Entrenamiento olfativo para recuperarse de la anosmia por COVID-19

Los especialistas de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra explican cómo mejorar la falta de olfato y gusto persistente

Imagen del Día Mundial de la Anosmia y la relación con el COVID-19 según los expertos de la Clínica Universidad de Navarra.
La pérdida de olfato es una de las secuelas más frecuentes del COVID-19.

27 de febrero de 2021

Uno de los síntomas y de las principales secuelas del COVID-19 es la anosmia o falta de olfato, de hecho se estima que el 80% de los pacientes con SARS CoV-2 lo desarrollan. Como explican los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra, una proteína del virus se adhiere al techo de las fosas nasales y daña las células olfatorias. 

“Tenemos un aumento de pacientes que nos consultan por la pérdida de olfato después de haber sufrido COVID-19. La mayoría tienen problemas de olfato durante la enfermedad pero lo recuperan espontáneamente durante las primeras semanas, ya que las neuronas olfativas tienen la capacidad de regenerase. Sin embargo hay un grupo significativo que persisten con anosmia pasados más de dos meses”, explica el Dr. Secundino Fernández, especialista del Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra.

Habitualmente, los pacientes se recuperan de forma natural, pero si la pérdida de olfato y gusto se mantiene es aconsejable acudir al especialista para que hagan un estudio completo y valoren la aplicación de un entrenamiento olfativo o ‘smell training’. Un tratamiento que ya existía para aquellos que sufrían hiposmia, cuando la pérdida de olfato no es total, antes de la llegada del COVID-19.

“El entrenamiento consiste en darle al paciente 4 fragancias, que están bastante estandarizadas porque pertenecen a distintas familias de olores (frutales, alcohólicos…), y los va oliendo varias veces al día durante unos minutos durante 12 semanas, mientras va anotando su experiencia en un cuaderno. Pasado este tiempo le volvemos a ver, vemos subjetivamente que es lo que nota y repetimos también alguno de los test de olfacción. Si ha sido positivo pero parcial, le damos otras cuatro fragancias durante otras 12 semanas”, detalla el especialista.

Gracias a este entrenamiento, llevado a cabo por los especialistas del Laboratorio de Pruebas Funcionales de olfatometría y gustometría de la Clínica, los pacientes recuperan tanto el olfato como el gusto. 

Signo de otras enfermedades

El COVID-19 ha servido para dar a conocer la anosmia de una forma más general, que hasta ahora afectaba a un 5% de la población mundial. “Es verdad que hasta ahora no teníamos un grupo de afectación tan grande ni homogéneo, ni con un signo centinela tan claro”, apunta el Dr. Fernández.

La diversidad de causas y la subjetividad en la percepción hacía que hasta ahora fueran pacientes que veían en su día a día una afectación más clara, especialmente a nivel laboral, como pueden ser los cocineros. No obstante, un adecuado diagnóstico es importante para determinar si es síntoma de otras enfermedades, especialmente en personas mayores. 

“La hiposmia puede ser signo precoz de enfermedades neurodegenerativas, tanto de Alzheimer como Parkinson. Hay un porcentaje de pacientes que empiezan con pérdida de olfato que terminan desarrollando estas enfermedades, de hecho, hay un estudio colaborativo en Navarra para conocer cuáles son las alteraciones en el sistema inmune asociadas a esta relación”, explica la Dra. Mari Cruz Rodríguez Oroz, directora del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra.

Un trabajo liderado por Navarrabiomed, donde colaboran la Clínica, el Cima, el Complejo Hospitalario de Navarra, ADItech y Ojer Pharma, que cuenta con el objetivo último de “saber cuáles son las primeras alteraciones neurológicas del sistema inmune de los pacientes con hiposmia para poder diseñar herramientas terapéuticas precoces basados en estímulos olfativos, , que puedan favorecer una mejorar en el sistema inmune y, a través de esta mejora, ralentizar el proceso de neurodegenración”.