DICCIONARIO MÉDICO

Absceso cerebeloso

¿Qué es un absceso cerebeloso?

Un absceso cerebeloso es una acumulación localizada de pus en el cerebelo, una región del cerebro encargada de coordinar el movimiento y el equilibrio. Este tipo de absceso se considera una emergencia médica debido a la posibilidad de daño neurológico grave y a las complicaciones potencialmente mortales si no se trata de manera oportuna. Los abscesos cerebelosos pueden resultar de infecciones bacterianas, micóticas o parasitarias y se desarrollan cuando los patógenos invaden el tejido cerebeloso, provocando una respuesta inflamatoria que culmina en la formación de una cavidad purulenta.

Causas del absceso cerebeloso

Los abscesos cerebelosos pueden ser causados por diversas bacterias, siendo las más comunes Streptococcus pneumoniae, Staphylococcus aureus, Haemophilus influenzae, y bacterias anaerobias como Bacteroides y Fusobacterium. También pueden ser consecuencia de infecciones micóticas, especialmente en pacientes inmunocomprometidos, con organismos como Aspergillus y Candida. En algunas regiones, infecciones parasitarias como la neurocisticercosis pueden resultar en la formación de abscesos cerebrales, incluyendo el cerebelo.

La etiología de los abscesos cerebelosos incluye la diseminación hematógena de una infección localizada en otra parte del cuerpo, como los pulmones, el corazón o los senos paranasales. Las infecciones del oído medio y mastoides también pueden extenderse al cerebelo a través de la continuidad anatómica. Además, los traumas craneales y las cirugías neurológicas pueden introducir patógenos en el tejido cerebeloso, resultando en la formación de abscesos.

Síntomas de un absceso cerebeloso

El cuadro clínico de un absceso cerebeloso puede variar, pero generalmente incluye síntomas neurológicos y signos sistémicos de infección. Los pacientes suelen presentar cefalea, fiebre, náuseas, vómitos y alteraciones del estado mental.

  • La cefalea es a menudo severa y localizada en la región occipital.
  • Los síntomas neurológicos específicos pueden incluir ataxia, que es una pérdida de coordinación motora, disartria, que es dificultad para hablar, y nistagmo, que es un movimiento ocular involuntario.
  • En casos graves, la compresión del tronco encefálico por el absceso puede resultar en alteraciones de la conciencia, déficits neurológicos focales y signos de hipertensión intracraneal como papiledema.

Diagnóstico del absceso cerebeloso

El diagnóstico de un absceso cerebeloso se basa en una combinación de hallazgos clínicos, estudios de imagen y pruebas microbiológicas.

  • La resonancia magnética (RM) con contraste es la modalidad de imagen de elección debido a su alta sensibilidad y especificidad para detectar abscesos cerebrales y evaluar su tamaño, localización y características.
  • La tomografía computarizada (TC) también puede ser útil, especialmente en situaciones de emergencia o cuando la RM no está disponible.
  • Las pruebas microbiológicas incluyen cultivos de sangre y de líquido cefalorraquídeo (LCR) obtenidos por punción lumbar, aunque esta última debe realizarse con precaución debido al riesgo de herniación cerebral en presencia de hipertensión intracraneal. La identificación del patógeno causante es crucial para guiar la terapia antimicrobiana adecuada.

Tratamiento del absceso cerebeloso

El tratamiento de un absceso cerebeloso generalmente implica una combinación de terapia antimicrobiana y, en muchos casos, intervención quirúrgica.

  • La elección del régimen antimicrobiano debe basarse en los patógenos más probables y ajustarse según los resultados de los cultivos y las pruebas de sensibilidad. Los antibióticos de amplio espectro que cubren tanto bacterias aerobias como anaerobias suelen ser necesarios. La duración de la terapia antimicrobiana puede variar, pero a menudo se requiere un tratamiento prolongado de varias semanas a meses para asegurar la resolución completa del absceso.
  • La intervención quirúrgica puede incluir el drenaje del absceso o, en casos graves, la excisión completa del mismo. El drenaje puede realizarse mediante procedimientos mínimamente invasivos, como el drenaje estereotáctico, que utiliza técnicas de imagen para guiar la colocación de una aguja de drenaje en la cavidad del absceso. La excisión quirúrgica puede ser necesaria en casos donde el absceso es grande, multiloculado, o no responde al tratamiento conservador. La elección del abordaje quirúrgico depende de varios factores, incluyendo el tamaño y la localización del absceso, la condición clínica del paciente y la disponibilidad de técnicas y recursos especializados.

El manejo de los pacientes con absceso cerebeloso requiere un enfoque multidisciplinar, involucrando a neurocirujanos, neurólogos, especialistas en enfermedades infecciosas, y radiólogos. El seguimiento clínico y radiológico es crucial para asegurar la resolución completa del absceso y prevenir complicaciones a largo plazo como el desarrollo de cicatrices cerebrales, la recurrencia de la infección, y los déficits neurológicos persistentes. Los estudios de imagen de seguimiento, como la RM y la TC, son útiles para monitorizar la respuesta al tratamiento y detectar cualquier complicación temprana.

Complicaciones de un absceso cerebeloso

Las complicaciones de un absceso cerebeloso pueden ser severas y potencialmente mortales si no se tratan adecuadamente. Estas complicaciones incluyen la diseminación de la infección a otras áreas del cerebro, resultando en meningitis o encefalitis, la formación de trombosis venosa cerebral, y la hipertensión intracraneal con el riesgo de herniación cerebral. La compresión del tronco encefálico por el absceso puede resultar en alteraciones graves del estado de conciencia y funciones vitales, llevando a la necesidad de cuidados intensivos y soporte ventilatorio en algunos casos.

Prevención del absceso cerebeloso

La prevención de los abscesos cerebelosos implica el manejo adecuado de las infecciones iniciales, el uso prudente de antibióticos para prevenir infecciones secundarias y la adopción de técnicas asépticas estrictas durante los procedimientos quirúrgicos y otras intervenciones invasivas.

En pacientes con factores de riesgo, como aquellos con enfermedades crónicas, inmunosupresión o antecedentes de infecciones recurrentes, es esencial un monitoreo y manejo riguroso de sus condiciones subyacentes para reducir el riesgo de desarrollo de abscesos cerebrales.

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