partículas LDL y otras aterogénicas, siendo un marcador más preciso del riesgo cardiovascular que el colesterol LD

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