DICCIONARIO MÉDICO

Reflujo vésico-renal

¿Qué es el reflujo vésico-renal?

El reflujo vésico-renal, conocido en algunos ámbitos como reflujo vesicoureteral (RVU), es una afección urológica que se presenta cuando la orina que está en la vejiga fluye hacia atrás hacia los uréteres e incluso puede llegar hasta los riñones. Es crucial entender que, bajo condiciones normales, la orina debe fluir solo en una dirección: desde los riñones, pasando por los uréteres, y finalmente llegando a la vejiga para ser excretada. En el caso de que haya un retorno de este flujo, estamos frente a un cuadro de reflujo vésico-renal.

Dentro del contexto anatómico, es relevante destacar que el sistema urinario está diseñado de tal manera que evita este tipo de anomalías. Los uréteres ingresan a la vejiga en un ángulo específico y con una longitud intramural particular que, cuando la vejiga se llena, funciona como una válvula para evitar que la orina regrese. Sin embargo, si este mecanismo falla o si hay alguna alteración en la estructura, el riesgo de RVU aumenta.

La importancia de identificar y tratar adecuadamente el reflujo vésico-renal radica en las posibles complicaciones asociadas a esta afección. La orina, al regresar hacia los riñones, puede traer consigo bacterias presentes en la vejiga, lo que aumenta el riesgo de infecciones del tracto urinario superior, conocidas como pielonefritis. Estas infecciones pueden ser graves y, si no se tratan adecuadamente, pueden llevar a daño renal a largo plazo.

Existen distintas causas que pueden predisponer o provocar el reflujo vésico-renal. Una de ellas es de origen congénito. En algunos niños, la conexión entre el uréter y la vejiga no se desarrolla adecuadamente, lo que facilita el flujo retrógrado de la orina. También pueden presentarse casos adquiridos, donde factores como infecciones repetidas, obstrucciones o procedimientos quirúrgicos previos en la zona pueden alterar la anatomía normal y favorecer el RVU.

El diagnóstico del reflujo vésico-renal se basa en estudios de imagen específicos. Uno de los más comunes es la cistouretrografía miccional seriada (CUMS), un estudio radiológico que permite visualizar el tracto urinario inferior y detectar la presencia de flujo retrógrado de orina. También puede emplearse la ecografía, especialmente en niños, como método menos invasivo y sin exposición a radiación.

En cuanto al tratamiento, este dependerá del grado de reflujo, de la edad del paciente y de la presencia o no de complicaciones asociadas. En casos leves, especialmente en niños, puede optarse por un seguimiento periódico sin intervención, ya que muchos casos resuelven espontáneamente con el crecimiento. Sin embargo, en situaciones más graves o que presentan complicaciones recurrentes, pueden considerarse opciones quirúrgicas.

La cirugía para el RVU busca corregir la anomalía anatómica que permite el flujo retrógrado de orina. Hay diferentes técnicas, pero una de las más comunes es el reimplante ureteral, donde se modifica la inserción del uréter en la vejiga para restaurar su función valvular. Con el avance de la tecnología, han surgido técnicas mínimamente invasivas y procedimientos endoscópicos que permiten tratar el RVU con menos morbilidad y un tiempo de recuperación más rápido.

Una parte integral del manejo del reflujo vésico-renal es la prevención de infecciones. Dado que el RVU aumenta el riesgo de infecciones del tracto urinario, en algunos casos puede recomendarse el uso profiláctico de antibióticos a bajas dosis para reducir este riesgo.

El pronóstico del reflujo vésico-renal es variable. Muchos niños con RVU leve superarán esta afección a medida que crecen y su sistema urinario madura. Sin embargo, aquellos con grados más severos o con complicaciones asociadas, como infecciones recurrentes, pueden requerir intervenciones más agresivas y un seguimiento más prolongado.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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