DICCIONARIO MÉDICO

Antibiótico

Qué es un antibiótico

Un antibiótico es una sustancia química utilizada en medicina para eliminar o inhibir el crecimiento de bacterias que causan infecciones en el organismo humano. A diferencia de los antivirales o antifúngicos, los antibióticos son específicos para bacterias y no resultan eficaces frente a virus ni hongos.

La introducción de los antibióticos en la práctica clínica, iniciada con el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928, supuso un hito en la historia de la medicina. Desde entonces, han salvado millones de vidas y se consideran uno de los avances terapéuticos más importantes del siglo XX.

Clasificación de los antibióticos

Los antibióticos pueden clasificarse según diversos criterios, como su mecanismo de acción, su estructura química o su espectro de actividad. A continuación, se exponen las clasificaciones más comunes:

Según su mecanismo de acción

  • Inhibidores de la síntesis de la pared celular: como las penicilinas, cefalosporinas o carbapenémicos.
  • Inhibidores de la síntesis proteica: como los macrólidos, tetraciclinas y aminoglucósidos.
  • Inhibidores de la síntesis de ácidos nucleicos: como las fluoroquinolonas o rifampicina.
  • Inhibidores del metabolismo folato: como el cotrimoxazol (sulfametoxazol + trimetoprim).

Según su espectro de acción

  • De espectro reducido: actúan sobre un número limitado de bacterias, como las penicilinas naturales.
  • De espectro ampliado: eficaces frente a un grupo más amplio de bacterias, como las aminopenicilinas.
  • De amplio espectro: activos contra múltiples bacterias grampositivas y gramnegativas, como las cefalosporinas de tercera generación.

Indicaciones clínicas de los antibióticos

Los antibióticos están indicados para tratar infecciones bacterianas de diversa localización. Algunas de las patologías más frecuentes en las que se prescriben incluyen:

  • Infecciones respiratorias: neumonía bacteriana, sinusitis, faringitis estreptocócica.
  • Infecciones urinarias: cistitis, pielonefritis.
  • Infecciones cutáneas: celulitis, impétigo.
  • Infecciones del sistema nervioso central: meningitis bacteriana.
  • Infecciones gastrointestinales: causadas por bacterias como Salmonella o Campylobacter.

Antibióticos de uso común

Algunos de los antibióticos más utilizados en la práctica clínica incluyen:

  • Amoxicilina: utilizada en infecciones respiratorias y del oído.
  • Azitromicina: indicada en bronquitis o infecciones de transmisión sexual.
  • Ceftriaxona: empleada en infecciones graves como meningitis o sepsis.
  • Levofloxacino: fluoroquinolona para infecciones respiratorias o urinarias.
  • Clindamicina: en infecciones de piel o en pacientes alérgicos a penicilinas.

Resistencia a los antibióticos

La resistencia bacteriana ocurre cuando las bacterias desarrollan mecanismos que les permiten sobrevivir a la acción de los antibióticos. Este fenómeno representa una amenaza sanitaria global, ya que dificulta el tratamiento de infecciones comunes.

Las causas principales de resistencia incluyen el uso inadecuado de antibióticos, el tratamiento incompleto, y la automedicación. Las consecuencias pueden ser graves, incluyendo el fracaso terapéutico, prolongación de la enfermedad, aumento de la mortalidad y sobrecostes sanitarios.

Consejos para un uso adecuado de antibióticos

Para preservar la eficacia de los antibióticos y prevenir la aparición de resistencias, es fundamental seguir estas recomendaciones:

  • No automedicarse: nunca se deben tomar antibióticos sin indicación médica.
  • Completar el tratamiento: aunque los síntomas mejoren, es necesario finalizar la pauta prescrita.
  • No compartir antibióticos: cada tratamiento es específico para un caso clínico concreto.
  • Evitar guardarlos para futuras ocasiones: los restos de antibióticos deben ser desechados correctamente.

Efectos secundarios y precauciones

Aunque los antibióticos son generalmente seguros, pueden presentar efectos adversos que varían según el grupo farmacológico y el estado del paciente. Algunos efectos frecuentes incluyen:

  • Trastornos gastrointestinales: náuseas, diarrea o dolor abdominal.
  • Reacciones alérgicas: desde erupciones leves hasta anafilaxia.
  • Alteración de la microbiota intestinal: lo que puede favorecer sobreinfecciones por Clostridioides difficile.

Cuándo acudir al médico

Es necesario consultar con un profesional sanitario en los siguientes casos:

  • Presencia de síntomas persistentes o graves, como fiebre alta, dolor localizado, o signos de infección sistémica.
  • Antecedentes de alergia a antibióticos.
  • Fracaso de tratamientos previos o recurrencia de la infección.

Preguntas frecuentes sobre los antibióticos

¿Los antibióticos curan los resfriados o la gripe?

No. Estas enfermedades son causadas por virus, y los antibióticos no tienen efecto sobre ellos. Su uso en infecciones virales no aporta beneficio y puede favorecer resistencias.

¿Puedo tomar antibióticos con alimentos?

Depende del fármaco. Algunos antibióticos deben tomarse en ayunas para una mejor absorción, mientras que otros se toleran mejor con comida. Es fundamental seguir las indicaciones específicas del médico o del prospecto.

¿Qué hago si olvido una dosis?

Debe tomarse la dosis tan pronto como se recuerde, salvo que esté próxima a la siguiente. En ese caso, se omite la dosis olvidada y se continúa con el esquema habitual. Nunca se debe duplicar una dosis.

¿Es necesario hacerse pruebas antes de tomar antibióticos?

En muchos casos se realiza tratamiento empírico. Sin embargo, en infecciones graves, recurrentes o nosocomiales, es recomendable identificar el germen mediante cultivo y antibiograma para elegir el tratamiento más adecuado.

¿Los antibióticos pueden causar daño hepático o renal?

Algunos antibióticos, en especial si se toman en dosis elevadas o en pacientes con insuficiencia orgánica previa, pueden afectar al hígado o al riñón. Por eso es importante ajustar la dosis en función de la función renal o hepática y realizar seguimiento médico.

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