DICCIONARIO MÉDICO
Amiláceo
En terminología histopatológica, el adjetivo amiláceo se aplica a cualquier estructura tisular que exhibe un aspecto macroscópico o microscópico similar al almidón (amylum en latín) o que reacciona positivamente con coloraciones destinadas a resaltar polisacáridos, como el ácido peryódico de Schiff (PAS), el yodo–yoduro de potasio o la tinción de Lugol. En la práctica médica, el uso más extendido del término se centra en los cuerpos amiláceos —acumulaciones esféricas de glucoproteínas y polisacáridos— que se observan en tejidos diversos (próstata, sistema nervioso central, pulmón, tiroides, glándula pineal), así como en fenómenos patológicos donde se deposita material hialino de composición parcialmente glucídica. Este artículo se enfoca en su morfogénesis, implicaciones clínicas y relevancia diagnóstica, sin perder de vista que “amiláceo” también puede referirse, de forma más general, a cualquier exudado, secreción o material extracelular de naturaleza rica en polisacáridos. El vocablo deriva de la raíz latina amylum («almidón») y del sufijo «–áceo», que denota semejanza. El patólogo Rudolf Virchow describió por primera vez los “Körner mit stärkeartigen Eigenschaften” —gránulos con características de almidón— a mediados del siglo XIX, observándolos en la próstata senil. Con la introducción de la tinción de yodo y ácido sulfúrico, se comprobó la afinidad de estos cuerpos por los reactivos y su birrefringencia bajo luz polarizada, rasgos que los emparentaban al almidón vegetal. Estudios posteriores demostraron que, lejos de ser simples depósitos de glucógeno, contienen polisacáridos complejos (β-1,4-glucanos), glicoproteínas, lípidos y residuos de membranas celulares. Son los más frecuentes. Se forman en lúmenes glandulares a partir de la concreción concéntrica de secreciones lipoproteicas mezcladas con restos celulares apoptóticos. Su tamaño oscila entre 20 µm y varios milímetros, aumentando con la edad. Aunque se suelen considerar hallazgos benignos, su densidad y morfología en biopsias prostáticas pueden ayudar a diferenciar hiperplasia benigna de carcinoma (raros en la periferia tumoral). Presentes en astrocitos perivasculares, suelen acumularse en la subpial, subependimaria y en regiones periventriculares. Contienen poliglucosanos, ubiquitina, GFAP y componentes del complemento. Su número crece en envejecimiento y en enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, esclerosis múltiple, epilepsia temporal mesial). Aunque se los considera marcadores de estrés oxidativo, su papel patogénico no está claro. Se observan en smoker’s macrophages y en fibrosis pulmonar idiopática. Contienen surfactante modificado y material glucídico. Su presencia se asocia a alteración del clearance mucociliar y a enfermedades intersticiales crónicas. En la glándula pineal se denominan arenilla cerebral (acumulación de sales cálcicas y poliglucosanos). En la tiroides aparecen en bócio multinodular y tiroiditis crónica. En ecografía transrectal se ven como focos hiperecogénicos. Su abundancia se correlaciona con edad y síntomas obstructivos, pero no con severidad del cáncer. Sin embargo, su presencia distal a la zona de transición disminuye la probabilidad de malignidad. En secuencias T2* de RM y en SWI pueden causar microseñales hipointensas. Su densidad alta en epilepsia recalcitrante sugiere neurogénesis reactiva. En biopsias cerebrales diferenciales entre gliosis y esclerosis, la identificación de cuerpos amiláceos con PAS ayuda a definir la cronicidad del proceso. En lavado broncoalveolar abundante, los cuerpos amiláceos (cuerpos de Kamino) pueden distinguir fibrosis idiopática de alveolitis alérgica. El número de cuerpos amiláceos aumenta exponencialmente con la edad, convirtiéndose en un biomarcador de senescencia tisular. En enfermedades de depósito de glucógeno (p. ej., poliglucosan body disease) se acumulan cuerpos amiláceos gigantes en axones y oligodendrocitos, causando neuropatía motora y demencia. La presencia de cuerpos amiláceos en tiroiditis de Hashimoto, prostatitis crónica o esclerosis múltiple sugiere un mecanismo de “barrido” de restos celulares proinflamatorios atrapados en matrices polisacáridas. No. El amiloide es un depósito proteico fibrilar con estructura β-plegada que se tiñe con Congo red y exhibe birrefringencia verde manzana. Los cuerpos amiláceos contienen poliglucosanos y no muestran la misma birrefringencia. No hay evidencia de que los cuerpos amiláceos sean lesiones premalignas. Su presencia elevada refleja envejecimiento o inflamación crónica. No existen fármacos específicos. Controlar factores inflamatorios y metabólicos podría reducir su formación. Por sí mismos no causan dolor. Los síntomas derivan de la enfermedad subyacente (hiperplasia prostática, fibrosis pulmonar). Solo se retiran si forman parte de un tejido que requiere cirugía (p. ej., resección prostática). No se indica extracción aislada. © Clínica Universidad de Navarra 2025Qué es amiláceo
Origen etimológico y evolución del concepto
Tipología y localización de los cuerpos amiláceos
Cuerpos amiláceos prostáticos (corpora amylacea prostatica)
Cuerpos amiláceos cerebrales (corpora amylacea cerebri)
Cuerpos amiláceos pulmonares (focos amiláceos alveolares)
Cuerpos amiláceos tiroideos y pineales
Composición bioquímica
Formación y mecanismos patogénicos
Relevancia clínica y diagnóstica
Prostata
Sistema nervioso central
Pulmón
Patologías relacionadas
1. Envejecimiento y degeneración
2. Neuropatías metabólicas
3. Trastornos inflamatorios crónicos
Técnicas histoquímicas y microscópicas
Cuándo acudir al médico
Precauciones y autocuidado
Preguntas frecuentes
¿Los cuerpos amiláceos son iguales al amiloide patológico del Alzheimer?
¿Pueden transformarse en tumor?
¿Se pueden prevenir con medicación?
¿Son dolorosos o sintomáticos?
¿Es necesario extirparlos quirúrgicamente?