Implante auditivo de tronco cerebral
Historia de Carmen

Antonio S. y Maica D. son los padres de Carmen, que a los 4 meses de edad le diagnosticaron hipoacusia bilateral profunda.

Antonio S. y Maica D., padres de Carmen, aseguran que desde la intervención, y más en concreto desde que se le estimuló el receptor externo, encargado de captar los sonidos del exterior y de emitirlos al implante interno, “la niña ha empezado a balbucear y a emitir sílabas como ‘ma, ma, ma’. Ahora, cuando le hablamos, nos mira a la boca.

Se vuelve cuando hacemos ruidos y, en general, nos presta más atención cuando nos dirigimos a ella”.

¿Cuál fue el diagnóstico inicial de la niña y a qué edad se lo comunicaron?
Nos lo dieron al tercer día de haber nacido. Le hicieron una especie de test de audición rutinario que les practican a todos los recién nacidos y no lo pasó. Nos dijeron que volviéramos al cabo de un mes para repetirle las pruebas ya que probablemente se debería a líquido que le taponaba los oídos.

A partir de ahí empezó nuestra preocupación. Tras realizarle varias pruebas, le practicaron unos drenajes para descartar la posibilidad de taponamiento. Era nuestra última esperanza. Pero desgraciadamente no resultó

¿Qué otras pruebas le hicieron después?
El resultado de las pruebas posteriores fue el mismo. A los 4 meses de edad le diagnosticaron hipoacusia bilateral profunda. Nos hablaron de la posibilidad del implante coclear. Empezaron entonces con las pruebas pertinentes para iniciar el programa.

Cuando les hablaron de la posibilidad de un implante coclear ¿qué pensaron?
Llegamos a la Clínica Universidad de Navarra gracias a que nos remitieron a este centro desde el Servicio de Salud de Murcia. En la Clínica entramos en contacto con un grupo de padres y de niños con implante coclear. Observamos que eran capaces de hablar y de comunicarse perfectamente. Eso nos llenó de esperanza. Nuestra hija podía llegar a ser una niña completamente normal. Sin embargo, no era el diagnóstico real.

Cuando Carmen ya había cumplido los 7 meses, tuvimos la primera visita con el doctor Manrique en la Clínica. Él hizo que le repitieran todas las pruebas para asegurar el diagnóstico. Finalmente nos dio los resultados definitivos: padecía una hipoacusia debido a la ausencia de nervio auditivo. El nuevo diagnóstico descartaba totalmente la posibilidad de un implante coclear, ya que el problema no estaba en la cóclea y, por tanto, ese tratamiento no servía.

¿Cómo se sintieron en aquel momento?
El nuevo diagnóstico hizo que nos viniéramos muy abajo. Fueron momentos de grandes dudas y de un enorme agobio. Pero a la vez les dieron otras alternativas de tratamiento.

El doctor Manrique propuso la opción de un implante auditivo de tronco cerebral (IATC), aunque nos advirtió de que no existían precedentes de seguimiento a largo plazo y que, por tanto, no nos podían asegurar hasta qué punto podían mejorar las posibilidades auditivas de Carmen. También nos expuso que la intervención entrañaba mayor riesgo que la de un implante coclear.

¿Tuvieron clara su decisión?
La verdad es que aceptamos aferrándonos a la única posibilidad de mejora para Carmen y hoy podemos decir que la recuperación ha sido rapidísima y que notamos importantes mejoras.

Cada día suyo podemos decir que es como el de cualquier otro bebé, con el único inconveniente de que tenemos que estar pendientes de que no se le caiga el aparato que lleva colocado en el exterior y de que no se lo lleve a la boca. Además, recibe estimulación todos los días a cargo de una logopeda con el objetivo de que le enseñe a comunicarse, a reconocer los sonidos y a ser una niña sociable.