Una hora más, un cambio más natural

Un periodo incertidumbre ha iniciado ante la posibilidad de mantener el mismo horario durante todo el año. Pero hasta que se haga oficial el cambio, el curso sigue y se vuelve a cambiar el reloj para el horario de invierno. Lo que supone dormir una hora más.

Un debate que lleva a preguntarse si realmente el cambio de hora afecta a nuestra salud. La adaptación para muchos va a ser solo un día malo, o como máximo para gente a la que pueda costarle será de una semana. Especialmente en la adaptación al horario de invierno, en la que se duerme una hora más, acostumbrarse resulta más sencillo.

Los problemas están más asociados al cambio de primavera, cuando se acorta una hora de sueño. Pese a que se duerme solo una hora menos, a nuestro organismo le cuesta adelantar el reloj biológico. Ahí está la clave: en el reloj interno del organismo. Nuestro ritmo interno es de algo más de 24 horas, por lo que alargar una hora más no le afecta tanto.

La luz externa es la principal guía que rige nuestro organismo, pero también hay agentes externos (horarios de comida, ejercicio…) que favorecen nuestros horarios de sueño. ¿Qué ocurre cuándo lo cambiamos? Para personas con problemas de sueño puede repercutir en insomnio, de no despertarse a la hora adecuada, da somnolencia durante el día, junto a problemas de memoria, atención, irritabilidad, etc.

¿Cómo se puede prevenir el cambio? Hay que adaptarse poco a poco, cuatro o cinco días antes del cambio oficial. Por ejemplo, a los niños les cuesta más adaptarse por lo que es bueno ir cambiando con un cuarto de hora, para que cuando sea la hora entera ya estén adaptados. Otras pautas que ayudan a la adaptación es aprovechar lo antes posible la luz por la mañana, realizar ejercicio matinal que nos active y, por el contrario, evitar las luces por la tarde-noche ni cenar muy tarde.

Horario de invierno

El cambio de hora que introduce el horario de invierno es el que más favorece en España. Precisamente, la Sociedad Española del Sueño aconseja que se mantenga un único horario y que sea el horario de invierno el que se establezca de forma permanente. Este horario, según la SES, favorece a tener más horas de sueño y un despertar más natural coincidente con el amanecer.

El horario al que nos adentramos se adapta mucho mejor a la hora solar que es en la que debemos fijarnos. Sin embargo, no está ajeno a inconvenientes que en este caso están más relacionados con los hábitos sociales. Si se mantiene el horario de invierno durante todo el año, en verano amanecería muy temprano y anochecería antes, por lo que es posible que se necesitaran cambiar hábitos como la hora de la cena, actividades de tarde-noche o tomar algo antes de cenar.

Nuestra vida está preparada para otro horario de luz, pero sería cuestión de adaptarse.