DICCIONARIO MÉDICO

Radioscopia

¿Qué es la radioscopia?

La radioscopia es una técnica de diagnóstico por imagen que utiliza rayos X para visualizar estructuras internas del cuerpo en tiempo real. A diferencia de la radiografía convencional, que produce imágenes estáticas, la radioscopia permite la observación continua de los procesos fisiológicos internos y la guía precisa durante procedimientos quirúrgicos o diagnósticos. Este método es ampliamente utilizado en diversas especialidades médicas, incluyendo la cardiología, la gastroenterología, la ortopedia y la urología, y es fundamental para el manejo y tratamiento de una amplia gama de condiciones médicas.

La radioscopia funciona mediante la emisión de rayos X, que son formas de radiación electromagnética capaz de atravesar tejidos blandos pero que son parcial o totalmente absorbidos por tejidos más densos, como los huesos. Al pasar a través del cuerpo, los rayos X son captados por un detector especial, que convierte estas señales en imágenes visuales. Estas imágenes se proyectan en un monitor, permitiendo a los médicos observar las estructuras internas del cuerpo y realizar procedimientos con una precisión excepcional.

El uso de la radioscopia en medicina ha evolucionado significativamente desde su invención, gracias a los avances tecnológicos que han mejorado la calidad de las imágenes y reducido la exposición a la radiación. Los sistemas modernos de fluoroscopia digital, por ejemplo, utilizan detectores de alta sensibilidad y algoritmos de procesamiento de imágenes para producir imágenes claras y detalladas con dosis de radiación más bajas.

En cardiología, la radioscopia es esencial para procedimientos como la angiografía coronaria, el cateterismo cardíaco y la colocación de stents. Permite a los médicos visualizar las arterias coronarias, evaluar su función y realizar intervenciones terapéuticas cruciales. La visualización en tiempo real es vital para guiar los instrumentos a través de los vasos sanguíneos y para colocar dispositivos como stents o válvulas cardíacas con precisión.

En ortopedia, la radioscopia se utiliza para guiar procedimientos de reducción de fracturas y colocación de implantes. Facilita a los cirujanos la visualización de huesos y articulaciones durante la cirugía, asegurando la correcta alineación y fijación de los componentes ortopédicos. También se utiliza en la inyección de articulaciones y otros procedimientos de manejo del dolor, donde la precisión en la colocación de agujas o catéteres es crítica.

En gastroenterología, la radioscopia juega un papel importante en procedimientos como la endoscopia y la colocación de sondas de alimentación. Permite a los médicos visualizar el tracto gastrointestinal y guiar los instrumentos a las áreas de interés.

La radioscopia también es fundamental en procedimientos urológicos, como la colocación de stents ureterales y la litotripsia, un procedimiento para descomponer cálculos renales o biliares.

A pesar de los beneficios indiscutibles de la radioscopia, la exposición a la radiación ionizante conlleva riesgos, incluyendo la posibilidad de daño a los tejidos y el aumento del riesgo de cáncer. Por lo tanto, se aplican principios de radioprotección, como la justificación de cada procedimiento, la optimización de la exposición para minimizar la dosis de radiación y el uso de medidas de protección personal. Los avances tecnológicos han contribuido a reducir significativamente las dosis de radiación, y el desarrollo de protocolos y guías clínicas ayuda a garantizar que los beneficios de la radioscopia superen los riesgos asociados.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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