La ‘depresión postvacacional’ no es un trastorno clínico, sino “una reacción adaptativa en busca de la motivación” 

El Dr. Javier Schlatter, especialista de Psiquiatría y Psicología de la Clínica Universidad de Navarra, aconseja una planificación previa de la vuelta de las vacaciones a la rutina para comenzar el curso de forma saludable 

3 de septiembre de 2025

El verano también puede traer consigo ciertos desafíos para la salud mental. Con la llegada de septiembre y el regreso general de las vacaciones, muchas personas experimentan cambios emocionales que merecen atención. Aunque en la opinión pública se hable con frecuencia de la ‘depresión postvacacional’, el Dr. Javier Schlatter, especialista del Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, destaca que no se trata de un trastorno clínico, sino de “una reacción adaptativa natural”.  

“Hablamos de una bajada de ánimo transitoria, fruto del cambio brusco entre el ritmo pausado de las vacaciones y la exigencia de la rutina laboral o académica”, explica el Dr. Schlatter. Las dificultades que algunas personas describen como “la cuesta de septiembre” suelen resolverse por sí solas con el paso de los días. Ante ellas, es fundamental una buena planificación antes, durante y después de las vacaciones, retomar la normalidad de forma progresiva y tratar de mantener horarios y hábitos similares

El especialista señala que el entorno veraniego también influye en el estado emocional. Aunque la luz solar tiene un efecto positivo sobre el ánimo, las temperaturas elevadas como las vividas este mes de agosto pueden jugar en contra. “El calor extremo no es la causa de ningún trastorno mental, pero puede provocar fatiga, alteraciones del sueño o sensación de bajo tono vital, lo que repercute en el bienestar general”, señala el doctor. 

La astenia veraniega es un síndrome caracterizado por el cansancio persistente sin causa médica concreta y que no implica necesariamente tristeza, pero puede dificultar la motivación o el rendimiento. “Es importante distinguir entre una bajada de energía puntual y un problema de salud mental más complejo”, añade el Dr. Schlatter. 

Para prevenir estas situaciones o mitigar sus efectos, el especialista recomienda plantear el verano como un verdadero espacio de descanso. “La desconexión debe ser integral: no solo del trabajo, sino también de la sobreexposición digital. Reducir el tiempo en redes sociales o evitar el exceso de información ayuda a relajarse de verdad”, apunta. Fomentar aficiones, flexibilizar los horarios y permitir momentos de ocio sin prisas fomentan el reposo de calidad. 

Según el Dr. Schlatter, el “estrés prevacacional” también puede dejar huella emocional. La acumulación de tareas antes de las vacaciones y la presión por ‘desconectar perfectamente’ pueden generar tensión añadida. “Planificar está bien, pero no todo se puede controlar. Cultivar una actitud flexible y realista es fundamental para disfrutar de las vacaciones y también para volver a la rutina sin frustraciones”, concluye.