Nutrición y embarazo

En la mujer embarazada y en el período de lactancia existe un cambio en los requerimientos de energía, proteínas, vitaminas y minerales, orientadas al desarrollo fetal óptimo y a la posterior producción de entre 500-700 cm3/leche/día de alto valor energético y de micronutrientes.

Los déficits de hierro y folatos de la dieta condicionan que el consumo de estos elementos durante el embarazo sea superior a la ingesta.

El efecto clínico es variable dependiendo de las reservas del organismo y diferentes en cada individuo.

Se ha calculado que para una misma actividad física sería necesario aumentar aproximadamente 300 Kilocalorías (Kcal.) por día durante el segundo y tercer trimestre y de 500 Kcal./día durante la lactancia.

Esto supondría una ganancia ponderal de unos 12-13 kg. durante el embarazo, recuperando el peso previo al embarazo aproximadamente a los 6 meses del parto.

Si la dieta materna no aporta los nutrientes y energía necesarias, serán captados de las reservas maternas protegiendo el crecimiento y desarrollo fetal.

Por el contrario, un aporte excesivo supondrá el almacenamiento en forma de tejido graso materno.

Los objetivos dietéticos son similares a los aconsejados a la población general:

  • Disminuir el porcentaje de energía aportada en forma de lípidos.
  • Disminuir las grasas saturadas.
  • Disminuir el colesterol.
  • Disminuir el aporte de hidratos de carbono de rápida utilización.
  • Aumento del porcentaje de vitaminas y minerales.
  • Una dieta saludable se basa fundamentalmente en aumentar la cantidad de cereales, frutas, verduras, tubérculos, hortalizas y legumbres.
  • Debe limitarse el consumo de aceites y grasas, sobre todo de origen animal, con un aporte importante de grasas saturadas.
  • Parece aconsejable que se realicen cinco comidas a lo largo del día, desayuno (20 %), almuerzo (20 %), comida (30 %), merienda (10 %) y cena (30 %), pudiendo suprimirse almuerzo y merienda según las costumbres de cada embarazo.

La preparación de determinados alimentos es, en muchas ocasiones, un punto importante en una dieta equilibrada, saludable.

Se recomienda consumir carnes o pescados a la plancha o hervidos.

Es importante controlar la cantidad de aceite que se utiliza al condimentar los alimentos, así como la utilización frecuente de alimentos muy energéticos como la mahonesa.

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