Qué es angustia
En el contexto médico y psicológico, la angustia se define como un estado emocional de malestar intenso, caracterizado por una combinación de síntomas físicos y psíquicos, que puede presentarse de forma aguda o crónica. Se manifiesta como una sensación opresiva, de amenaza inminente o descontrol, y puede acompañarse de ansiedad, miedo irracional, taquicardia, opresión torácica, dificultad respiratoria o incluso desrealización. Desde la medicina y la psiquiatría, la angustia es entendida como un componente clínico frecuente en numerosos trastornos mentales, especialmente los trastornos de ansiedad, depresivos y de adaptación.
Diferencias entre angustia, ansiedad y miedo
Aunque en ocasiones se utilizan como sinónimos, estos términos tienen matices clínicos distintos:
- Angustia: sensación subjetiva de malestar intenso, a menudo sin un objeto concreto o fácilmente identificable. Se experimenta como algo amenazante, inminente y difícil de controlar.
- Ansiedad: estado emocional relacionado con la anticipación de una amenaza futura. Puede ser adaptativa o patológica según su intensidad y duración.
- Miedo: respuesta emocional a una amenaza concreta e identificable. Suele ser agudo y de duración limitada.
Causas de la angustia
La aparición de angustia puede obedecer a múltiples factores que interactúan entre sí. Entre los más frecuentes se incluyen:
- Factores psicológicos: estrés agudo o crónico, traumas previos, conflictos emocionales no resueltos, pérdida de un ser querido.
- Factores biológicos: alteraciones en neurotransmisores como la serotonina, dopamina o GABA; predisposición genética.
- Factores sociales: aislamiento, presión laboral, inestabilidad económica, conflictos interpersonales.
- Factores médicos: enfermedades crónicas, alteraciones hormonales, consumo de fármacos o sustancias psicoactivas.
Síntomas de la angustia
Los síntomas pueden variar según el individuo, pero suelen incluir:
- Opresión torácica o sensación de "nudo en el pecho".
- Taquicardia o palpitaciones.
- Disnea o dificultad para respirar.
- Náuseas, sudoración o temblores.
- Inquietud motora, pensamientos intrusivos, sensación de descontrol o muerte inminente.
Trastornos donde aparece la angustia
- Trastorno de ansiedad generalizada.
- Trastorno de pánico.
- Trastorno depresivo mayor.
- Trastornos de adaptación.
- Trastornos somatomorfos.
Diagnóstico clínico
El diagnóstico se basa en una evaluación clínica detallada, que debe incluir:
- Historia clínica completa, incluyendo antecedentes personales y familiares de trastornos psiquiátricos.
- Exploración del estado mental, observando el discurso, el afecto, la conducta y la percepción.
- Aplicación de escalas estandarizadas, como la escala de Hamilton para ansiedad o la GAD-7.
- Exclusión de causas orgánicas mediante analítica básica, electrocardiograma o estudios endocrinológicos si se considera necesario.
Tratamiento
El tratamiento de la angustia debe abordarse de forma integral, combinando diferentes estrategias según la gravedad del cuadro:
- Psicoterapia: especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ha demostrado eficacia en el manejo de la ansiedad y la angustia.
- Farmacoterapia: pueden indicarse ansiolíticos (como benzodiacepinas de corta duración), antidepresivos (ISRS, IRSN) y ocasionalmente antipsicóticos atípicos.
- Técnicas de relajación y mindfulness: entrenamiento en respiración diafragmática, meditación guiada, yoga terapéutico.
- Educación psicoemocional: para identificar desencadenantes y fomentar el afrontamiento adaptativo.
Cuándo acudir al médico
- Si la angustia interfiere de forma significativa con la vida laboral, social o familiar.
- Si hay síntomas físicos persistentes sin causa médica identificable.
- Si se asocian pensamientos autolíticos, ideación de muerte o crisis de pánico recurrentes.
- Si existe dependencia de sustancias para afrontar el malestar emocional.
Precauciones y hábitos protectores
- Mantener rutinas estables de sueño, alimentación y actividad física.
- Evitar el consumo de alcohol, cafeína y drogas, que pueden agravar los síntomas.
- Buscar apoyo social y compartir el malestar con personas de confianza.
- No retrasar la consulta psicológica o psiquiátrica ante síntomas persistentes.
Preguntas frecuentes
¿Puede la angustia causar síntomas físicos graves?
Sí. Muchas personas experimentan síntomas físicos intensos durante episodios de angustia, como sensación de falta de aire, dolor torácico o temblores, que pueden simular enfermedades orgánicas.
¿Se puede controlar la angustia sin medicamentos?
En muchos casos leves o moderados, la combinación de psicoterapia, técnicas de relajación y hábitos saludables es suficiente. El uso de fármacos se reserva para cuadros más intensos o persistentes.
¿La angustia puede ser síntoma de otra enfermedad mental?
Sí. Es común en trastornos de ansiedad, depresivos, de adaptación, trastornos por uso de sustancias e incluso en cuadros psicóticos o neurodegenerativos.
¿La angustia puede aparecer sin motivo aparente?
Sí. En algunos casos, la persona no logra identificar un desencadenante claro. Esto no significa que el malestar no sea real, y debe evaluarse clínicamente.
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