Consejos para mantener una dieta de adelgazamiento

No hay un mes ni un día mejor que otro para emepzar una dieta. Quien toma la decisión de comenzarla tiene que estar lo suficientemente motivado para adelgazar.

Es una decisión personal para mejorar fundamentalmente la calidad de vida, para tratar la enfermedad que se padece, para evitar los riesgos del sobrepeso o simplemente eliminar esos kilogramos de más con los que uno no se siente bien.

La motivación resulta esencial para conseguir buenos resultados en un tiempo razonable, ya que si el proceso se alarga puede producirse el abandono.

Un regimen dietético lleva consigo una disciplinar, un cambio en los hábitos de conducta de la alimentación, ejercicio físico y la hidratación. Este cambio debe mantenerse durante toda la vida, porque si se vuelve a los antiguos hábitos, se volverá a ganar el peso perdido.

La cantidad de alimento ingerido ha de estar en relacion co las necesidades energéticas de la persona. Determinada cantidad puede ser normal para alguien que realice un trabajo físico importante, mientras que será excesiva para una persona que realice una vida más sedentaria.

  • Mantener unos horarios regulares de comidas y evitar saltarse ninguna.
  • Comer sentado, en ambiente relajado y masticando bien los alimentos.
  • Planificar los menús con antelación. Hacer la compra con una lista cerrada de alimentos recomendados y no comprar, ni cocinar cuando se tiene hambre. Intentar que la dieta sea compatible con el menú familiar para disminuir el trabajo y facilitar la integración con las costumbres familiares.
  • Respetar la cantidad recomendada de alimentos (ver punto 3.3) para llevar una alimentación sana, variada y equilibrada. Retirar la fuente de la mesa inmediatamente después de servirse para evitar repetir. No culpabilizarse ni dejar la dieta si algún día esto no se cumple. Al contrario, se debe compensar el exceso en la siguiente toma.
  • Distinguir entre sensación de hambre y ansiedad. Realizar actividades distractoras cuando sienta ansiedad por comer. Puede ser útil apuntar, al inicio del tratamiento, todo lo que se ha comido durante el día o emplear platos pequeños para que las raciones parezcan mayores.
  • Evitar el consumo de azúcares simples (azúcar, mermelada, miel, dulces, refrescos azucarados…) no tienen beneficio alguno y aumentan el valor calórico de la dieta. Se pueden emplear con moderación edulcorantes como aspartamo, acesulfamo K, sacarina o estevia para endulzar alimentos y bebidas.
  • Incluir alimentos ricos en fibra porque aumentan la sensación de saciedad de la dieta (ensaladas, fruta fresca con piel y bien lavada, verduras, pan integral, cereales integrales).
  • Un producto light tiene un 30% menos de calorías, azúcares o grasas en relación al producto original. Si un alimento no es de consumo habitual, su versión light tampoco.
  • Para evitar el consumo de alimentos superfluos es importante leer el etiquetado nutricional para identificar aquellos alimentos que presentan un valor calórico elevado, grasas de mala calidad o azúcares añadidos.
  • Beber de 1,5-2 litros de líquidos al día (6-8 vasos), para una buena hidratación. Preferentemente agua, aunque también puede tomar infusiones o caldos desgrasados.
  • Evitar el consumo de bebidas con alcohol porque son calorías vacías. En caso de un consumo ocasional acompañarlo siempre de alimentos.
  • Practicar de forma regular ejercicio físico adaptado a sus posibilidades.