DICCIONARIO MÉDICO

Apetito

Qué es el apetito

El apetito es un impulso fisiológico y psicológico que impulsa a los seres humanos a buscar, seleccionar y consumir alimentos, independientemente de las necesidades energéticas reales del organismo. Está regulado por una compleja interacción de señales neuroendocrinas, metabólicas, sensoriales y conductuales que integran la homeostasis energética con factores emocionales y ambientales.

Desde el punto de vista médico, el apetito cumple una función esencial en la regulación del estado nutricional y en la adaptación fisiológica frente a estímulos internos (como niveles de glucosa o leptina) o externos (como el olor o la presentación de un alimento). Su alteración puede ser indicativa de patologías orgánicas, psiquiátricas o endocrinas, por lo que su evaluación clínica tiene valor diagnóstico y pronóstico.

Fisiología del apetito

El control del apetito se produce en el hipotálamo, donde convergen señales periféricas y centrales que activan o inhiben el deseo de comer. Estas señales pueden clasificarse en:

  • Señales orexigénicas (estimulan el apetito): grelina, neuropéptido Y, orexina.
  • Señales anorexigénicas (inhiben el apetito): leptina, insulina, péptido YY, colecistocinina.

El hipotálamo lateral activa el comportamiento alimentario, mientras que el núcleo arcuato, el núcleo paraventricular y el núcleo ventromedial modulan la saciedad. El sistema límbico, el córtex prefrontal y el sistema de recompensa dopaminérgico también participan en la valoración hedónica del alimento.

Diferencia entre hambre, apetito y saciedad

Aunque se usan como sinónimos en el lenguaje común, en medicina tienen significados distintos:

  • Hambre: necesidad fisiológica de ingerir alimentos por déficit energético o nutricional.
  • Apetito: deseo subjetivo de comer, influido por factores emocionales, sociales y sensoriales.
  • Saciedad: sensación que inhibe el acto de seguir comiendo tras haber ingerido suficiente alimento.

Factores que influyen en el apetito

El apetito está condicionado por múltiples elementos que interactúan de forma dinámica:

Factores fisiológicos

  • Niveles de glucosa, insulina y ácidos grasos en sangre.
  • Vaciamiento gástrico y distensión estomacal.
  • Ciclos circadianos y ritmo hormonal (grelina/leptina).

Factores psicosociales

  • Estado emocional: ansiedad, tristeza, estrés.
  • Contexto social: compañía, entorno cultural, hábitos familiares.

Factores sensoriales y hedónicos

  • Olor, sabor, textura y aspecto de los alimentos.
  • Memoria y experiencias placenteras previas asociadas a la comida.

Alteraciones del apetito

Las disfunciones del apetito pueden clasificarse según su intensidad y duración:

Hiperorexia

Aumento excesivo del apetito, que puede verse en:

  • Trastorno por atracón.
  • Bulimia nerviosa.
  • Hipertiroidismo.
  • Uso de ciertos fármacos: corticoides, antipsicóticos.

Hiporexia

Reducción del apetito que puede derivar en desnutrición. Causas frecuentes:

  • Cáncer.
  • Insuficiencia cardíaca o renal.
  • Depresión, demencia, dolor crónico.
  • Efectos adversos de medicamentos.

Anorexia

Ausencia completa de apetito. Puede ser secundaria a:

  • Enfermedades infecciosas agudas o crónicas.
  • Trastornos del comportamiento alimentario (anorexia nerviosa).
  • Síndrome de caquexia-anorexia en fases terminales de enfermedades oncológicas.

Evaluación clínica del apetito

La evaluación del apetito forma parte de la anamnesis nutricional. Se debe valorar:

  • Cambios recientes en la ingesta o el patrón alimentario.
  • Pérdida o aumento de peso involuntario.
  • Síntomas asociados: náuseas, disgeusia, dolor, saciedad precoz.

Escalas como el Mini Nutritional Assessment (MNA) o el Edmonton Symptom Assessment System permiten objetivar la pérdida de apetito.

Consecuencias clínicas de los trastornos del apetito

Las alteraciones mantenidas del apetito pueden producir:

  • Malnutrición proteico-calórica.
  • Deshidratación y déficit de micronutrientes.
  • Disminución de la inmunidad y retraso en la cicatrización.
  • Pérdida de masa muscular y fragilidad en adultos mayores.

Tratamiento de los trastornos del apetito

Enfoque general

  • Tratar la causa de base (infección, depresión, cáncer, efectos farmacológicos).
  • Educación nutricional y adaptación de la dieta al estado funcional.

Fármacos orexigénicos (en casos seleccionados)

  • Megestrol acetato.
  • Cannabinoides (dronabinol).
  • Ciproheptadina (uso pediátrico o geriátrico).

Intervenciones no farmacológicas

  • Fraccionamiento de la dieta en comidas pequeñas y frecuentes.
  • Mejorar la presentación y el entorno de la comida.
  • Soporte psicológico en casos de causas emocionales o trastornos alimentarios.

Cuándo acudir al médico

Se debe consultar si se presenta:

  • Pérdida de apetito persistente durante más de 7-10 días.
  • Pérdida de peso involuntaria mayor al 5 % del peso corporal en un mes.
  • Aumento descontrolado del apetito con cambios emocionales o de conducta.
  • Asociación con síntomas sistémicos: fiebre, astenia, sudoración nocturna, sangrado digestivo.

Precauciones y medidas generales

  • No automedicarse con fármacos estimulantes del apetito sin supervisión médica.
  • Evitar restricciones dietéticas estrictas que puedan afectar negativamente al deseo de comer.
  • Promover el entorno social y emocional durante las comidas.

Preguntas frecuentes sobre el apetito

¿Por qué tengo apetito aunque no tenga hambre?

Esto se debe a la influencia de factores sensoriales y emocionales que activan los circuitos de recompensa cerebral, incluso sin déficit energético. Ver, oler o recordar un alimento puede generar apetito aunque el organismo no lo necesite.

¿Qué enfermedades causan pérdida de apetito en adultos mayores?

Las más comunes son enfermedades neurodegenerativas (demencia, Parkinson), depresión, infecciones crónicas, insuficiencia cardíaca y ciertos tratamientos oncológicos.

¿El apetito se altera durante el ciclo menstrual?

Sí. Durante la fase lútea del ciclo (tras la ovulación), los niveles hormonales pueden aumentar el apetito, especialmente por alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas.

¿Los suplementos vitamínicos aumentan el apetito?

Solo en personas con déficits reales. La suplementación aislada no estimula el apetito de forma significativa si no existe una carencia específica de micronutrientes.

¿Qué relación hay entre el apetito y el sueño?

La falta de sueño altera las hormonas reguladoras del apetito (disminuye leptina y aumenta grelina), lo que puede incrementar el deseo de comer, especialmente alimentos calóricos.

© Clínica Universidad de Navarra 2025