DICCIONARIO MÉDICO

Asco

Qué es el asco

El asco es una emoción básica y universal que genera una intensa sensación de rechazo hacia ciertos estímulos considerados contaminantes, repulsivos o peligrosos, ya sean físicos, sensoriales, morales o sociales. Aunque suele relacionarse con el desagrado ante alimentos en mal estado, olores fuertes o sustancias orgánicas, el asco cumple una función biológica fundamental: proteger al organismo frente a elementos potencialmente patógenos.

Desde el punto de vista médico y psicológico, el asco no es simplemente una reacción instintiva, sino un mecanismo complejo que implica componentes fisiológicos, neurológicos, cognitivos y culturales. Puede manifestarse como una emoción pasajera, como un síntoma en determinados trastornos médicos y psiquiátricos, o incluso como una respuesta aprendida o condicionada.

En contextos clínicos, el asco puede afectar la calidad de vida del paciente, dificultar el cumplimiento de ciertos tratamientos médicos, e incluso ser un signo de alteraciones más profundas, como en el caso del trastorno obsesivo-compulsivo, trastornos alimentarios o pacientes con cáncer que presentan asco anticipatorio a la quimioterapia.

Fisiología y bases neurológicas del asco

El asco está mediado por el sistema nervioso central, y particularmente por el circuito límbico, en el que destacan:

  • Ínsula anterior: principal área de procesamiento del asco físico y moral. Recoge información viscerosensorial.
  • Corteza orbitofrontal: interviene en la evaluación del estímulo y la toma de decisiones de rechazo.
  • Amígdala: activa respuestas emocionales frente a estímulos amenazantes.

A nivel fisiológico, la emoción de asco puede ir acompañada de:

  • Náuseas o sensación de vómito
  • Aumento de la salivación
  • Disminución del ritmo respiratorio o sensación de ahogo
  • Gestos faciales característicos: nariz fruncida, labios contraídos, cejas descendidas

Función evolutiva del asco

El asco es una emoción evolutivamente adaptativa. Su función es evitar el contacto, ingestión o cercanía con agentes potencialmente contaminantes, como alimentos en mal estado, excrementos, sangre o cuerpos en descomposición. Este mecanismo ha sido clave para la supervivencia humana desde tiempos prehistóricos.

No obstante, el concepto de asco ha evolucionado y, en el ser humano moderno, también se activa ante estímulos no patógenos pero percibidos como moralmente ofensivos, injustos o socialmente inaceptables, como actos de violencia, corrupción o traición. En este contexto, se habla de asco moral.

Asco en contextos médicos

Aunque se considera una emoción fisiológica, el asco también puede manifestarse como síntoma clínico en diversas patologías médicas y psiquiátricas:

Oncología y quimioterapia

Pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia pueden desarrollar asco anticipatorio, una reacción condicionada que aparece antes del tratamiento, solo con oler el hospital o ver una bata blanca. Este fenómeno puede provocar rechazo alimentario, náuseas intensas y vómitos incluso antes de la administración de la medicación.

Trastornos alimentarios

Personas con anorexia nerviosa o bulimia nerviosa pueden experimentar asco intenso hacia determinados alimentos, el acto de comer o su propio cuerpo. En estos casos, el asco actúa como refuerzo negativo que perpetúa la restricción o purga alimentaria.

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

El TOC con componente de contaminación genera un asco irracional y persistente hacia objetos o situaciones aparentemente inocuas (tocar pomos, usar transporte público, compartir vasos). Este tipo de asco suele acompañarse de rituales de limpieza o evitación.

Trastornos gastrointestinales

Algunas enfermedades digestivas como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal o la dispepsia funcional, pueden asociar episodios de asco o náuseas crónicas, especialmente tras comidas copiosas o ciertos alimentos.

Tipos de asco

Los investigadores han identificado distintas categorías de asco, que pueden solaparse pero ayudan a entender mejor esta emoción:

  • Asco patógeno: rechazo ante estímulos que pueden transmitir enfermedades (sangre, vómito, heces, animales muertos).
  • Asco sexual: reacciones de repulsión ante conductas sexuales no deseadas o fuera de la norma cultural.
  • Asco moral: desagrado ante conductas que violan normas éticas (corrupción, injusticia, abuso).
  • Asco social: rechazo hacia grupos o personas por motivos ideológicos, culturales o raciales. Esta forma de asco está muy influida por el entorno sociocultural.

Evaluación clínica del asco

Aunque el asco suele valorarse de forma subjetiva, existen herramientas clínicas útiles para evaluar su intensidad e impacto:

  • Escalas de asco (Disgust Scale-Revised, DS-R)
  • Entrevistas estructuradas en psicología clínica
  • Cuestionarios en pacientes oncológicos o con TOC

Tratamiento del asco patológico

Cuando el asco afecta de forma significativa la vida diaria o el cumplimiento terapéutico, puede requerirse intervención médica o psicológica:

Terapia cognitivo-conductual

Incluye exposición progresiva al estímulo que provoca asco, técnicas de reestructuración cognitiva y entrenamiento en respuesta alternativa.

Psicofármacos

En casos de TOC o ansiedad intensa con asco, pueden emplearse inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

Apoyo nutricional

En pacientes con cáncer o trastornos alimentarios, es fundamental el soporte dietético personalizado que tenga en cuenta los desencadenantes de asco para asegurar la nutrición.

Cuándo acudir al médico

Es recomendable consultar a un profesional de salud mental o medicina general si el asco:

  • Se presenta de forma constante sin un desencadenante claro.
  • Interfiere con la alimentación o el autocuidado.
  • Limita la vida social o profesional.
  • Aparece junto a síntomas de ansiedad o depresión.

Precauciones y consejos prácticos

  • Evitar forzar la exposición a estímulos de asco sin supervisión terapéutica.
  • No banalizar las reacciones de asco persistente, especialmente en niños o adolescentes.
  • Consultar si se asocia a vómitos frecuentes, fobia alimentaria o pérdida de peso.

Preguntas frecuentes sobre el asco

¿El asco puede aparecer sin causa evidente?

Sí. En algunos casos, el asco surge sin un estímulo claro y puede estar vinculado a trastornos de ansiedad o episodios de estrés agudo.

¿Por qué algunos olores provocan asco intenso?

El olfato está directamente conectado con el sistema límbico, lo que explica por qué ciertos olores (como sudor, descomposición o alimentos rancios) generan una respuesta de asco inmediata.

¿Se puede sentir asco hacia uno mismo?

Sí. En algunos trastornos psiquiátricos, como la depresión o los trastornos alimentarios, el paciente puede experimentar autoasco, asociado a baja autoestima, culpa o dismorfia corporal.

¿El asco se aprende culturalmente?

Parte del asco es biológico, pero muchas respuestas de asco se aprenden. Algunas culturas consideran normales alimentos u olores que en otras se consideran repulsivos.

¿Cómo se trata el asco anticipatorio en oncología?

Se recomienda la combinación de psicoterapia, técnicas de relajación y ajustes en la pauta farmacológica para minimizar el impacto emocional del tratamiento.

© Clínica Universidad de Navarra 2025