DICCIONARIO MÉDICO
Altruismo
En el ámbito de las ciencias de la salud, altruismo se define como el comportamiento voluntario orientado a beneficiar a otra persona sin esperar recompensa material o reconocimiento externo. La conducta altruista abarca desde gestos cotidianos —ceder el asiento a un paciente frágil— hasta actos de alto impacto biomédico, como la donación altruista de sangre, órganos o médula ósea. El término, acuñado por el filósofo Auguste Comte en el siglo XIX, se ha convertido en un concepto transversal que interesa a la medicina preventiva, la psicología clínica, la bioética y la salud pública. Su estudio permite comprender cómo los vínculos prosociales influyen en la fisiología del estrés, la respuesta inmunitaria y la adhesión terapéutica. Asimismo, aporta claves para mejorar la relación médico-paciente y fomentar políticas de salud solidarias. Desde el punto de vista etimológico, la palabra proviene del latín alter (otro). En medicina, enfatiza la dimensión humanista del cuidado: situar el bienestar ajeno al nivel del propio. Esta actitud resulta esencial para profesionales sanitarios, pero también para donantes, cuidadores informales y voluntarios que contribuyen a la sostenibilidad del sistema sanitario. El altruismo clínico se sustenta en dos engranajes psicológicos: La combinación de ambas facetas favorece una disposición prosocial genuina en la que la motivación intrínseca supera a la obligación externa. Las neuroimágenes funcionales revelan que los actos altruistas activan el sistema de recompensa mesolímbico (área tegmental ventral y núcleo accumbens) liberando dopamina y oxitocina. Este fenómeno se ha denominado “calor del ayudante” y produce sensaciones de satisfacción que refuerzan la conducta. Paralelamente, se reduce la actividad de la amígdala, modulando la respuesta al estrés. En estudios de variación genética, el polimorfismo rs53576 del gen del receptor de oxitocina se asocia a mayor sensibilidad altruista. Las normas sociales moldean la expresión del altruismo. En culturas de marcador colectivista se valora más la interdependencia y la ayuda mutua, mientras que en contextos individualistas se incentiva la autoeficacia pero se reconoce la filantropía institucional. En sanidad, las campañas de donación emplean marcos narrativos —historias de receptores— para activar la simpatía y trascender las barreras culturales. Los biólogos han descrito tres teorías complementarias que explican la persistencia del altruismo en poblaciones humanas: Las guías de buena práctica clínica incluyen el altruismo como pilar de la competencia profesional. Implica anteponer la seguridad del paciente a la comodidad personal, mantener confidencialidad y ofrecer información clara. Estudios observacionales demuestran que médicos con alto índice de actitudes altruistas obtienen mejores métricas de adhesión terapéutica y menores tasas de litigios. El altruismo se manifiesta en la colaboración desinteresada entre especialidades: compartir recursos diagnósticos, ceder turnos en quirófano o tutorizar residentes sin remuneración adicional. Este clima prosocial correlaciona con menor burnout y mejor calidad asistencial. En ensayos controlados, la motivación altruista de los participantes (“ayudar a futuros pacientes”) mejora la retención y el cumplimiento de protocolos. Las declaraciones de Helsinki y Belmont exigen que los investigadores garanticen un equilibrio entre riesgo individual y beneficio colectivo. La Organización Mundial de la Salud promueve la donación voluntaria no remunerada como estándar de seguridad transfusional. Países con tasas altas de altruismo sanguíneo presentan menor incidencia de infecciones transmitidas por transfusión. Los registros internacionales de donantes voluntarios permiten trasplantes alogénicos a pacientes sin familiar HLA-idéntico. El acto altruista conlleva una breve aféresis o punción ósea bajo anestesia general y aporta supervivencia a largo plazo en leucemias agudas. Describe personas que otorgan ayuda constante descuidando su propia salud, lo que deriva en agotamiento, trastorno de ansiedad y depresión. Es frecuente en cuidadores de pacientes crónicos. Se caracteriza por la necesidad compulsiva de atender a personas con adicciones, tolerando comportamientos abusivos. Requiere intervención psicoterapéutica. Algunos individuos con trastorno de la personalidad presentan conductas de riesgo para sí mismos con el fin de proteger a terceros. La evaluación psiquiátrica es prioritaria. Las campañas de educación sanitaria que incluyen testimonios de receptores y datos de impacto social multiplican por dos la tasa de registro de donantes. Los programas escolares de “aprendizaje-servicio” integran horas de voluntariado en el currículo, generando hábitos de ayuda desde la infancia. © Clínica Universidad de Navarra 2025Qué es altruismo
Dimensiones biopsicosociales del altruismo
Componentes afectivos y cognitivos
Neurobiología
Aspectos socioculturales
Evolución y altruismo biológico
Altruismo en la práctica asistencial
Relación médico-paciente
Equipos interdisciplinares
Investigación clínica
Altruismo y donación biomédica
Donación de sangre y hemoderivados
Donación de órganos y tejidos
Donación de médula ósea
Beneficios médicos del altruismo para el donante
Patología relacionada: altruismo excesivo o patológico
Síndrome del salvador
Codependencia
Auto-sacrificio extremo
Medición y escalas de altruismo
Entrenamiento y promoción del altruismo en salud
Programas para profesionales
Intervenciones comunitarias
Precauciones y recomendaciones