DICCIONARIO MÉDICO

Recto

¿Qué es el recto?

Dentro de la anatomía humana, el recto representa la última porción del sistema digestivo, situándose continuamente al colon sigmoides y extendiéndose hasta el canal anal, donde los desechos del cuerpo son excretados. Este órgano tubular, de aproximadamente 15 centímetros de longitud, desempeña un papel fundamental en el proceso de defecación, actuando como lugar de almacenamiento temporal para las heces antes de su eliminación.

El recto se encuentra anclado en la cavidad pélvica, rodeado por múltiples estructuras que incluyen músculos, tejido conectivo y vasos sanguíneos, los cuales contribuyen a su funcionalidad y sostén. La pared del recto está compuesta por varias capas: la mucosa, que es la capa más interna y entra en contacto directo con las heces; la submucosa, que contiene tejido conectivo, vasos sanguíneos y nervios; la muscular propia, que comprende capas de músculo liso responsable del movimiento peristáltico; y finalmente, la adventicia o serosa, dependiendo de la región del recto que estemos considerando.

El flujo sanguíneo hacia el recto es suministrado por la arteria rectal superior, proveniente de la arteria mesentérica inferior, y por las arterias rectales media e inferior, ramas de la arteria ilíaca interna. La importancia de este suministro sanguíneo radica en su aporte de nutrientes y oxígeno, así como en la eliminación de residuos metabólicos del tejido rectal. A su vez, el drenaje venoso se realiza a través de las venas rectales, que siguen el trayecto de las arterias correspondientes.

El recto también se caracteriza por tener una serie de pliegues transversales, conocidos como válvulas de Houston, los cuales pueden influir en la retención y movimiento de las heces. Estas válvulas, junto con el esfínter anal interno y externo, regulan la evacuación fecal. El esfínter anal interno está compuesto por músculo liso y es involuntario, mientras que el esfínter anal externo consta de músculo estriado voluntario, lo que permite el control consciente sobre la defecación.

La inervación del recto proviene de los plexos hipogástricos y los nervios pélvicos. Estos nervios no solo regulan la motilidad y la secreción sino que también transmiten sensaciones importantes como la distensión rectal, que es esencial para el reflejo defecatorio. Este reflejo se desencadena cuando las heces entran y distienden el recto, lo que resulta en la relajación del esfínter anal interno y la contracción del recto, promoviendo la necesidad de defecar.

El correcto funcionamiento del recto y de su mecanismo de evacuación es crucial para la salud digestiva y general. Trastornos como el estreñimiento crónico, las enfermedades inflamatorias como la colitis ulcerosa, las neoplasias rectales y los trastornos funcionales como el prolapso rectal o el síndrome del intestino irritable, pueden alterar de manera significativa la estructura y la función del recto.

El diagnóstico y evaluación de la patología rectal pueden realizarse a través de diversos estudios. La exploración física, incluyendo el tacto rectal, proporciona información valiosa sobre la integridad de las estructuras anorrectales, la presencia de masas o anormalidades. Procedimientos endoscópicos como la rectoscopia y la colonoscopia permiten la visualización directa de la mucosa rectal y son esenciales en el diagnóstico de enfermedades inflamatorias y neoplásicas. Por otro lado, técnicas de imagen como el ultrasonido endoanal, la resonancia magnética y la tomografía computarizada pueden ser utilizadas para evaluar más detalladamente la anatomía rectal y perirrectal.

El tratamiento de las afecciones rectales varía según la etiología y puede incluir tratamientos médicos, cambios en el estilo de vida, procedimientos endoscópicos y cirugías. En el caso de trastornos funcionales, como el estreñimiento, las modificaciones dietéticas para aumentar la ingesta de fibra y la promoción de la actividad física suelen ser la primera línea de manejo. Los tratamientos médicos, por otro lado, pueden incluir el uso de laxantes, supositorios, enemas o medicamentos que modifican la motilidad intestinal.

Cuando se trata de condiciones más graves, como las neoplasias rectales, el abordaje terapéutico puede ser más complejo, incluyendo la combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia, dependiendo del estadio y la naturaleza del tumor. La cirugía, en particular, puede variar desde procedimientos mínimamente invasivos hasta resecciones mayores, como la proctectomía, con o sin preservación del esfínter anal.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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