DICCIONARIO MÉDICO
Afinidad
En el ámbito de la medicina y las ciencias biomédicas, el término afinidad tiene un significado técnico que varía según el contexto en el que se emplee. En términos generales, hace referencia a la fuerza o grado de interacción entre dos moléculas, habitualmente una sustancia biológica (como una enzima, receptor o anticuerpo) y su ligando (como un sustrato, antígeno o fármaco). La afinidad molecular es un concepto fundamental en farmacología, inmunología, bioquímica y diagnóstico clínico, ya que determina la eficacia de múltiples procesos fisiológicos y terapéuticos. En medicina, la afinidad se define como la tendencia que tiene una molécula para unirse a otra de forma específica, reversible y con una fuerza determinada. En farmacología, por ejemplo, se utiliza para describir cuánto se une un fármaco a su receptor. Cuanto mayor sea la afinidad, menor cantidad del fármaco será necesaria para lograr una respuesta biológica. Este concepto también se aplica en inmunología para describir la interacción entre un anticuerpo y un antígeno, enzimología para referirse a la unión de enzimas y sustratos, y en técnicas diagnósticas que dependen de principios de unión molecular como los inmunoensayos. En farmacología clínica, la afinidad representa la capacidad de un fármaco para unirse a su diana terapéutica, como un receptor celular o una enzima. Esta interacción es clave para desencadenar una respuesta terapéutica o bloqueadora. El parámetro cuantitativo que mide esta afinidad se conoce como constante de disociación (Kd). Cuanto más baja es la Kd, mayor es la afinidad del compuesto. La afinidad influye en múltiples aspectos clínicos como la dosis necesaria, la duración del efecto y la especificidad del tratamiento, siendo especialmente relevante en medicamentos dirigidos a receptores específicos (como los anticuerpos monoclonales o los fármacos biológicos). En inmunología, la afinidad hace referencia a la intensidad con la que un anticuerpo se une a un antígeno. Esta interacción es esencial para que el sistema inmune pueda reconocer y neutralizar agentes patógenos con eficacia. La afinidad de un anticuerpo puede aumentar con el tiempo, a través de un proceso denominado maduración de afinidad, que ocurre durante la respuesta inmune adaptativa. Esta característica tiene aplicaciones clínicas importantes: La afinidad también se aplica a la relación entre enzimas y sustratos. En este contexto, mide la facilidad con la que una enzima reconoce y se une a su sustrato para catalizar una reacción bioquímica. Se expresa mediante la constante de Michaelis-Menten (Km), que inversamente correlaciona con la afinidad. Una enzima con alta afinidad necesita menos concentración de sustrato para alcanzar la mitad de su velocidad máxima. Este parámetro es vital para: En medicina diagnóstica, muchas pruebas se basan en la afinidad molecular, como los ensayos inmunoenzimáticos (ELISA), la inmunohistoquímica y la inmunofluorescencia. Estas técnicas dependen de la unión específica entre anticuerpos y antígenos o entre ligandos y receptores. La calidad diagnóstica depende en gran medida de la afinidad de los reactivos utilizados. Una afinidad alta se traduce en mayor sensibilidad y especificidad de la prueba. La afinidad es un parámetro que impacta en múltiples niveles del ejercicio clínico: Comprender la afinidad permite al personal médico tomar decisiones más acertadas en el abordaje terapéutico y en la interpretación de resultados clínicos complejos. En la era de la medicina personalizada, la afinidad tiene un papel clave en la selección de terapias dirigidas. Por ejemplo: Este enfoque permite una mayor eficacia terapéutica y reducción de efectos adversos, al emplear principios activos diseñados para unirse con máxima afinidad a su diana molecular específica. No. La afinidad se refiere a la capacidad de unión del fármaco al receptor, mientras que la eficacia mide la magnitud del efecto terapéutico tras esa unión. Un fármaco puede tener alta afinidad pero baja eficacia si no desencadena una respuesta fuerte. La afinidad se mide mediante técnicas biofísicas como la resonancia de plasmón superficial, calorimetría de titulación isotérmica o ensayos de unión competitiva. Estos métodos permiten calcular constantes de disociación (Kd) o de Michaelis-Menten (Km). En algunos casos sí. Por ejemplo, en la respuesta inmune, los linfocitos B generan anticuerpos con mayor afinidad a medida que se exponen repetidamente a un antígeno, un proceso llamado maduración de afinidad. Una alta afinidad en los reactivos diagnósticos reduce los falsos positivos y negativos, lo que mejora la sensibilidad y especificidad de la prueba. Esto es clave en contextos como detección de marcadores tumorales, virus o enfermedades autoinmunes. Sí. Un fármaco con alta afinidad por su diana específica y baja afinidad por otras proteínas suele tener menos efectos adversos. Por ello, se buscan compuestos altamente selectivos con afinidad bien caracterizada. © Clínica Universidad de Navarra 2025Qué es afinidad
Afinidad en farmacología
Afinidad en inmunología
Afinidad en bioquímica y enzimología
Afinidad en técnicas diagnósticas
Importancia clínica de la afinidad
Aplicaciones de la afinidad en medicina de precisión
Preguntas frecuentes sobre la afinidad en medicina
¿La afinidad es lo mismo que la eficacia de un fármaco?
¿Cómo se mide la afinidad en el laboratorio?
¿Puede la afinidad cambiar con el tiempo?
¿Por qué es importante la afinidad en las pruebas diagnósticas?
¿Influye la afinidad en los efectos secundarios de los fármacos?