DICCIONARIO MÉDICO

Baja visión

¿Qué es baja visión?

La baja visión es una condición médica que se caracteriza por una disminución significativa de la agudeza visual que no puede corregirse completamente con lentes convencionales, cirugía o tratamiento médico. Esta condición afecta la capacidad de realizar actividades cotidianas como leer, escribir, conducir o reconocer caras. La baja visión puede resultar de diversas enfermedades oculares y condiciones sistémicas, y su impacto en la calidad de vida de los pacientes es considerable.

La agudeza visual se mide comúnmente usando la escala de Snellen, donde una agudeza visual normal es de 20/20. La baja visión se define generalmente como una agudeza visual de 20/70 o peor en el mejor ojo, incluso con la mejor corrección posible. Otra medida importante es el campo visual, que puede estar restringido en personas con baja visión, afectando su capacidad para percibir el entorno completo.

Existen numerosas causas de baja visión, que incluyen enfermedades degenerativas de la retina como la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), el glaucoma, la retinopatía diabética y la retinitis pigmentosa. Cada una de estas condiciones tiene características específicas y mecanismos patológicos que contribuyen a la pérdida de visión.

La degeneración macular relacionada con la edad es una de las principales causas de baja visión en personas mayores de 60 años. Esta enfermedad afecta la mácula, la parte central de la retina responsable de la visión detallada y central. Existen dos formas de DMAE: la seca y la húmeda. La DMAE seca es más común y se caracteriza por el adelgazamiento de la mácula y la acumulación de depósitos llamados drusas. La DMAE húmeda, aunque menos común, es más grave y se caracteriza por el crecimiento anormal de vasos sanguíneos debajo de la retina, que pueden filtrar líquido o sangre, causando daño rápido y severo a la mácula.

El glaucoma es una enfermedad del nervio óptico que generalmente está asociada con una presión intraocular elevada. Esta condición puede causar daño progresivo al nervio óptico, llevando a una pérdida de campo visual y, en casos avanzados, a la ceguera. Existen varios tipos de glaucoma, incluyendo el glaucoma de ángulo abierto, el glaucoma de ángulo cerrado y el glaucoma congénito. El diagnóstico temprano y el tratamiento son esenciales para prevenir la progresión de la pérdida visual.

La retinopatía diabética es una complicación común de la diabetes mellitus y una de las principales causas de baja visión en adultos en edad laboral. Esta condición se caracteriza por cambios en los vasos sanguíneos de la retina, que pueden hincharse, filtrar fluido o sangre, y, en etapas avanzadas, formar tejido cicatricial y vasos sanguíneos anormales. La retinopatía diabética puede progresar desde una forma no proliferativa, donde hay microaneurismas y hemorragias retinianas, hasta una forma proliferativa, donde el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos puede llevar a un desprendimiento de retina y ceguera.

La retinitis pigmentosa es un grupo de enfermedades hereditarias que afectan la retina y causan una pérdida progresiva de la visión. Esta condición se caracteriza por la degeneración de los fotorreceptores, las células responsables de captar la luz, comenzando típicamente con la pérdida de la visión nocturna y de la visión periférica, y progresando hacia una visión en túnel y, en algunos casos, ceguera total.

Además de estas enfermedades, otras condiciones pueden contribuir a la baja visión, como las cataratas, la neuropatía óptica y la distrofia corneal. Cada una de estas condiciones tiene tratamientos y manejos específicos que pueden variar desde medicamentos y terapias hasta procedimientos quirúrgicos y el uso de dispositivos de ayuda visual.

El manejo de la baja visión requiere un enfoque multidisciplinar que incluya a oftalmólogos, optometristas, especialistas en rehabilitación visual y otros profesionales de la salud. La rehabilitación visual es una parte esencial del manejo de la baja visión y puede incluir el uso de dispositivos de ayuda visual como lupas, telescopios y software de aumento, así como entrenamiento en el uso de estos dispositivos y en técnicas para maximizar la visión residual.

Los dispositivos de ayuda visual son variados y están diseñados para ayudar a los pacientes con baja visión a realizar actividades cotidianas. Las lupas de mano o de pie pueden ayudar a leer texto pequeño, mientras que los telescopios pueden mejorar la visión a distancia. Los lectores de pantalla y otros dispositivos electrónicos también pueden ser útiles, permitiendo a los pacientes acceder a información en formato digital con mayor facilidad.

La orientación y movilidad son aspectos importantes del manejo de la baja visión, especialmente para aquellos con pérdida de campo visual. Los pacientes pueden beneficiarse del entrenamiento en técnicas de orientación y movilidad, que incluyen el uso de bastones blancos, perros guía y otros dispositivos de asistencia para navegar su entorno de manera segura y efectiva.

El apoyo psicológico y emocional también es crucial, ya que la baja visión puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y el bienestar mental. Los pacientes pueden experimentar ansiedad, depresión y una pérdida de independencia. La terapia de apoyo y los grupos de autoayuda pueden proporcionar un espacio para compartir experiencias y estrategias de afrontamiento.

Las innovaciones tecnológicas están jugando un papel creciente en el manejo de la baja visión. Los avances en la tecnología de realidad aumentada y virtual están proporcionando nuevas herramientas para ayudar a los pacientes a mejorar su visión y su calidad de vida. Los dispositivos de realidad aumentada pueden superponer información visual adicional en el campo de visión del usuario, mientras que las aplicaciones de realidad virtual pueden ayudar en la rehabilitación visual mediante el uso de entornos simulados.

La investigación continua en genética y biología molecular también está proporcionando nuevas perspectivas para el tratamiento de condiciones que causan baja visión. Las terapias génicas y celulares están siendo exploradas como posibles tratamientos para enfermedades hereditarias de la retina y otras condiciones que actualmente no tienen cura.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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