DICCIONARIO MÉDICO

Antídoto

Qué es un antídoto

Un antídoto es una sustancia que contrarresta los efectos tóxicos de un veneno o una sobredosis de fármacos, neutralizando su acción o facilitando su eliminación del organismo. En el ámbito médico, su empleo es crucial en situaciones de emergencia toxicológica, envenenamientos accidentales, intentos autolíticos con sustancias químicas o errores terapéuticos con medicamentos.

La palabra "antídoto" proviene del griego antiguo “antídoton”, que significa “dado en contra de”. Su uso ha evolucionado desde preparados rudimentarios en la antigüedad hasta compuestos farmacológicos altamente específicos y con base en la evidencia científica actual.

Clasificación de los antídotos

Los antídotos se clasifican en función de su mecanismo de acción o del tipo de tóxico que neutralizan. Esta categorización permite su selección rápida en contextos clínicos urgentes.

Según su mecanismo de acción

  • Antídotos físicos: actúan mediante adsorción o dilución del tóxico. Ejemplo: carbón activado.
  • Antídotos químicos: reaccionan directamente con el tóxico para neutralizarlo. Ejemplo: quelantes como el EDTA para metales pesados.
  • Antídotos farmacológicos: antagonizan o inhiben los efectos del tóxico a nivel receptor o enzimático. Ejemplo: naloxona para intoxicación por opioides.

Según el tipo de tóxico

  • Opioides: Naloxona.
  • Benzodiacepinas: Flumazenilo.
  • Paracetamol (acetaminofén): N-acetilcisteína.
  • Metales pesados: Quelantes como dimercaprol o succímero.
  • Anticolinesterásicos: Atropina y pralidoxima.
  • Cianuro: Hidroxocobalamina o nitrito de sodio + tiosulfato de sodio.

Principales antídotos y sus indicaciones

A continuación se detallan los antídotos más utilizados en práctica clínica junto con sus principales indicaciones terapéuticas:

Naloxona

Antagonista competitivo de los receptores opioides. Indicado en sobredosis de morfina, heroína, fentanilo y otros derivados. Su uso rápido puede revertir depresión respiratoria potencialmente mortal.

Flumazenilo

Antagonista de las benzodiacepinas. Indicado en intoxicación por diazepam, alprazolam, lorazepam y similares. Debe utilizarse con precaución en pacientes con antecedentes de convulsiones.

N-acetilcisteína

Restablece los niveles de glutatión hepático, lo que permite detoxificar metabolitos tóxicos del paracetamol. Su eficacia es máxima si se administra en las primeras 8 horas tras la ingestión.

Carbón activado

Actúa adsorbiendo múltiples toxinas en el tracto gastrointestinal, reduciendo su absorción sistémica. Eficaz en muchas intoxicaciones si se administra dentro de la primera hora.

Atropina

Bloquea los efectos muscarínicos del exceso de acetilcolina. Es el antídoto de elección en intoxicaciones por insecticidas organofosforados y carbamatos.

Pralidoxima

Reactiva la acetilcolinesterasa inactivada por organofosforados. Se utiliza junto con atropina para un efecto sinérgico.

Hidroxocobalamina

Forma un complejo con el cianuro que se elimina por vía renal. Es el tratamiento de primera línea en intoxicaciones por humo de incendios o exposición industrial al cianuro.

Quelantes de metales

  • Dimercaprol: útil para arsénico, oro y mercurio.
  • EDTA cálcico: preferido para intoxicaciones por plomo.
  • Succímero: alternativa oral, especialmente en niños con saturnismo.

Farmacocinética y farmacodinámica

La eficacia de un antídoto depende de múltiples factores:

  • Momento de administración: cuanto más precoz, mayor efectividad.
  • Vía de administración: intravenosa en situaciones críticas, oral o intramuscular en otros casos.
  • Distribución tisular: influye en su capacidad para alcanzar el sitio de acción del tóxico.
  • Metabolismo y excreción: factores que determinan su duración de acción y posibles toxicidades propias.

Indicaciones clínicas y precauciones

El uso de antídotos debe estar justificado por una sospecha clínica clara de intoxicación y siempre debe formar parte de un abordaje integral que incluya:

  • Evaluación de la vía aérea, respiración y circulación (ABC).
  • Identificación del agente tóxico mediante anamnesis y pruebas de laboratorio.
  • Monitorización constante de signos vitales y respuesta al tratamiento.

No todos los envenenamientos requieren un antídoto específico; muchas veces el soporte vital y las medidas generales son suficientes. Además, algunos antídotos pueden tener efectos secundarios graves o estar contraindicados en determinadas condiciones clínicas.

Cuándo acudir al médico

Es fundamental buscar asistencia médica urgente en los siguientes casos:

  • Ingesta conocida o sospechada de una sustancia potencialmente tóxica.
  • Presencia de síntomas como vómitos persistentes, alteración del nivel de conciencia, convulsiones o dificultad respiratoria.
  • Contactos accidentales con productos químicos industriales o pesticidas.
  • Exposición a humo en espacios cerrados con pérdida de conocimiento.

La administración domiciliaria de antídotos sin supervisión médica no está recomendada, salvo en contextos muy específicos como el uso de autoinyectores prescritos (por ejemplo, naloxona para pacientes en riesgo de sobredosis de opioides).

Preguntas frecuentes sobre antídotos

¿Todos los venenos tienen un antídoto específico?

No. Existen muchos tóxicos para los que no se dispone de un antídoto específico. En estos casos, el tratamiento se basa en medidas de soporte vital y eliminación del tóxico.

¿Puede cualquier persona administrar un antídoto?

La mayoría de los antídotos deben ser administrados por profesionales sanitarios en un entorno hospitalario. Solo algunos, como la naloxona intranasal, están autorizados para uso comunitario bajo indicación médica.

¿Es seguro el uso de antídotos en niños?

Sí, aunque las dosis deben ajustarse cuidadosamente al peso corporal y la edad. Algunas formulaciones pediátricas están disponibles para facilitar su uso seguro.

¿Cuánto tiempo tarda en hacer efecto un antídoto?

Depende del fármaco y de la vía de administración. Algunos actúan en minutos (como la naloxona), mientras que otros pueden tardar más tiempo en neutralizar completamente el tóxico.

¿Es necesario hacer análisis tras administrar un antídoto?

Sí, se recomienda monitorizar parámetros analíticos que permitan valorar la evolución clínica, la eficacia del tratamiento y posibles efectos adversos del propio antídoto.

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