DICCIONARIO MÉDICO
Apetito
El apetito es un impulso fisiológico y psicológico que impulsa a los seres humanos a buscar, seleccionar y consumir alimentos, independientemente de las necesidades energéticas reales del organismo. Está regulado por una compleja interacción de señales neuroendocrinas, metabólicas, sensoriales y conductuales que integran la homeostasis energética con factores emocionales y ambientales. Desde el punto de vista médico, el apetito cumple una función esencial en la regulación del estado nutricional y en la adaptación fisiológica frente a estímulos internos (como niveles de glucosa o leptina) o externos (como el olor o la presentación de un alimento). Su alteración puede ser indicativa de patologías orgánicas, psiquiátricas o endocrinas, por lo que su evaluación clínica tiene valor diagnóstico y pronóstico. El control del apetito se produce en el hipotálamo, donde convergen señales periféricas y centrales que activan o inhiben el deseo de comer. Estas señales pueden clasificarse en: El hipotálamo lateral activa el comportamiento alimentario, mientras que el núcleo arcuato, el núcleo paraventricular y el núcleo ventromedial modulan la saciedad. El sistema límbico, el córtex prefrontal y el sistema de recompensa dopaminérgico también participan en la valoración hedónica del alimento. Aunque se usan como sinónimos en el lenguaje común, en medicina tienen significados distintos: El apetito está condicionado por múltiples elementos que interactúan de forma dinámica: Las disfunciones del apetito pueden clasificarse según su intensidad y duración: Aumento excesivo del apetito, que puede verse en: Reducción del apetito que puede derivar en desnutrición. Causas frecuentes: Ausencia completa de apetito. Puede ser secundaria a: La evaluación del apetito forma parte de la anamnesis nutricional. Se debe valorar: Escalas como el Mini Nutritional Assessment (MNA) o el Edmonton Symptom Assessment System permiten objetivar la pérdida de apetito. Las alteraciones mantenidas del apetito pueden producir: Se debe consultar si se presenta: Esto se debe a la influencia de factores sensoriales y emocionales que activan los circuitos de recompensa cerebral, incluso sin déficit energético. Ver, oler o recordar un alimento puede generar apetito aunque el organismo no lo necesite. Las más comunes son enfermedades neurodegenerativas (demencia, Parkinson), depresión, infecciones crónicas, insuficiencia cardíaca y ciertos tratamientos oncológicos. Sí. Durante la fase lútea del ciclo (tras la ovulación), los niveles hormonales pueden aumentar el apetito, especialmente por alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas. Solo en personas con déficits reales. La suplementación aislada no estimula el apetito de forma significativa si no existe una carencia específica de micronutrientes. La falta de sueño altera las hormonas reguladoras del apetito (disminuye leptina y aumenta grelina), lo que puede incrementar el deseo de comer, especialmente alimentos calóricos. © Clínica Universidad de Navarra 2025Qué es el apetito
Fisiología del apetito
Diferencia entre hambre, apetito y saciedad
Factores que influyen en el apetito
Factores fisiológicos
Factores psicosociales
Factores sensoriales y hedónicos
Alteraciones del apetito
Hiperorexia
Hiporexia
Anorexia
Evaluación clínica del apetito
Consecuencias clínicas de los trastornos del apetito
Tratamiento de los trastornos del apetito
Enfoque general
Fármacos orexigénicos (en casos seleccionados)
Intervenciones no farmacológicas
Cuándo acudir al médico
Precauciones y medidas generales
Preguntas frecuentes sobre el apetito
¿Por qué tengo apetito aunque no tenga hambre?
¿Qué enfermedades causan pérdida de apetito en adultos mayores?
¿El apetito se altera durante el ciclo menstrual?
¿Los suplementos vitamínicos aumentan el apetito?
¿Qué relación hay entre el apetito y el sueño?