Sin libro de instrucciones: bebés

Tener un bebé es una experiencia única y maravillosa, pero la vuelta a casa con el recién nacido genera situaciones nuevas y desconocidas, por lo que lógicamente surgirán algunas dudas. ¿Cuánto tiene que comer?, ¿qué postura debe tener al dormir?, ¿por qué llora tanto?, y el clásico ¿lo estaré haciendo bien?

La doctora Reyes López de Mesa, pediatra de la Clínica Universidad de Navarra, resuelve algunas de las grandes incógnitas para que los padres puedan respirar tranquilos y solo tengan que preocuparse de disfrutar del bebé.

1.¿Seguro que está bien alimentado?, ¿no duerme demasiado?

Dormir y comer son las grandes actividades de los recién nacidos. En general, descansan entre 12 y 16 horas al día, intercalando la comida en esos intervalos. Aunque dormir parezca una actividad sencilla, es aconsejable que los padres tomen algunas precauciones.

Los bebés deben dormir boca arriba para prevenir la muerte súbita. Además, es importante que, cuando estén tumbados, no permanezcan durante mucho tiempo en la misma posición porque los huesos del cráneo, que aún están blanditos, se puedan deformar de modo permanente. Por eso es conveniente que unas veces le pongas la cabeza mirando al frente, otras a un lado y otras a otro.

La capacidad del estómago del niño es muy pequeña, por lo que no esperes que duerma toda la noche de un tirón. De hecho, si es de bajo peso, es conveniente despertarlo para darle de comer. Un dato curioso es que durante la primera quincena de vida, el bebé, de forma natural, tiende a perder peso. La Dra. López de Mesa asegura que es muy importante hacer una revisión entre los quince días y el mes para ver si la ganancia de peso es adecuada.

Al principio el lactante succiona poco porque se cansa enseguida. Por eso es bueno darle el alimento a demanda; el tiempo lo marca el niño, lo que el aguante. A medida que pasen los días, cada vez tomará más leche. Si a los quince días ya ha ganado el peso recomendado, puede aguantar sin comer cinco o seis horas por la noche.

2.¿Leche materna o artificial?

“Si es posible, la leche materna es la mejor opción porque el bebé obtiene anticuerpos de la madre, protegiéndole de infecciones y de alergias. Se trata de la leche mejor preparada para la digestión, contiene menos lactosa y, además, contribuye a crear un vínculo afectivo”, explica la doctora. Sin embargo, las leches artificiales están perfectamente preparadas para que el bebé esté correctamente alimentado. Un error que suelen cometer los padres es dar más leche de la que realmente necesita modificando las concentraciones que ya vienen preparadas, pero esto le acarrea al recién nacido problemas de deshidratación, renales, etc. Por eso, es importante darle al bebé la cantidad adecuada.

La doctora asegura que las necesidades tanto nutricionales como emocionales de su hijo estarán igualmente satisfechas eligiendo ambas opciones.

3.¿Y el baño?

El baño es algo positivo para el niño porque le relaja, pero es importante que el agua no esté muy caliente (máx. 36 o 37 grados). Es conveniente usar jabón PH neutro, secar muy bien los pliegues del niño para evitar la sobre infección de hongos y aplicar crema hidratante.

4.¿Qué hago con el cordón umbilical?

Una de las cuestiones que preocupan a los padres es el cordón umbilical. Es muy importante que esté seco, por lo que recomendamos limpiarlo con alcohol de 70 grados y no taparlo con gasas. Lo normal es que se caiga en la primera quincena.

5.¿Datos de alarma?

Los bebés son más sencillos de lo que realmente parecen. Sin embargo, hay ciertas situaciones que los padres deben conocer para reaccionar a tiempo. “En caso de que el niño tenga fiebre por encima de los 38 grados, que esté vomitando o llorando más de lo normal, muy decaído, adormilado o con dificultad respiratoria, sí es necesario acudir a Urgencias”, explica la doctora.

El Departamento de Pediatría cuenta con diversas unidades especializadas, que permiten un mejor diagnóstico y tratamiento del niño, algunas de ellas de carácter multidisciplinar.

Entre ellas destacan las siguientes: Cuidados Intensivos, Neonatología, Respiratorio, Reumatología y Patología músculo-esquelética, Neuropediatría, Oncología Pediátrica, Endocrinopediatría, Gastroenterología, Urgencias Pediátricas y Nutrición.

Además de estas unidades, el Departamento de Pediatría colabora de forma multidisciplinar en las áreas de Cirugía Pediátrica, Dermatología, Cardiología, Oftalmología, alteraciones del aparato locomotor y otras especialidades.

Un equipo de enfermería altamente especializado se encarga del seguimiento del niño durante su desarrollo. Cuentan con una gran experiencia en la atención al niño y en el apoyo a padres en la resolución de sus dudas en el día a día.