Mieloma múltiple
Historia de Mª Dolores

A esta murciana de 61 años, paciente de la Clínica, le diagnosticaron hace una década un mieloma múltiple, enfermedad con breve esperanza de vida.

María Dolores se describe a sí misma como una persona fundamentalmente valiente. Un rasgo de su personalidad que ha sabido dejar patente a lo largo de toda una historia clínica trufada de graves y complicados problemas de salud.

El principal, un mieloma múltiple diagnosticado hace ahora una década. “Al poco tiempo del diagnóstico me llegó a decir una médico de Murcia que me quedaban seis meses de vida. Pero aquí sigo diez años después”.

Sin embargo, María Dolores no sólo ha tenido que superar importantes escollos de salud. Durante este tiempo ha debido enfrentarse además a dos trágicos varapalos personales.

Dos años antes del diagnóstico, María Dolores se quedó viuda. Su marido, un empresario del sector cárnico, fallecía con tan sólo 50 años. Un año después, uno de sus cinco hijos moría en accidente de tráfico a los 21 años de edad, dejando un hijo pequeño y otro en camino.

Con un dolor insoportable, María Dolores consiguió seguir adelante, pensando en sus otros cuatro hijos y sus actualmente 12 nietos y medio, “uno está a punto de llegar”, con una voluntad de lucha inquebrantable.

Hoy continúa acercándose hasta la Clínica con la asiduidad que le marcan las consultas periódicas con su oncólogo y con su hematólogo de referencia, los doctores José Rifón y Felipe Prósper, respectivamente, a quienes ya considera, “parte de los míos”. 

Según su historial clínico, llegó a la Clínica en 2003 con un diagnóstico de mieloma múltiple ya confirmado por su médico de Murcia.

El año anterior empecé a tener mucho dolor en la zona de las cervicales. Un dolor muy fuerte y eso que he tenido 5 hijos. Me moría del dolor pero, tonta de mí, lo aguantaba. Llegó un momento que no podía ni levantarme para ir al aseo.

Entonces me fui al Hospital San Carlos de Murcia con una amiga. Allí el traumatólogo, al verme cómo estaba, me hizo una resonancia de urgencia. Nada más verla me ingresó.

Decidieron operarme inmediatamente y conforme entraba al quirófano, el cirujano me dijo que no tenía ninguna posibilidad de andar. Pero tenía unos dolores tan fuertes que ni pensé en qué me quería decir. Era cerca de Navidad. Estuve ingresada unos 8 ó 10 días. Me dio el alta para pasar la Nochebuena en casa.

Efectivamente, pasadas las Navidades le dieron el diagnóstico: mieloma múltiple.

Sí. Nunca había oído hablar ni sabía que era el mieloma múltiple. Me fui a una Clínica de Hematología que hay en Murcia. Y allí una doctora confirmó el diagnóstico y llegó a decirme que me daban entre 5 y 6 meses de vida.

Un auténtico mazazo, ¿cómo lo asimiló?

Nosotros tenemos una empresa de carne, distribuimos a grandes superficies. El abogado de la empresa nos recomendó venir aquí porque él tenía buenas referencias de la Clínica por la experiencia de su hermana.

Y llegó a la Clínica con su diagnóstico de mieloma múltiple.

En la primera consulta me vio el doctor Rifón. De ahí el aprecio que le tengo desde entonces. Al poco tiempo, después de un tratamiento con quimioterapia, me hicieron un autotrasplante de médula. La verdad es que padecí mucho, pero lo llevé muy bien. Estuve menos días de los necesarios.

Después le sometieron a diferentes tratamientos. Algunos experimentales. Unos le han ido muy bien, pero otros también le ocasionaron efectos secundarios importantes.

Debido a uno de estos medicamentos sufrí una necrosis del maxilar inferior. En la Clínica me tuvieron que hacer una operación de reconstrucción muy importante con injertos de mis propios peronés. Fueron dos operaciones muy complejas.

Pero como me dice el doctor Prósper, yo me cojo todo pero luego todo lo aparco. Como el mieloma, que ahora mismo lo tengo parado. Lo cierto es que llevo mucho sufrido. De esta Clínica me conozco ya todos los rincones, todas las plantas y todas las habitaciones. He sufrido mucho, pero hoy sigo viva gracias a la Clínica.

Después de ese pronóstico inicial de 6 meses de vida, lleva ya 10 años y parece que se encuentra muy bien. La suya es toda una historia de superación, de vencer dificultades.

Así ha sido. Pero también es cierto, y lo voy a decir, que he sido muy valiente porque entre tanto, he sufrido otras muchas complicaciones y las he ido superando.

Le someten a quimioterapia. Le hacen el trasplante de médula. Se recupera. Le administran nuevos tratamientos para evitar que la enfermedad progrese.

Dos tratamientos experimentales basados en ensayos clínicos con nuevos fármacos, que me permitieron probar una medicación que estaban investigando.

Y ese tratamiento, entre tanto, le permite llevar una vida normal.

Hago una vida muy normal. Soy una persona muy trabajadora. He trabajado mucho con mi marido. A menudo, muchos clientes venían a casa a comer y yo hacía paellas para 25 personas. Y, después de lo que he trabajado y con lo que me ha gustado moverme, me he visto sola. Al principio parece que se te cae el mundo encima.

Pero a usted no se le cae.

Porque intento seguir igual, sin parar. No paro de hacer cosas en casa. Voy al gimnasio para rehabilitar el brazo derecho que me duele. Encima de mi piso vive mi hijo el mayor y en frente vive mi hija con sus cuatro chiquillos. Sentada no estoy, la verdad.

Sigo yendo a mis revisiones médicas rutinarias, ginecología, etc. Y aprovecho para hacer compras en El Corte Inglés. Estoy siempre sin parar. Los domingos me voy a comer con mi hija y los cuatro nietos. Los sábados después de que ella hace la compra en una gran superficie nos vamos al Burger King. Esta es mi vida.

Los doctores de la Clínica ¿qué le dijeron respecto a la evolución de su enfermedad?

Pues, sin querer darme un disgusto, lo que me dijeron es que las personas que tienen mi enfermedad, a estas alturas, han fallecido. Pero después de haber sobrevivido a todo esto, me han dicho, incluso, que puedo llegar a morirme de otra cosa.

El médico que me hizo la resonancia en Murcia y que me ingresó nos ha dicho que mi caso fue increíble, que un día más y que me quedo en silla de ruedas, que no se explica cómo mi cuello me sujetaba, porque no tenía nada de hueso. Ahí veo los milagros que hace Dios conmigo. Con ese cuello y no me quedé paralítica. Llegué a tiempo de que me pudieran operar.

No sé cuánto tiempo me va a querer tener Dios así pero, de momento, lo voy superando todo. Este médico me dice lo mismo que me dice aquí el doctor Prósper, que no se explican qué clase de naturaleza tengo yo.

A pesar de todos los padecimientos que ha pasado en esta Clínica, usted sigue aquí.

Y volvería siempre. Es cierto que mi cuerpo tiene una naturaleza fuerte, pero los médicos de la Clínica han hecho todo lo que se podía hacer médicamente y les tengo y les tendré siempre mucho afecto y creo que ellos a mí también.

Especialmente a los doctores José Rifón, Felipe Prósper y a Inma Echarte, la auxiliar de Hematología. Son ya como parte de los míos, como parte de mi familia. Y al resto de los que me han tratado también les tengo mucho aprecio.

En la Clínica le han proporcionado los últimos tratamientos y le han visto muy buenos profesionales, pero para reponerse de una enfermedad como la suya y de todo lo que ha salido, ¿no hace falta algo más?

Aquí me han cuidado muy bien, los médicos han sido y son maravillosos y la Clínica es fantástica. Aprecio a todos lo que me han cuidado, tratado y operado. Pero además hace falta tener autoestima, ser valiente, quererse a una misma, ser luchadora y pensar que esto va para adelante. Y no hundirte. Esto creo que es lo más importante, además de los tratamientos.

La enfermedad y sus tratamientos

El mieloma multiple es una enfermedad tumoral de la médula ósea, derivada del crecimiento anormal de las células plasmáticas, responsables de producir las inmunoglobulinas (anticuerpos).

Esta enfermedad afecta a 3-4 personas por cada 100.000 habitantes y año, aunque su mayor incidencia se sitúa en personas de alrededor de 60 años.

Los síntomas más característicos de la enfermedad son los dolores óseos, la aparición de infecciones y el deterioro de la función del riñón. Estos síntomas son consecuencia de la destrucción del hueso derivada del crecimiento de las células plasmáticas, la disminución de las inmunoglobulinas normales y la acumulación de una proteína que daña el riñón al ser eliminada.

En los últimos años el tratamiento de esta enfermedad y el pronóstico de los pacientes han mejorado gracias a nuevos fármacos más eficaces contra las células del mieloma y menos tóxicos. Fármacos como el Velcade, Revlimid, Talidomida, Calzirfomid o Pomalidomida han cambiado la expectativa de los pacientes con mieloma, situando la supervivencia media actual en unos 6 años.

El trasplante de médula ósea sigue jugando un papel muy importante en el tratamiento, principalmente en pacientes menores de 70 años. A pesar de ello, sigue siendo una enfermedad considerada incurable, en la que el objetivo del tratamiento es conseguir eliminar la mayor parte de las células tumorales y tratar de retrasar al máximo la progresión de la enfermedad.