DICCIONARIO MÉDICO

Astrágalo

Qué es el astrágalo

El astrágalo, también conocido como tálus, es uno de los principales huesos del tobillo y forma parte del grupo de los huesos del tarso. Se sitúa en la parte superior del pie, donde articula con la tibia y el peroné en su parte superior, y con el calcáneo y el escafoides en su parte inferior y anterior, respectivamente. Su principal función es transmitir el peso del cuerpo desde la pierna al pie, permitiendo la movilidad y estabilidad del tobillo.

El astrágalo desempeña un papel clave en la biomecánica del aparato locomotor, especialmente en los movimientos de flexión y extensión del pie. Es uno de los pocos huesos del cuerpo que carece de inserciones musculares directas, lo que resalta su rol puramente articular y de transmisión de fuerzas.

Anatomía del astrágalo

El astrágalo tiene una forma irregular, con tres partes principales:

  • Cabeza: se articula con el hueso escafoides y forma parte de la articulación talonavicular.
  • Cuello: une la cabeza con el cuerpo del astrágalo y es una zona común de fracturas.
  • Cuerpo: es la parte más voluminosa y articula con la tibia y el peroné para formar la articulación tibiotarsiana (tobillo).

Además, presenta varias superficies articulares que permiten su conexión con otros huesos:

  • Tróclea: articula con la tibia y el peroné.
  • Carilla posterior: articula con el calcáneo formando la articulación subastragalina.
  • Carilla navicular: articula con el escafoides del pie.

Funciones del astrágalo

Las funciones del astrágalo son principalmente mecánicas y estructurales:

  • Transmitir las cargas desde la pierna al pie durante la marcha, la carrera o el salto.
  • Permitir la movilidad articular del tobillo en flexión dorsal, flexión plantar, inversión y eversión.
  • Actuar como pivote de estabilidad entre el retropié y la pierna.

Lesiones del astrágalo

El astrágalo puede sufrir diversas patologías, siendo las más frecuentes las fracturas, osteonecrosis y artrosis:

Fractura del astrágalo

Es una lesión poco común pero grave. Suele producirse por traumatismos de alta energía como caídas desde altura o accidentes de tráfico. Se clasifica según su localización:

  • Fractura del cuello del astrágalo (más frecuente).
  • Fractura del cuerpo del astrágalo.
  • Fracturas osteocondrales de la cúpula astragalina.

Estas fracturas pueden asociarse a compromiso vascular, lo que incrementa el riesgo de necrosis avascular.

Necrosis avascular

Debido a su escaso aporte sanguíneo, el astrágalo es especialmente vulnerable a la osteonecrosis tras una fractura. Esta complicación puede aparecer semanas o meses después del traumatismo y producir dolor, rigidez y deterioro funcional progresivo del tobillo.

Artrosis subastragalina

La degeneración de la articulación subastragalina puede aparecer por traumatismos, alteraciones congénitas o enfermedades inflamatorias crónicas. Se manifiesta por dolor en el retropié, limitación de la movilidad y dificultad para caminar por terrenos irregulares.

Diagnóstico de las lesiones del astrágalo

El diagnóstico incluye:

  • Exploración física: se evalúa dolor, edema, movilidad articular y carga.
  • Radiografías: permiten detectar fracturas o signos de artrosis.
  • TAC: para valorar mejor la extensión de fracturas.
  • Resonancia magnética: útil en casos de necrosis avascular o lesiones osteocondrales.

Tratamiento

El tratamiento depende del tipo de lesión:

  • Fracturas no desplazadas: inmovilización con férula o yeso, sin carga durante varias semanas.
  • Fracturas desplazadas: suelen requerir cirugía mediante reducción abierta y fijación interna con tornillos o placas.
  • Osteonecrosis: reposo prolongado, descarga del pie y seguimiento estrecho con imagen.
  • Artrosis: tratamiento conservador con analgésicos y fisioterapia. En casos graves, se valora artrodesis.

Rehabilitación y recuperación

La rehabilitación es esencial para recuperar la movilidad, fuerza y función del tobillo. Incluye ejercicios progresivos de:

  • Movilidad articular.
  • Fortalecimiento muscular.
  • Propiocepción.
  • Entrenamiento funcional.

La duración de la recuperación puede variar entre 3 y 12 meses, dependiendo de la severidad de la lesión.

Cuándo acudir al médico

Se recomienda consultar con un especialista si se presentan:

  • Dolor persistente en el tobillo o el retropié tras un traumatismo.
  • Hinchazón, hematoma o dificultad para apoyar el pie.
  • Rigidez progresiva o limitación de la movilidad del tobillo.
  • Empeoramiento del dolor sin causa aparente.

Precauciones y cuidados

Para proteger la salud del astrágalo y prevenir complicaciones:

  • Evitar actividades de alto impacto sin entrenamiento previo.
  • Utilizar calzado adecuado con buena sujeción del tobillo.
  • Realizar ejercicios de propiocepción en pacientes con esguinces de repetición.
  • Seguir las recomendaciones médicas tras una fractura para evitar necrosis.

Preguntas frecuentes sobre el astrágalo

¿El astrágalo puede fracturarse sin traumatismo directo?

Sí, aunque es raro. Las fracturas por estrés pueden producirse en atletas o militares debido a sobrecarga repetitiva sin un traumatismo evidente.

¿Qué consecuencias tiene no tratar una fractura del astrágalo?

Una fractura mal consolidada puede provocar necrosis avascular, artrosis o inestabilidad crónica del tobillo, con importante deterioro funcional.

¿Puede desarrollarse artrosis en el astrágalo tras un esguince?

Sí, especialmente si ha habido daño en el cartílago articular o si el esguince fue severo y no se trató correctamente.

¿El astrágalo puede operarse si hay necrosis?

Sí. En casos graves, se puede realizar una resección, injerto óseo o incluso artrodesis del tobillo si la necrosis compromete la función articular.

¿Qué especialista trata las patologías del astrágalo?

El manejo de las lesiones del astrágalo corresponde a traumatólogos especialistas en pie y tobillo. En casos complejos, también pueden intervenir especialistas en medicina deportiva y rehabilitación.

© Clínica Universidad de Navarra 2025