DICCIONARIO MÉDICO
Antigenicidad
La antigenicidad es la capacidad que tiene una sustancia, denominada antígeno, para ser reconocida específicamente por el sistema inmunitario, en particular por los linfocitos T y los anticuerpos producidos por los linfocitos B. Esta propiedad es fundamental en la respuesta inmunitaria adaptativa y es clave en campos como la inmunología clínica, la vacunología, la alergología y la inmunoterapia. La antigenicidad es una de las propiedades que definen a un antígeno, junto con la inmunogenicidad (capacidad de inducir una respuesta inmunitaria) y la tolerogenicidad (capacidad de inducir tolerancia inmunológica). No todos los compuestos que presentan antigenicidad son necesariamente inmunógenos, lo cual es un aspecto crítico en el diseño de vacunas y terapias inmunomoduladoras. Existen conceptos inmunológicos íntimamente relacionados con la antigenicidad que es necesario diferenciar: No todas las moléculas son reconocidas como antígenos por igual. La antigenicidad depende de múltiples características estructurales y contextuales: Los antígenos de origen no propio (microorganismos, células tumorales, trasplantes) tienen mayor antigenicidad. Las proteínas son los antígenos más inmunogénicos, seguidas por los polisacáridos. Lípidos y ácidos nucleicos, por sí solos, tienen escasa antigenicidad a menos que formen parte de estructuras complejas. Las moléculas de mayor tamaño y complejidad estructural presentan más epítopos o determinantes antigénicos, lo que incrementa su capacidad para ser reconocidas. La cantidad de antígeno y su forma de administración influyen significativamente en la antigenicidad. Vías como la subcutánea o intradérmica tienden a generar una mayor respuesta inmune que la oral o intravenosa, las cuales pueden inducir tolerancia. Los adyuvantes son sustancias que, añadidas a un antígeno, aumentan su inmunogenicidad, generalmente potenciando su presentación a células del sistema inmune. La capacidad de un individuo para reconocer un antígeno depende de sus moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), por lo que la antigenicidad también está condicionada por factores genéticos. El reconocimiento inmunológico se basa en la interacción entre el epítopo del antígeno (región específica que se une al receptor) y el parátopo del receptor del linfocito o del anticuerpo. Esta unión es altamente específica y determina la eficacia de la respuesta inmune. Un antígeno puede contener múltiples epítopos, lo que le permite activar diferentes clones linfocitarios, fenómeno denominado respuesta policlonal. Comprender la antigenicidad tiene implicaciones directas en: Las vacunas contienen antígenos que deben tener suficiente antigenicidad para ser reconocidos eficazmente por el sistema inmunológico, pero sin inducir la enfermedad. En este sentido, se busca una antigenicidad óptima que equilibre seguridad y eficacia inmunogénica. Los nuevos desarrollos incluyen vacunas recombinantes y vacunas de ARNm, donde el diseño de antígenos con epítopos específicos de alta antigenicidad es clave para generar inmunidad dirigida y duradera. En enfermedades autoinmunes, se produce un reconocimiento erróneo de antígenos propios como extraños, lo que desencadena una respuesta inmunitaria patológica. La pérdida de tolerancia frente a antígenos endógenos puede deberse a cambios en su antigenicidad (por modificación postraduccional, mimetismo molecular, etc.). En oncología, los neoantígenos tumorales (generados por mutaciones específicas) pueden tener una antigenicidad suficiente para ser blanco de inmunoterapia personalizada. La identificación de estos antígenos permite diseñar vacunas terapéuticas y terapias con linfocitos T modificados. Algunas estrategias clínicas buscan modificar artificialmente la antigenicidad de compuestos terapéuticos (por ejemplo, proteínas recombinantes) para reducir el riesgo de reacciones inmunológicas. También se investiga cómo aumentar la antigenicidad de ciertos antígenos en inmunoterapia oncológica, o disminuirla en enfermedades autoinmunes. Aunque la antigenicidad es un concepto inmunológico, existen situaciones clínicas en las que su implicación puede motivar consulta médica: Sí. Existen sustancias que pueden ser reconocidas por el sistema inmunitario, pero que por sí solas no inducen una respuesta inmune. Estos compuestos, denominados haptenos, requieren unirse a una proteína transportadora para volverse inmunógenos. Antigenicidad se refiere a la capacidad de ser reconocido por el sistema inmune, mientras que inmunogenicidad implica además la capacidad de inducir una respuesta inmune activa. Todo inmunógeno es antigénico, pero no todo antígeno es inmunógeno. Sí. Las mutaciones en patógenos pueden modificar los epítopos y, con ello, la antigenicidad, lo que permite a virus como la influenza o el SARS-CoV-2 escapar parcialmente de la inmunidad previa. Este fenómeno se denomina deriva antigénica. El rechazo inmunológico se produce cuando el sistema inmunitario del receptor reconoce como antigénicos los antígenos HLA del donante. Cuanto mayor es la disimilitud antigénica, mayor es la probabilidad de rechazo. Sí. Se utilizan técnicas como el ELISA, el citometría de flujo o los ensayos de proliferación linfocitaria para valorar el reconocimiento antigénico. Además, en investigación, se emplean modelos animales y algoritmos bioinformáticos para predecir la antigenicidad de nuevas moléculas. © Clínica Universidad de Navarra 2025Qué es la antigenicidad
Propiedades inmunológicas relacionadas
Factores que determinan la antigenicidad
Origen y naturaleza del antígeno
Complejidad molecular
Dosis y vía de entrada
Asociación con adyuvantes
Compatibilidad genética del hospedador
Epítopos y parátopos: interacción molecular
Importancia médica de la antigenicidad
Antigenicidad y vacunas
Antigenicidad en enfermedades autoinmunes y cáncer
Modificación de la antigenicidad
Cuándo acudir al médico
Preguntas frecuentes sobre la antigenicidad
¿Puede una sustancia ser antigénica pero no inmunógena?
¿Cuál es la diferencia entre inmunogenicidad y antigenicidad?
¿La antigenicidad puede cambiar con el tiempo?
¿Cómo afecta la antigenicidad al rechazo de trasplantes?
¿Es posible medir la antigenicidad en el laboratorio?