DICCIONARIO MÉDICO

Anticuerpo

Qué es un anticuerpo

Un anticuerpo, también conocido como inmunoglobulina, es una proteína producida por los linfocitos B del sistema inmunitario como respuesta específica frente a la presencia de un antígeno. Los antígenos son sustancias extrañas al organismo, como virus, bacterias, toxinas o células tumorales, que pueden inducir una respuesta inmunitaria.

Los anticuerpos tienen la capacidad de reconocer de forma específica un epítopo (una parte del antígeno) y unirse a él mediante una interacción altamente selectiva. Esta unión permite neutralizar, opsonizar o activar otras rutas inmunológicas, como la del complemento, con el objetivo de eliminar la amenaza del organismo.

Estructura de los anticuerpos

La estructura de un anticuerpo se asemeja a la forma de una "Y" y está compuesta por:

  • Dos cadenas pesadas (H): idénticas entre sí.
  • Dos cadenas ligeras (L): también idénticas.

Cada anticuerpo posee una región variable, donde se encuentra el sitio de unión al antígeno, y una región constante, que define su clase funcional (IgG, IgA, etc.) y determina su función biológica.

Tipos de anticuerpos

Existen cinco clases principales de inmunoglobulinas, cada una con funciones específicas:

  • IgG: es la más abundante en el plasma, proporciona inmunidad a largo plazo y atraviesa la placenta.
  • IgA: se encuentra en secreciones como saliva, lágrimas y mucosas, donde protege frente a patógenos externos.
  • IgM: es la primera inmunoglobulina que se produce en una respuesta primaria y actúa principalmente en la activación del complemento.
  • IgE: participa en reacciones alérgicas y defensa frente a parásitos.
  • IgD: tiene funciones menos conocidas y se expresa principalmente en la superficie de linfocitos B inmaduros.

Producción de anticuerpos

La producción de anticuerpos comienza cuando un linfocito B reconoce un antígeno. Este proceso implica:

  1. Activación del linfocito B por contacto con el antígeno o mediante células T colaboradoras.
  2. Diferenciación en células plasmáticas, que sintetizan y liberan grandes cantidades de anticuerpos.
  3. Generación de células B memoria para respuestas inmunitarias futuras más rápidas y eficaces.

Funciones de los anticuerpos

Los anticuerpos participan en diversos mecanismos de defensa:

  • Neutralización: bloquean toxinas y evitan que los virus penetren en las células.
  • Opsonización: marcan a los patógenos para su destrucción por fagocitos.
  • Activación del complemento: inducen lisis celular y amplifican la respuesta inflamatoria.
  • Citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (ADCC): median la destrucción de células infectadas mediante linfocitos NK.

Aplicaciones clínicas de los anticuerpos

El conocimiento y manipulación de anticuerpos ha permitido grandes avances médicos:

  • Diagnóstico: mediante pruebas serológicas que detectan anticuerpos específicos frente a patógenos (por ejemplo, VIH, SARS-CoV-2).
  • Terapias biológicas: con anticuerpos monoclonales en cáncer, enfermedades autoinmunes o inflamatorias (rituximab, trastuzumab, adalimumab).
  • Inmunización pasiva: como los sueros hiperinmunes o inmunoglobulinas específicas.

Anticuerpos monoclonales

Los anticuerpos monoclonales son anticuerpos idénticos producidos por un clon único de células B, diseñados para reconocer un solo epítopo. Su desarrollo ha revolucionado la medicina moderna.

Tienen aplicaciones terapéuticas en:

  • Cáncer: anticuerpos anti-CD20, HER2, PD-1/PD-L1.
  • Enfermedades autoinmunes: como lupus, artritis reumatoide, esclerosis múltiple.
  • Enfermedades infecciosas: como terapia adyuvante en COVID-19 o rabia.

Alteraciones clínicas relacionadas con anticuerpos

En algunas condiciones médicas, los anticuerpos pueden ser perjudiciales:

  • Enfermedades autoinmunes: como lupus eritematoso sistémico o tiroiditis de Hashimoto, donde los anticuerpos atacan tejidos propios.
  • Hipersensibilidad: las reacciones alérgicas están mediadas por anticuerpos IgE.
  • Rechazo de trasplantes: por anticuerpos contra antígenos del donante.

Pruebas diagnósticas que detectan anticuerpos

Las pruebas serológicas permiten detectar la presencia de anticuerpos en sangre, útiles para:

  • Confirmar inmunidad frente a ciertas enfermedades.
  • Detectar infecciones pasadas o activas.
  • Diagnosticar enfermedades autoinmunes.

Entre las pruebas más habituales se encuentran:

  • ELISA (enzymoimmunoensayo).
  • Western blot.
  • Inmunofluorescencia indirecta.

Cuándo acudir al médico

Es recomendable consultar con un profesional sanitario ante:

  • Resultados positivos en pruebas de anticuerpos sin una causa conocida.
  • Síntomas compatibles con enfermedades autoinmunes como fatiga persistente, artralgias o erupciones cutáneas.
  • Necesidad de valorar la inmunidad frente a infecciones como hepatitis, sarampión o COVID-19.

Precauciones relacionadas con los anticuerpos

Aunque los anticuerpos son beneficiosos, en ciertos contextos es importante tener precaución:

  • Falsos positivos: algunas pruebas pueden detectar anticuerpos sin significancia clínica.
  • Reactividad cruzada: los anticuerpos pueden unirse a antígenos similares pero distintos al objetivo.
  • Riesgo de efectos adversos: los tratamientos con anticuerpos monoclonales pueden inducir reacciones de hipersensibilidad o inmunosupresión.

Preguntas frecuentes sobre los anticuerpos

¿Tener anticuerpos siempre indica inmunidad?

No necesariamente. La presencia de anticuerpos puede indicar exposición previa, pero no siempre confiere protección efectiva, especialmente si los títulos son bajos o los anticuerpos no son neutralizantes.

¿Se pueden tener anticuerpos sin haber tenido síntomas?

Sí. Muchas infecciones pueden cursar de forma asintomática y generar anticuerpos detectables posteriormente mediante pruebas serológicas.

¿Los anticuerpos desaparecen con el tiempo?

Sí. La concentración de anticuerpos puede disminuir tras semanas o meses. Sin embargo, el sistema inmune puede conservar células de memoria capaces de producirlos rápidamente ante una nueva exposición.

¿Qué diferencia hay entre un anticuerpo monoclonal y policlonal?

Los anticuerpos monoclonales son idénticos y específicos para un único epítopo, mientras que los policlonales reconocen múltiples epítopos del mismo antígeno. Los primeros se usan con mayor frecuencia en terapias dirigidas.

¿Puedo contagiarme aunque tenga anticuerpos?

Depende de la enfermedad y del tipo de anticuerpo. En algunas infecciones, como el sarampión, la inmunidad suele ser duradera. En otras, como la gripe o el coronavirus, puede no ser completamente protectora.

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